Aunque la actividad de la caza sigue siendo uno de los motores de la vida económica y social en los pueblos de nuestra provincia, y a pesar de estar tan mal reconocida en nuestra sociedad actual impregnada de buenismo sin alcanzar nunca el análisis de las consecuencias y los beneficios de las cosas, quiero hoy traer algunas memorias históricas que nos hablan de aquella actividad a lo largo de los siglos en nuestra tierra. Seguro que quien mejor habría podido escribir este pequeño memorial de cazas es Antonio Pérez Henares, cuya defensa de la actividad, acompañada siempre de razonamientos, resulta meritoria y ejemplar. Chani (para los amigos) en sus escritos sobre caza (le leo en La Razón todos los domingos) llega a ponerme lo pelos de punta con su saber hacer, su veteranía y, sobre todo, con su sensibilidad y poesía para explicar lo que para otros es un acto de crueldad, y para él, y para muchos otros entre los que me cuento, es una pasión que pone al hombre en su sitio cabal frente a la Naturaleza. Desde los tiempos más remotos se ha ocupado el hombre a la caza de los animales, que en unos casos, los más primitivos, eran de crucial importancia para su alimentación y supervivencia, y en otros, ya más modernos, de mero pasatiempo. En la que hoy es la provincia de Guadalajara han quedado huellas de esta actividad cazadora del hombre, bien de tipo arqueológico, artístico e histórico. Espigando entre las más curiosas de estas noticias, y con objeto de dar en esta ocasión una panorámica anecdótica de la actividad cinegética de los pobladores de esta tierra, van aquí breves noticias de lo que podría ser llamado, e incluso acometida por quien guste del tema, la historia de la caza en Guadalajara. No me extrañaría que un día Chani se pusiera manos a la obra en esta que resulta ser tan necesaria. Ya en los tiempos más remotos había una gran cantidad de seres vivos en estas latitudes. En la zona norte de la provincia, en la región de Campisábalos y Villacadima se han encontrado algunos huesos de jirafa y mamut en un afloramiento potiense, lo que significa la existencia de estos grandes animales que podrían ser cazados por los pobladores del territorio, aunque esto es poco probable. Más modernos son los vestigios, incluso gráficos, que sobre el tema de la caza encontramos […]