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diciembre, 2011:

Los mejores puentes de Castilla la Mancha

TOLEDO: Puente de Alcántara

En todas partes donde hay ríos se ven puentes, obligadamente. En la Antigüedad, los ríos eran las verdaderas fronteras, los límites tangibles de las naciones. Porque con un burro y tus propias piernas, podías cruzar cordilleras, por altas que fuesen, pero un río, sin una barca en que montarte, era imposible cruzar. En los puentes se puso, además de la frontera, el uso que más fortuna ha hecho entre los humanos: el cobro de impuestos por parte de la autoridad que gobierna el puente.

En la parte de Castilla en que vivimos, la ahora denominada Castilla la Mancha, y que cubre la meseta inferior de Castilla hasta el Tajo y la Mancha, hay pocos ríos, es una tierra más bien seca. Así y todo, especialmente en la cabecera de sus cuencas hidrográficas, y especialmente enla del Tajo, llueve bastante y de ella salen muchos ríos. Las actuales provincias de Guadalajara y Cuenca son, por tanto, las que más puentes tienen. Vamos a viajar por las cinco provincias, y destacar al menos un puente en cada una de ellas. (más…)

La Roldana nos felicita la Navidad

Grupo en terracota de los Primeros Pasos de Jesús, obra de Luisa Roldán, "La Roldana", conservado en el Museo Provincial de Bellas Artes de Guadalajara

¿Quien fue la Roldana, y por qué nos felicita la Navidad?

En esta Navidad la empresa Correos nos ha querido felicitar las Pascuas, y darnos la posibilidad de que se las felicitemos a nuestros amigos, con un sello postal que dentro de la pareja habitual de sellos navideños, muestra en el del valor sencillo, el de 35 céntimos de Euro, una espectacular escultura que se conserva en el Museo Provincial de Bellas Artes de Guadalajara, y que sirve hoy para, -al tiempo de poder felicitar a mis lectores esta Navidad que está a la vuelta de la hoja del calendario- recordar a la mujer que tuvo la habilidad, en el siglo XVII, de esculpir esta maravillosa obra de arte.

Vida de “La Roldana”

La autora de esta singular pieza artística, que hoy podemos lucir con orgullo en las vitrinas delMuseo Provincialde Bellas Artes de Guadalajara, fue Luisa Roldán Villavicencio, a la que la historia del arte ha conocido habitualmente con el sobrenombre de “La Roldana”. (más…)

La iglesia de San Nicolás en Guadalajara

Grupo de la Santísima Trinidad en la fachada del templo de San Nicolás de Guadalakjara, que fue levantado para iglesia del Colegio de la Compañía de Jesús.

Recorrer la capital de nuestra provincia supone encontrar con frecuencia edificios antiguos, algunos espléndidos, la mayoría bien cuidados, que nos dan la posibilidad de admirar facetas del arte de antiguos tiempos, especialmente en los aspectos arquitectónicos, espaciales, escultóricos y pictóricos. Con sus detalles puntuales de orfebrería, de heráldica y tejidos o artesanías sobre hierro y madera.

Nos vamos a parar en un céntrico edificio, la iglesia parroquial de San Nicolás, que fue en su día, cuando se construyó en el siglo XVII, templo mayor de los jesuitas en la ciudad. El 18 de enero de 1982 fue declarada esta iglesia como Monumento Histórico-Artístico de categoría nacional, después de haber apostado por esa declaración, y para la que facilité los informes previos de solicitud. Merece la pena hacer un alto en el paseo, -turístico o habitual- por la Calle Mayor, y estar no más de veinte minutos, media hora máximo, admirando sus interesantes detalles.

La construcción del templo

La llegada de los jesuitas a Guadalajara se propició por un grupo de nobles alcarreños a finales del siglo XVI, pero hasta el 1619 no tuvo lugar la definitiva fundación, que corrió a cargo de la linajuda familia de Lasarte. Lentamente se fueron abriendo el Colegio y convento (1631) y la iglesia o capilla del mismo (1647).. Un siglo largo después, en 1767, los jesuitas fueron desalojados de este lugar, como de toda España, y posteriormente fue destinado el edificio a Hospicio de la ciudad, pasando su capilla a ser parroquia de San Nicolás el día 7 de Septiembre de 1770, por un real decreto con «el dictado de Real Parroquia de San Nicolás». Así pues, está claro que esta iglesia parroquial que ahora lleva el título de otra más antigua, mudéjar, que existió enfrente, donde luego se alzó el teatro municipal y el Banco de España, fue levantada para ser capilla de un Colegio de la Compañía de Jesús, y es por ello que su estructura refleja la forma en que esta institución componía sus lugares de rito y oración. Como si fuera una miniatura del Gesú de Roma, así San Nicolás de Guadalajara se nos muestra hoy espléndida en sus volúmenes y espacios de grandes dimensiones, con su decoración original todavía en pie, tras muchas restauraciones que han conseguido mantener su primitivo aspecto.

 

Visto desde fuera

 

Presenta este edificio una fachada de fábrica de ladrillo sobre zócalo de piedra, y un conjunto de portada barroca realizado en piedra de Tamajón, consistente en arco semicircular escoltado de un par de columnas con capiteles corintios, sobre las que apoyan sendos inicios de un frontón partido en los que apoyan ángeles genuflexos, y en el centro del conjunto una talla dela Santísima Trinidadpresidida por un Sol, y rematando el conjunto con hornacina en la que aparece estatua de la Fe, obra todo ello de finales del XVII.

Visto por dentro

El interior, en la más pura línea de las construcciones jesuíticas, es de un arrebatado barroquismo; su planta es de cruz latina, con capillas a ambos lados del tramo de los pies, y tres naves separadas por anchísimos pilastrones; un crucero muy acentuado sobre el que apoya, sobre pechinas, una enorme cúpula semiesférica con balconada a su alrededor y prolija decoración de yeserías barrocas, en cornisa, chaflanes, frisos y pilastras. Sobre la pared del fondo del presbiterio, el altar mayor es una soberbia pieza barroca con columnas salomónicas cubiertas de pámpanos y uvas, y en el entablamento una serie de ángeles contorsionados que escoltan al grupo de talla, magnífico, deLa Trinidad. Enel centro del conjunto aparece un moderno Crucifijo, obra del escultor Navarro Santafé, puesto allí en los años setenta del siglo pasado.

La primera capilla de la nave derecha, entrando a la iglesia, está dedicada a la Virgen del Pilar.

En la segunda capilla se encuentra el sepulcro del comendador santiaguista D. Rodrigo de Campuzano, de la que más adelante hablaré con detalle. En la tercera capilla aparece el altar de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Su origen está en la fundación de la Cofradía del mismo título, creada en 1946 por donPedro SanzVázquez.

Ya en el crucero, y también al lado derecho, se encuentra el altar de la Virgen de la Soledad, con retablo barroco, a la que se le tiene una gran devoción y cuya hermandad, fundada en 1469, cuenta con más de ochocientos hermanos.

Siguiendo la visita del templo, en la nave izquierda se encuentran las capillas de la Inmaculada, de la Virgen de la Paz, de Santa Teresa, y en el crucero,la Virgen Milagrosa, también con retablo barroco.

En el pavimento de la nave, delante del presbiterio, podemos ver una serie de lápidas mortuorias, pertenecientes a las personas que en el siglo XVII fundaron el templo de los jesuitas, en concreto varios miembros de la familia de los Lasarte, con sus fechas de nacimiento y muerte, y sus escudos de armas tallados en ellas.

 

El enterramiento del caballero Campuzano

 

En la segunda capilla a la derecha según se entra desde la calle encontramos el enterramiento del Caballero y Comendador santiaguista Rodrigo de Campuzano, muerto en 1484, y cuya estatua yacente, obra gótica de la escuela arriacense del maestro Sebastián de Almonacid, ejecutada en Guadalajara a fines del siglo XV, se enmarca por arcosolio del siglo XVIII puesto por sus herederos, lo mismo que la cama adornada de leyenda y escudos. Son sus dimensiones de 3,25 m. de ancho por3,50 mde altura. Fue traida a este lugar a final del siglo XVIII cuando se tralsadó aquí la parroquia de San Nicoás, en la que se enterró inicialmente.

Muestra la imagen, tallada en alabastro, de un caballero que viste a la usanza militar castellana, con espada entre ambas manos y cubierta la cabeza con simple bonete, como vemos en la imagen que acompaña a estas líneas. Apoya la cabeza en gran almohadón que se eleva gracias a varios libros que aparecen debajo, en un detalle iconográfico inusual, y que definen al personaje como un guerrero que lee, paradigma del tópico cultural del humanismo aristocrático: el equilibrio entre las armas y las letras. Este retrato funerario tiene el interés de comunicarnos cómo percibieron sus contemporáneos al difunto en vida.

A los pies del caballero aparece un pajecillo velando por él que apoya su cabeza melancólica sobre el yelmo de su amo. Existen algunas similitudes entre esta escultura y la del también comendador santiaguista Martín Vázquez de Arce (el «Doncel» de Sigüenza), que algunos atribuyen al mismo autor. En primer lugar la actitud de los pajes es muy parecida; ambos descansan sobre el yelmo de su amo. Los dos caballeros presentan el mismo realismo cargado de detalles en el trabajo de las calzas, la cota de malla y el calzado. A esto hay que añadir la pasión por las letras en ambos personajes.

En el sepulcro solo existe un texto original, del siglo XV, que corre tallado en letra gótica sobre una placa de mármol tallado y puesta en el fondo del arcosolio, que dice así:

«AQUÍ ESTA SEPULTADO EL HONRRADO Y VIRTUOSO CAVALLERO RODRIGO DE CAMPUSANO ‑ COMENTDADOR ENLA HORDEN DE SANTIAGO; HIJO DE RRODRIGO DE CAMPUSANO NIETO ‑ DE GOMES GUTIERRES DE HERRE­RA y DE DONNA HURRACA LASA VISNIETO DE ALONSO DE LAVEGA y DE JUAN GUTIERRES DE HERREROS, CAVALLERO QUE FUE DE LA VANDA -Y DE PERO DIAS DE SAVALLOS PASO DESTA VIDA PRESENTE AÑO DE MIL CCCCLXXXVIII».

Añadida bajo ella, también en el fondo del arcosolio existe una placa en la que se lee esta otra larga leyenda: «LA CAPILLA, SEPULCRO y EPITAFIO DEL COMENDA­DOR RODRIGO DE CAMPUZANO CON SUS ARMAS, QUE DESDE EL AÑO 1488 SE HALLABAN EN LA ANTIGUA PA­RROCHIAL DE SANT NICOLAS, LA PRIMERA AL LADODEL EVANGELIO PROPIA DE SU MAYORAZGO. LE TRAS­LADO A ESTA RC DE LA MISMA ADBOCACION, SVBRO­GANDOLE POR AQUELLA DE ORDEN DE S. M. Y ANTE EL CONSEXO DE LA GOVERNACION DE TOLEDOLA DE LA ADBOCACIONDE SR. SAN MIGUEL QUE ES LA SE­GUNDA ENTRAN° A LA DERECHA, DE LA QUE HABIENDO TOMADOPOSESION EN 19 DE FEBRERO DE 1772, Dn IE­GO CARRILLO DE ALBORNOZ, BRAVO DE LAGUNAS, CAMPUZANO, YAÑEZ, CONTRERAS Y LASARTE CONDE DE MONTEMAR Y SEÑOR DEL CASTILLO DE MIRAVEL, COMO SUBCESOR DE LOS MAYORAZGOS y PATRONATOS QUE POSEE POR DICHOS APELLIDOS, HIZO SU TRASLA­CION EN 21 DE OCTUBRE DE DICHO AÑO DE 1772».

Y estos son los textos de los epitafios laterales al frontal del enterramiento:

«AQUÍ YACE SEPULTADO D. DIEGO JOSEPH CARRILLO DE ALBORNOZ BRAUO DE LAS LAGUNAS PRESA Y BILLELA, CONDE DE MONTEMAR Y DEL CASTILLO DE MIRABEL, PROPIETARIO DE ESTA CAPILLA, FALLECIO EN MADRID A 23 DE DICIEMBRE DE  RUEGUEN A DIOS POR SU ALMA.»

«AQUÍ YACE SEPULTADALA Sa..Da. MARIAANTONIA DE OBIEDO Y AGUILAR HIJA DE LOS S.S. MARQUESES DE BUSCAIOLO, Y MUGER QUE FUE DEL Sr. CONDE DE MONTEMAR DON DIEGO, FALLECIO EN ESTA CIUDAD EN 23 DE DICIEMIBRE DE 1.783. RUEGUEN A DIOS POR SU ALMA.»

La primera de las leyendas, en una difícil letra gótica del siglo XV finales, nos retrotrae al momento del fallecimiento del caballero. Los otros epitafios, añadidos al monumento original, son como se ven alusivos a los descendientes del caballero, propietarios de sus mayorazgos, y autores del traslado de la estatua desde la antigua iglesia de San Nicolás a esta de los jesuitas. Eran estos del linaje de Albornoz, Bravo de Lagunas y Campuzano, y el traslado lo hicieron en 1772.

Un resumen de todos los enterramientos

Hay un libro, que será útil para aquellos que aún tengan la costumbre de leer, y que cuenta uno por uno todos los epitafios, memorias viejas y hermosas calaveras de mármol  de los enterramientos que aún se conservan por la provincia de Guadalajara, en templos y criptas. Lo escribió Ricardo de Orueta hace casi un siglo, y lo ha publicado encuadernado en tela, recientemente,Aache Edicionesde Guadalajara. Un hermoso libro lleno de imágenes, -entre las que resplandecen las del caballero Campuzano- y que lleva por título de sus casi 300 páginas “La escultura funeraria en España. Provincias de Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara”. Además de este caballero arriacense, aparecen con amplitud tratadosel Doncelde Sigüenza, doña Mayor de Alcocer, y don Francisco de Eraso, ahora medio revivido en su mausoleo marmóreo de Mohernando.

Encomiendas y fortalezas sanjuanistas en Guadalajara

La historia de nuestra provincia lleva en sus densas páginas muchos párrafos ocupados por los aconteceres del dominio de las Órdenes Militares. Desde la grande Orden de Calatrava, señora de la Mancha y grandes extensiones por la Alcarria, hasta la de Santiago, con encomiendas suculentas, castillos y puentes. Pasando por los templarios que perdidos en su mitología también tuvieron palabra propia entre nosotros.

Es la Orden de San Juan de Malta  la menos profusa, pero no por ello vamos a olvidarla. Invito a mis lectores a que conozcan los datos, mínimos, escuetos, de la presencia de los Caballeros sanjuanistas, veteranos de las Cruzadas, por Guadalajara y sus cerros.

Aquí conviene recordar brevemente el nacimiento y expansión de la Orden de  San Juan, que por la bula papal Piae Postulatio Voluntatis de Pascual II, de 1113, surge como grupo canónico de carácter hospitalario, añadiendo posteriormente la misión guerrera como ocurre con el resto de órdenes militares a partir de las últimas décadas del siglo XII. En esos momentos aparece en España gracias a la protección de teyes y obispos, siendo la reina doña Urraca la que les abre camino en Castilla y León, y Alfonso II en Aragón. Presidida por el Gran Maestre, como superior espiritual y militar de los caballeros, freires, capellanes y sirvientes se dividió en ocho regiones o lenguas (Provenza, Auvernia, Francia, Italia, Aragón, Castilla, Alemania e Inglaterra). Esas son las que hoy todavía tienen, cada una su propia capilla, en la catedral de Saint John en La Valetta de Malta.

Desde un primer momento, finales del siglo XII, esta Orden recibe en señorío un amplio territorio en las llanuras dela Mancha. Desdelos montes de Mora hasta el Guadiana, comienza a crecer hacia 1150, cuando Alfonso VII les entrega anchas posesiones en Consuegra y Alcázar. Los repobladores de este territorio, en esa remota época, de denominaron “caballeros de frontera”. Durante siglos fue el gran castillo de Consuegra, vigilante pétreo de la llanura manchega, su capital y bastión fundamental, pasando luego, a partir del siglo XVI, y cuando el maestrazgo lo asumen los reyes de España, a Alcázar de San Juan, donde también hoy quedan importantes restos de su palacio castillero.

 Lugares de la Orden de San Juan en Guadalajara

Aunque el asentamiento principal de la Orden correspondió siempre a las tierras de La Mancha, se registran pequeños focos sanjuanistas en tierras actualmente adscritas a la provincia de Guadalajara. Son estos los lugares de Peñalver y Alhóndiga, en la Alcarria, y los de Peñalén y La Yunta, en tierras de Molina de Aragón. Todos ellos contaron con castillos, de los que quedan muy escasos restos.

Sobre la Orden de San Juan en la provincia de Guadalajara se ha escrito muy poco hasta ahora. Es de justicia destacar el estudio de Enrique Rodríguez-Picavea que analiza el asentamiento de la Orden del Hospital en la comarca dela Alcarria, señalando que los asentamientos de Peñalver y Alhóndiga fueron de los primeros que se produjeron enel reinode Toledo que se inició con la donación a la Orden del castillo de Olmos. Y, por supuesto, ha sido el joven historiador alcarreñoAurelio García Lópezquien recientemente ha asumido el más amplio estudio de este tema en su libro sobre la Encomienda sanjuanista de Peñalén, que fue presentado el año pasado.

En Atienza huno también presencia la Orden de San Juan, en los últimos años del siglo XII, como así lo refiere el obispo Minguella en su “Historia de la Diócesis de Sigüenza”. También lo refiere Layna Serrano en su “Historia de Atienza”, afirmando que los caballeros hospitalarios tuvieron casa propia en Atienza y probablemente hospital en ella.

Modernamente han sido los estudios centrados en Alhóndiga y Peñalver, dos enclaves de la Orden de San Juan en Guadalajara, los que más páginas han generado. El cronista provincial Juan Catalina  García López, a finales del siglo XIX inició estos estudios, que se han continuado recientemente con el trabajo que algunos firmamos dentro dela general Historiade Peñalver, otro libro aparecido hará unos 6 años. En todo caso, está claro que esta Orden sanjuanista tuvo vigencia y alzó su palabra en la tierra de Guadalajara desde el momento de la Reconquista hasta el siglo XIX cuando las desamortizaciones de sus bienes en masa.

De forma curiosa, constatamos que la orden de San Juan apareció en Guadalajara antes quela de Calatrava. Enprimer lugar asentaron en Peñalver, aldea que estaba incluida en el alfoz de Guadalajara. Se produjo la donación a la Orden por parte del concejo de Guadalajara gracias a la mediación del rey Alfonso VII. Esta donación tuvo lugar entre los años1148 a1157 y la pertenencia a la Orden de San Juan se produjo en la década de 1170. En esos momentos, la población alcarreña recibió su Fuero señorial.

Las posesiones sanjuanistas de Peñalver y Alhóndiga

La hoy conocida como Orden de Malta, o de San Juan en su origen, tuvo desde el primer momento, en el segundo cómputo del siglo XII, posesiones señoriales en la Alcarria (Alhóndiga y Peñalver), en el territorio agreste de Molina  (Peñalén y  La Yunta) y una casa de labor en Santa María de Poyos, en la orilla derecha del río Guadiela. Además poseyeron algunas propiedades sueltas en otros lugares, pero ya sin jurisdicción señorial.

En Alhóndiga los caballeros sanjuanistas redactaron y otorgaron a sus habitantes una carta-puebla en 1170, expresando que el prior Juan fue el primero en poblar este lugar y conceder a sus vecinos una serie de privilegios, favoreciendo el asentamiento de población inmigrante, en un texto breve y en todo similar a la carta poblacional o fuero de Huete. Tanto en Alhóndiga como en Peñalver, y gracias a sus cartas de población, estimularon la llegada de colonos y nuevos habitantes, arrancando en esos años finales del siglo XII como lugares que mantendrían luego, años adelante, su prosperidad. Es curioso que la datación del Fuero de Peñalver nos arroja casi la misma fecha, 1160, quela de Alhóndiga.

Enrealidad, ambas poblaciones están a un día de camino. En esta última fue el prior don Gutierre quien figura como autoridad emisora de la carta.

Como siempre ocurre en estos casos, la instalación de la orden de San Juan en esta zona fue desencadenante de algunos conflictos con otras autoridades, civiles y eclesiásticas, que se alargaron durante años, pero que seguro en nada rompieron la armonía y el buen pasar de sus poblaciones.

Como datos más antiguos, García López nos desvela que ya en 1228 era comendador de Peñalver don Esteban, según se afirma en la avenencia suscrita entre el arzobispo don Rodrigo de Toledo y la Orden de San Juan de Jerusalén, en momento en que se planteó conflicto sobre las rentas que debían cobrar en las iglesias del arzobispado, entre ellas la de la colocación de Santo Domingo, en Guadalajara, que estaba justo donde hoy la plaza mayor.

La presencia de la Orden de San Juan de Malta y de sus caballeros, freires y priores en Peñalén, es larga y contundente. Allí hubo, incluso, comendador. De todo ello nos ha desvelado noticias inéditas el libro escrito porAurelio García Lópezrelativo a “La Encomienda sanjuanista de Peñalén en el Alto Tajo”, aportando entre otras cosas curiosas la lista casi completa de comendadores que dirigieron ese pequeño territorio serrano durante más de cinco siglos, así como la organización de la aldea, el castillo, los impuestos, las fiestas y las guerras: una visión nueva de una vieja edad: la Media.

Como coda de este tema, simplemente reseñar que en las dos villas sanjuanistas de Peñalver y Alhóndiga, que fueron vendidas por la Orden a particulares en el siglo XVI, en ambas se conserva hoy el testimonio patrimonial de ese cambio de jurisdicción, con la presencia de sendos rollos de villazgo, o picotas, tallados en piedra en las villas referidas.

Las fortalezas sanjuanistas en Guadalajara

Y para terminar, y cumpliendo con el ofrecimiento del título de esta comunicación, resumo en unas pocas líneas la memoria patrimonial de las fortalezas sanjuanistas en tierras de Guadalajara.

La primera de ellas, el castillo de Peñalver. Asienta esta villa en un hondón o pequeño valle que forma la Alcarria en dirección a Tendilla. Sobre el borde de la meseta, sobre una roca blanca, alba, que podría haber dado nombre al lugar, aún se ven dos fuertes restos de amurallamientos de denso sillarejo. Se ha construido entre ellos el cementerio, y bajo la roca y los muros se abren numerosas y hondas cuevas, pues el terreno es blandamente calizo.

En Alhóndiga, ya en pleno valle del río Arlés, sobre un cerro picudo que protege a la población, quedan restos mínimos de vieja alcazaba, que han sido reforzados y aún hoy adornados de falsas almenas, lo que le confiere al verdadero resto castillero de un aspecto de fiereza falsa. Encierra también, lo que queda de este castillo, el Cementerio municipal.

En Peñalén no quedan restos de castillo, pero sabemos donde estuvo, porque viejas crónicas lo refieren. Situada la villa en un espacio ya de por sí agreste, violento y hermoso en los confines del Parque Natural del Alto Tajo, sobre el pueblo se alza una peña que hoy está ocupada por la iglesia, que además fue destruida por completo en 1936 y ahora se ha hecho nueva. Allí estaba el castillo de los sanjuanistas, y posteriormente sobre él se puso el templo en el que abad y comendador a un tiempo gobernaban a sus súbditos.

Finalmente es en La Yunta, remoto lugar del confín molinés, pegado a la raya de Aragón (de ahí su nombre de Junta ó Yunta) donde los sanjuanistas elevaron también fortaleza y alzaron al menos el torreón que hoy queda, de planta cuadrada, muros cerrados, puerta en alto, para mejor defensa, y terraza almenada para controlar el paso de caminos por la paramera.

Música sacra en Sigüenza

El nuevo órgano de San Pascual en la catedral de Sigüenza fue inaugurado el 26 de Noviembre de 2011

El pasado sábado 26 de Noviembre, fue un día grande para el patrimonio provincial: no todos los días se inaugura un órgano catedralicio, y más concretamente en el templo mayor de Sigüenza. A lo largo de la historia, ese hecho se ha dado como mucho en dos o tres ocasiones. Ahora las veremos.

Pero la tarde del pásado sábado fue especialmente emotiva por varias cosas: el rito y la música se juntaron en una jornada en la que se inauguró el nuevo órgano de San Pascual, por la generosidad de unos donantes con raíces en Sigüenza, concretamente don Gaudencio García y su esposa doña Felisa Hernando. El obispo don Atilano Rodríguez bendijo con su potente voz de bajo el instrumento sonoro. Las autoridades (las justas) que asistieron al acto fueron José Manuel Latre, alcalde de la ciudad, y sus concejales, más la presidenta de la Diputación provincial, doña Ana Guarinos. Y todos los canónigos, los seguntinos que aman su catedral y algunos alcarreños varios.

La historia de los órganos catedralicios

Nadie podrá negar que la liturgia ha sido siempre un gran motor del arte. En el caso concreto de la música, toda Europa ha reconocido que la música sacra, más quizás incluso con los protestantes que con los católicos, ha supuesto uno de los grandes tomos de la música clásica, de la hermosa sucesión de los sonidos. Johan Sebastián Bach, Telleman y Palestrina, más los españoles, ingleses e italianos, han contribuido con miles de piezas a dar cuerpo a esa parcela del arte.

Los órganos de los templos han sido los protagonistas de tantas horas mágicas, como el sábado pasado ocurrió en Sigüenza, cuando el aire frío que se movía desde las bóvedas abajo, vibraba entre las piedras y los altares.

La catedral de Sigüenza ha tenido siempre tres órganos. El grande o mayor, que aún continúa en su sitio, desde hace muchos siglos; el pequeño o de San Pascual, que fue el que se inauguró la semana pasada, y el realejo, organillo o portátil, que andaba siempre de aquí para allá, donde se le necesitara.

El órgano grande de la catedral de Sigüenza se encuentra situado en el primer arco del muro del Evangelio, en el coro catedralicio. Es tan grande, que extiende el sistema de 5 campos con 2 torreones flanqueando el campo central, y 7 pequeños campos de tubos mudos que agrandan la caja por la parte superior. Está muy ornamentado con estilo barroco, y va todo dorado y jaspeado. La caja de este órganola hizo Juan de Arauz, “maestro de arquitectura y talla”, un gran artista de la época gloriosa de Sigüenza, quien lo produjo en 1700. Una vez hecha la caja, que aún hoy vemos, albergó dentro hasta tres órganos [musicales] sucesivos.

El primero de ellos y más importante fue el que construyó Domingo de Mendoza, un organero célebre que hizo también el de la Colegiata de Pastrana, y que residía en la Corte: era un gran organero barroco. Fue un regalo, este órgano, que al Cabildo hizo el obispo Francisco Alvarez de Quiñones, nada más llegar a ocupar la silla seguntina.

A lo largo del tiempo, numerosos organeros intervinieron en arreglar y afinar y aún reformar este órgano grande. Entre ellos, a mediados del siglo XVIII, el organero de Tendilla Francisco Martínez. Muy viejo el instrumento, tras la guerra civil hubo que restaurarlo por completo, cosa que se consiguió gracias ala Diputación Provincialde Guadalajara.

El órgano pequeño estaba sobre la parte alta del muro de la Epístola también en el coro. Ahí existió órgano desde 1523 en que lo construyó Cristóbal Cortijo, de Toledo. Muy estropeado ya, en 1700 cuando se hizo el grande intervino sobre el pequeño también Domingo de Mendoza. Pero luego estropeado otra vez, en 1749 se hizo otro totalmente nuevo: lo construyó en este caso el organero residente en Cogolludo, Joseph Loytegui, diseñando la caja el tallista seguntino Ignacio Martínez, y ejecutándolo materialmente los carpinteros, “maestros de arquitectura y talla”, residentes en Medinaceli, Diego Yánez y Roque Lizaun.

Todas estas noticias las tomo de quien más sabe de órganos, de su estructura y de su historia, y de sacarles a sus teclados maravillosas melodías: de don Juan Antonio Marco Martínez, que es actualmente canónigo en la SICB de Sigüenza, ocupando en esa institución el cargo de canónigo organista, y que escribió en 1990 un libro titulado “El órgano histórico en la provincia de Guadalajara” con el que inauguró su obra literaria y de investigación histórica sobre el patrimonio artístico religioso de nuestra provincia. Este sacerdote fue quien interpretó el concierto inaugural, con obras de Josef de Arce, Cabanilles, Walter, Mendelsohn y Bach, el día 26 de Noviembre.

El órgano de San Pascual

Como he dicho más arriba, este segundo órgano, “pequeño” se le llamó siempre, o de “San Pascual” por estar encima de una capilleja dedicada a este santo de la diócesis en la nave de la epístola catedralicia, se puso a comienzos del siglo XVI y se renovó totalmente, en caja y elementos sonantes, a mediados del siglo XVIII. Mal que bien aguantó hasta los días dela Guerra Civil, en los que cayó desguazado para siempre, habiendo estado el muro que lo cobijó vacío desde 1937 hasta hace un par de meses.

En su recuperación se han aliado algunas personas y circunstancias que conviene que queden reflejadas aquí para perenne recuerdo. El matrimonio integrado por D. Gaudencio García y Dª. Felisa Hernando han sido los donantes de esta obra. Hermano él dela beata TeresadelNiño Jesús y de San Juan de la Cruz (una de las mártires carmelitas que fueron asesinadas en Guadalajara en julio de 1936) y de don Julián García, párroco durante años de la iglesia de San Ginés en nuestra ciudad, añade la circunstancia de ser sobrino de don Florentino García, que fue, en tiempos ya lejanos, canónigo de la catedral seguntina, y formador de ambos religiosos en los temas musicales. Una tradición familiar, que unida a la necesidad de reponer ese órgano perdido y al auténtico amor que a la Iglesia tiene este matrimonio, les ha llevado a costear íntegramente el costo de esta gran obra.

La construcción ha sido llevad a cabo por el Taller de Organería Acitores, de Torquemada (Palencia), donde su director, Federico Acitores, maestro organero de gran prestigio en la España actual, lo ha construido en justos 12 meses. Al exterior –lo vemos en las fotografías adjuntas- ofrece la curiosa forma de un castillo o catedral torreada, como esla seguntina. Formatoraramente visto en este tipo de instrumentos. En cuanto a la sonoridad, delicada y potente, según se necesite, consta de dos teclados y pedalero, tiene 1.388 tubos distribuidos en 25 registros, y su estética sonora se encuadra en el barroquismo más puro de los grandes maestros del siglo XVIII.

La inauguración del órgano

A la inauguración, que fue precedida de una misa solemne en el altar mayor de la catedral, oficiada por el Señor Obispo de Sigüenza-Guadalajara, Excmº ac Rvdmº D. Atilano Rodríguez Martínez, y concelebrada por todo el Capítulo catedralicio, siguió la bendición desde el coro: a las palabras episcopales se sumaron algunas frases latinas, el canto de la Salve, el olor del incienso y la luz rebotante por cúpulas y pilares, concediendo a los asistentes la posibilidad de vivir unos momentos de intensa emoción.

Numerosos seguntinos y seguntinas, muchos de ellos cargos directivos de todas las cofradías y hermandades de la ciudad, que sostenían en sus manos las insignias plateadas de estas antiguas instituciones, ocuparon los sitiales del coro alto, donde también se sentaron autoridades civiles, entre ellas el alcalde de Sigüenza, don José Manuel Latre, con todos sus concejales, y la presidenta de la Excmª Diputación Provincial de Guadalajara, doña Ana Guarinos, así como la Cronista Oficialde la ciudad, profesora doña María del Pilar Martínez Taboada. Por supuesto, el Cabildo al completo y muchos fieles seguntinos y de la provincia confirieron con su presencia una idea de expectación y contento generalizados.

El concierto inaugural estuvo a cargo del canónigo organista, don Juan Antonio Marco Martínez, quien dio pruebas de su maestría en el manejo de los teclados y los registros, yendo a más en cada pieza, culminando con la Sexta Sonatasobre el coral “Vater unser im Himmelreich” de Mendelsohn, y añadiendo la coda alegre de un inicio de Te Deum.

El Sr. Marco es hoy profesor en la especialidad de Piano y profesor superior en las especialidades de Órgano y Solfeo-Teoría de la Música-Transposición-Acompañamiento, habiendo ofrecido recitales en instrumentos tan variados como el pequeño órgano de Morillejo o el gran órgano del Auditorio Nacional de la Música de Madrid. Es además investigador del patrimonio artístico provincial, debiéndosele, entre otros, la autoría de los libros “El órgano histórico en la provincia de Guadalajara”, “El retablo barroco en la diócesis de Sigüenza” y muy recientemente “Fuentelsaz, arte y religiosidad”, un repaso completo y detenido del patrimonio de esa villa molinesa.

Uno de los motivos de haber hecho esta inauguración en estas fechas, es el de haberse celebrado, días pasados, la festividad de Santa Cecilia, mártir y patrona de la música y los músicos. Tallada por Martín de Vandoma en una de las hojas de las puertas de la Sacristía de las Cabezas, la vemos junto a estas líneas con la serenidad que el Renacimiento confiere a sus figuras. Otra prueba de que Sigüenza fue, en siglos pasados, un núcleo fuerte y vivo de artistas, de escritores, de pensadores y tallistas de alto mérito.