Armas y blasones de las viejas villas

viernes, 7 enero 2000 3 Por Herrera Casado

Cuando se escribe mucho, se yerra mucho. Como cuando se habla mucho. Las pruebas las tenemos a diario, y uno mismo, que escribe mucho, (un artículo a la semana, y el resumen de cuatro pueblos en un coleccionable también semanal) también se equivoca mucho. Al menos, más que quienes no escriben nunca nada. Por eso es la manía de uno de estar siempre leyendo, siempre que puede y le dejan, por aprender cosas nuevas, por hallar noticias hasta ahora ocultas, por verle la cara desde otro lado a la realidad. Al menos, si no sirve para escribir más paladinamente, puede valer como consuelo de que se intentó hacerlo lo mejor posible.

Vienen estas reflexiones un tanto masoquistas a propósito de haberme encontrado, muy recientemente, con una edición facsímile que ha entrado en mi biblioteca con todos los honores. Porque trata de un tema muy querido, el de los escudos de armas municipales, y porque es en definitiva, como todos los antiguos, un libro bello y cordial, lleno de entusiasmo, y, en este caso también de sabiduría.

Se trata del «Rasgo heroyco, declaración de las empresas, armas, y blasones con que se ilustran, y conocen los principales reynos, provincias, ciudades, y villas de españa, y compendio instrumental de su historia» compuesto por Antonio Moya, vecino de Madrid, quien lo vio editado por sí mismo en 1756, y dedicado al Rey de España, que a la sazón era don Fernando el sexto.

Muy en la línea de la bibliografía ilustrada, se pone en forma de enciclopedia la tarea de escribir sobre la historia, abreviada, de las importantes ciudades de la España de la época, y hacer descripción y dar explicación de sus respectivos escudos de armas, de esas «medallas» que al estilo de los antiguos, explicaban en brevedad y síntesis estupenda la historia toda de la ciudad. Dice el autor en su brebe Introducción, que en el uso de esas armas y blasones «se contiene y cifra el motivo que tuvieron para obstentarlas, como Documento Heroyco de sus nombles principios, y glorioso progressos, con otras memorias, que hacen recuerdo de las circunstancias en que se igualan, ó exceden las unas a las otras».

En la larga lista de ciudades y villas blasonadas que Antonio Moya trata en su famoso libro, figuran algunas de nuestra actual provincia de Guadalajara, y en este impulso de leer primero y después copiar que me ha venido de pronto, quiero dejar aquí impresos, para la general ilustración, goce y curiosidad de mis lectores, lo que el madrileño autor dice de los escudos de algunos pueblos y ciudades de nuestra tierra.

Escudos de pueblos y ciudades de Guadalajara

Ocho son los lugares de nuestra tierra que trata Moya, y que por no hacer el escrito muy largo, ni ser pesado, me limito a copiar lo que dice en cuanto a la estructura, muebles y esmaltes de que consta el escudo de estos lugares, puestos con la misma grafía y por el mismo orden que él los pone en su obra.

Atienza

«Por haber conquistado la Villa de Atienza el Rey Don Alonso el Sexto de Castilla, en el año de 1083, la concedió los Blasones, que obstenta en sus Escudos; y son los mismos, que como Rey de Castilla y de Leon llevaba en sus Vanderas aquel monarca».

Brihuega

«… en memoria de lo dicho, y de venerar por Patrona una imagen de Nuestra Señora, con el Titulo de la Peña, la llevan por Balsón en sus Escudos, y una Fortaleza, que muestra la primera que allí huvo, y la que asiste a sus moradores, que son robustos, fuertes y guerreros…».

Cogolludo

«…mandaron gravar los Cerdas en los Escudos de la Villa sus Armas, que son, en primero y quarto los Blasones de Castilla, y Leon, con colores Reales; y segundo y tercero las tres Flores de Lis de Francia de Oro sobre Campo azur». No me resisto a copiar lo que Moya explica luego para justificar el nombre del pueblo. Dice así: «El nombre con que oy se conoce la villa de Cogolludo, se sabe, que viene derivado de las Cogullas, que usaban los Cavalleros, que allí se establecieron quando se empezó a habitar aquel terreno, y se hizo en él Población».

Guadalaxara

«… se halló en su conquista Alvar Fañez Minaya, Primor del cid Ruy Diaz; y por averse esmerado este en los asaltos, y dexado memoria illustre de sus hechos, tomaron su figura a Cavallo por Blasones, la que mantiene dicha Ciudad en sus Escudos, que blasona de Azur, sembrado de Estrellas de Oro. Esto es lo que su Historia nos refiere, a lo que yo añado, que la figura Equestre, que es un Hombre a cavallo, es Geroglifico de nobleza, valor, ossadia y magestad: Atributos que a la ciudad, y a sus Republicos pertenecen, por lo hidalgos, guerreros, esforzados, y obstentosos, que son, como lo acreditan sus hazañas, de que se pudiera escribir largamente…».

Molina de Aragón

«… por tener estos cerros [en que asienta la villa] semejanza en el nombre, y en la figura con las ruedas de los molinos, tomaron los de Molina el título que tienen, y su imagen por Empressa, poniendo, en Escudo azur, dos Ruedas de Molino de Plata; y despues aumentaron un Brazo con un Anillo en los dedos, en acción de dar: y esto trae su origen del Matrimonio que contraxo la hija de Don Gonzalo Perez de Lara Mofalda con el Infante Don Alonso, hijo del Rey Don Alonso, Rey de Leon, la que llevó en dote dicha Villa, y Señorío, como por la dadiva del Anillo se muestra».

Orche

«sus blasones que son Escudo partido: en primero de Azur, Castillo de Plata, entre dos Olivos… en segundo, del mismo esmalte, propone dicho Escudo dos manos derechas asidas, que también significan paz, concordia, union, amistad, fee y lealtad».

Sigüenza

«El Escudo de Armas y Blasones que la ilustra, el que se ordena partido: en primero, de Azur, Castillo de Oro; en segundo, de gules, Aguila de Sable, con las alas baxadas, coronada a la antigua, y un huesso principal del cuerpo Humano en las garras».

Zifuentes 

«… el qual es [el blasón] un Castillo, en el que se representa su Fortaleza. Al pie de esta Maquina nacen las Fuentes que se han dicho, y muy cerca de ellas están los Molinos, por lo que blasonaron en su escudo de armas por baxo de el Castillo (que laman en punta) dos ruedas de molino».

Y esto es todo cuanto he copiado del libro de Antonio Moya en que refiere cómo son, o como eran a mediados del siglo XVIII, los escudos de las más principales ciudades y villas de la tierra de Guadalajara. Y espero que haya gustado a mis lectores esta vieja plática. Y no digo más.