Galería de Notables: José Ortiz de Echagüe

viernes, 13 marzo 1987 1 Por Herrera Casado

 

Al haberse cumplido, en meses pasados, el centenario del nacimiento en nuestra ciudad de una de las máximas figuras del universal arte de la fotografía, la Agrupación Fotográfica de Guadalajara y la Institución Provincial de Cultura «Marqués de Santillana» han querido rendir un homenaje de recuerdo y cariño hacia este personaje que resalta las nóminas de artistas de nuestra tierra, siempre pletóricas, pero con él completas. Porque José Ortiz de Echagüe, alcarreño de origen vasco‑andaluz (por la procedencia de sus padres), fue pionero en muchas cosas, como ahora veremos, pero fue sobre todo un gran artista de la fotografía, el arte del siglo XX como se le ha calificado por algunos tratadistas.

El 21 de agosto de 1886 vino al mundo en Guadalajara José Ortiz de Echagüe, y ello fue porque su padre, granadino, ocupaba a la sazón un empleo en el Academia Militar de Ingenieros, como profesor de la misma, en nuestra ciudad. Desde pequeño estuvo viviendo en la Rioja, donde se educó y donde, gracias a la acomodada posición de la familia, pudo desde joven manejar las últimas novedades en aparatos fotográficos que iban saliendo al mercado.

Gracias a esa circunstancia, y a su despierto natural, pronto destacó como gran fotógrafo, siendo de entonces, de 1903, cuando contaba 17 años, cuando hizo su famosa foto «Sermón en la Aldea» una de sus más conocidas obras de arte. También es de resaltar que, vuelto a Guadalajara para estudiar la carrera militar en la Academia de Ingenieros de la ciudad del Henares, en 1907 visitó el establecimiento el Rey Alfonso XIII, encargándose el joven José Ortiz de hacer el reportaje fotográfico e incluso algunas fotos y retratos del monarca.

La vida profesional de nuestro personaje anduvo algo alejada de sus aficiones gráficas. Terminó su carrera militar y se aparejó para ser uno de los pioneros de la aviación española. En Guadalajara también hizo sus primeras armas en el aire: obtuvo el título de piloto de globo libre en el «Cuartel de Globos» de los Manantiales, y en 1911 obtuvo el que fue primer carnet de vuelo en España, dedicándose no solo a la aviación sino a la dirección de empresas de tipo mecánico. Así, en 1923 fundó la Sociedad Industrial CASA (Construcciones Aeronáuticas, S.A.) que inició en España la construcción de aviones en Sevilla y en Madrid. En 1950, fue requerido por el recién creado I.N.I. para dirigir la nueva Sociedad Española de Automóviles de Turismo «SEAT», que conoció su seguro timón en los años de despegue y desarrollo más espectaculares. En 1967 se jubiló de todos sus puestos, ya con 80 años a las espaldas.

Su afición por la fotografía llenó toda la vida de Ortiz de Echagüe. Con sus cámaras al hombro recorrió España entera fotografiando cuanto de interés encontraba a su paso. Tuvo la visión no solo de la oportunidad, sino de la belleza, y fue capaz de plasmar en hermosas imágenes muchos tipos, muchos paisajes y muchos fenómenos que al resto de la gente escapaban. Así, reunió grandes series de imágenes que luego fue editando en libros que obtuvieron granes éxitos y enormes tiradas. Desde 1933 se convirtió en editor propio, sacando entonces a la luz la primera edición de su ESPAÑA, TIPOS Y TRAJES en que retrataba, incluso en color,  gentes de todos los rincones de la tierra hispana. Llegaron a editarse, a lo largo de los años y en múltiples ediciones, 70.000 ejemplares de esta obra, y aun hoy es rara y cara de encontrar. De su posterior obra, ESPAÑA, PUEBLOS Y PAISAJES, llegaron a editarse 90.000 ejemplares, y algo similar ocurrió con el resto de sus obras, como la ESPAÑA MISTICA y los CASTILLOS Y ALCAZARES, cuyos elementos gráficos, revestidos de la belleza que Ortiz de Echagüe sabía dar a sus producciones, aun hoy causan la maravilla admirada de cuantos gustan del arte fotográfico.

En la Exposición que, de forma antológica, ha organizado la Institución «Marqués de Santillana» en recuerdo de este personaje, ahora evocado a los 100 años de su nacimiento en Guadalajara, ha sorprendido una vez más la fuerza y la limpieza de sus imágenes, que arrancaron aplausos y emocionadas frases de admiración a los más destacados críticos mundiales de la fotografía.

Nuestra galería de notables se enriquece hoy con el recuerdo de este hombre, para quien el Ayuntamiento debería poner, en alguna calle o plaza de nueva creación, su nombre y su título preferido: José Ortiz de Echagüe, fotógrafo. En cualquier caso, el recuerdo y el aliento de estas figuras ya eternizadas por la razón de su propio esfuerzo y su valía constante, tenemos y tendremos por siempre entre nosotros.