Las ruinas de la Salceda entre Tendilla y Peñalver
La mañana de invierno surge blanca, luminosa, escarchada y silenciosa. Invita a caminar entre las hierbas húmedas, bajo los cirros blancos y la brisa tenue y congelada. En lo alto del páramo alcarreño, apuntando a la llanura pero todavía en el recuesto, unas ruinas llaman la atención de los viajeros. Se detienen junto a…