Cuatro puertas románicas inéditas

sábado, 3 agosto 1974 1 Por Herrera Casado

 

No es que pretendamos hoy, con estas breves líneas, dar cuenta de ningún nuevo descubrimiento arqueológico en nuestra provincia, pues no se trata de eso. Sí, en cambio, de dar a conocer de una manera amplia y colectiva la reseña de cuatro nuevas iglesias románicas, sencillas y humildes como todas las que caracterizan el estilo «rural» del arte religioso medieval en la Alcarria, que hasta ahora no habían entrado en la colecta oficial de este tipo de monumentos. Por lo menos en la obra del Dr. Layna Serrano, con el título de «La arquitectura románica en la provincia, de Guadalajara», publicó en 1935, y reeditó hace solamente un par de años, no se menciona siquiera ninguna de ellas. Las cuatro son, sin embargo, notables ejemplos de este modo de construir que imperó en los siglos XII y XIII y, a pesar de los añadidos y recomposturas que las respectivas iglesias han sufrido a lo largo del tiempo, estas puertas de arco semicircular, talladas cenefas y sencillos capiteles continúan incólumes y sirviendo de entrada única á dichos templos.

Las localidades en que se encuentran estos cuatro ejemplos románicos, aún públicamente desconocidos, son los lugares alcarreños de Barriopedro y Las Inviernas, el enclave molinés de Tartanedo y el diminuto lugar atencino de Romanillos. En todos los casos se trata de sus respectivas iglesias parroquiales.

El mejor ejemplar, por lo menos en lo que hace a talla ornamental e iconografía, es el de Tartanedo. Se trata de una gran portada semicircular., en el interior de un atrio, primitivamente románico Y ya bastardeado, en la que alzan su canto tres arquivoltas lisas, guarnecidas por un ribete exterior de talladas puntas de diamante, tan característico del estilo. La arquivolta interna carga en una jamba de arista viva, y las otras dos lo hacen sobre columnas circulares, rematadas en sendos capiteles, tres de los cuales ostentan motivos vegetales y uno de ellos, una curiosa y fantasmal cabeza de animal mitológico o fantástico, de los que tan dados a representar eran los artistas del Medievo. Coronando los capiteles, corre una imposta de lacería con llores y troncos entrelazados. Es ejemplar en verdad valioso y del que representamos, junto a estas líneas, una foto de los capiteles izquierdos.

En dos apartados rincones de la Alcarria, a los que se llega por irregulares caminos de polvo, encontramos otras dos puertas románicas. En Las Inviernas nos aparece la mayor de ellas, orientada, como es normal, al Mediodía, y cobijada por tejaroz del siglo XVI. El arco más interno, de arista viva, carga sobre jambas de lo mismo. Por fuera van dos arquivoltas con cenefa cilíndrica casi exenta, y que cargan, a través de lisa imposta, en sendos pares de columnas que se coronan por cuatro capiteles exactamente iguales, cuyo motivo ornamental es una red de piedra tallada con cuidado. Bordeando el conjunto, una cenefa de simples bolas.

Más diminuta, pero con mayor encanto todavía, es la puerta de la parroquia de Barriopedro, sin protección ninguna de la intemperie, y consiste en una arquivolta semicircular, cuya arista consiste en una talla de cilindro, que carga mediante imposta lisa en un par de capiteles de ornamentación vegetal, con reminiscencia clara del orden corinto griego, que, como es sabido, mantiene el románico en sus más elegantes realizaciones. Al interior de esta arquivolta aparece un ancho arco de arista viva, en cuya faz delantera se graba una amplísima lacería en forma de ocho inacabable, formada por cinta doble repetidamente entrelazada. El efecto de este tema románico en esta sencilla puerta es casi fastuoso y, desde luego, sorprendente para quien por primera vez lo admira.

Tenemos, finalmente, el ejemplo más ínfimo y peor conservado de estos cuatro que hoy reseñamos en el pueblo de Romanillos de Atienza, muy cerca ya del límite con Soria. Portada también semicircular, con un par de arquivoltas y cenefa rematada en bisel. Cargan estas estructuras en jambas y machones sin ornamentación alguna. Sólo la arquivolta más externa presenta un motivo en zig‑zag que rompe la monotonía del conjunto. Ha sido encalada esta puerta hace algunos años, aunque, afortunadamente, la piedra está volviendo a aparecer, con su color rojizo característico, debajo del tizne blanco. En esta iglesia de Romanillos se advierte, además, la existencia de una galería porticada, a ambos lados de esta puerta, que poseía columnas dobles y sencillos capiteles vegetales, todo ello, por desgracia, tabicado con posterioridad a su primitiva construcción.

Si tantas veces se ha dicho que la provincia de Guadalajara es de las más ricas en arte románico de toda España, esto viene a demostrarse palpablemente hoy con la reseña de estos cuatro ejemplares, que, aun en pleno 1974, permanecían excluidos de los catálogos de obras artísticas de este estilo.

El aire rural y humilde de la mayoría de estas construcciones alcarreñas se hace palpable en estos ejemplos, pero los cuatro nos hacen revivir, uno por uno, y con una fuerza peculiar, el aire prístino y rancio de nuestro siglo XIII. Quedan todavía algunos ejemplares más, algunos de gran valor artístico, por describir y catalogar, en remotos lugares de nuestra provincia. Quede ello para próxima ocasión, y esperemos que los amantes del románico rural de Guadalajara reciban con gozo esta cuadruplicada noticia de ejemplares religiosos que están esperando, con su tierna e infantil sonrisa, su visita fervorosa.