Pequeño, y sabroso, libro de 62 páginas, en cuarto menor, editado por “Almaburu” en 1995. El escritor José [Pepe] Esteban, un “golfo de bien” como le calificó Sender, se dedicó a buscar todas las referencias a Guadalajara que don Benito Pérez Galdós hizo en sus obras. Y consigue arracimar un buen número, con especial dedicación a la Alcarria, a la miel y los meleros, a los muleteros de Maranchón, a los cofrades de La Caballada en Atienza, a los canónigos de Sigüenza y otras muchas interesantes referencias de primera mano, porque Galdós visitó nuestra tierra, aunque sin haber dejado memoria de sus correrías concretas, excepto la algarabía que vivió en octubre de 1868 cuando el “tren con ministros y periodistas” que viajaba a Zaragoza se paró para que el general Serrano y el almirante topete saludaran al obispo Benavides, que les abrazó al son del himno de Riego.
Esteban, que tiene un raro (por lo pulcro y bien acabado) escribir, que nos recuerda a Baroja, se entretiene sobre todo en el discurrir vital de Pepe Fajardo, el personaje natural de Sigüenza y con anclajes en Atienza de sus episodios dedicados a “Las tormentas del 48” y “Narváez”. Un resumen perfecto, una obrita modélica, que leeremos al menos una vez cada año, a partir de ahora (y especialmente en este 2020 que es el centenario de la muerte de Galdós).