Conversaciones con Antonio Burgos
He pasado unas horas con Antonio Burgos, apoyados los codos en una mesa de madera, oyendo una máquina de discos (son indestructibles como el demonio) a lo lejos, y viendo por el cristal pasar deprisa a las gentes de Guadalajara, que cada vez sienten menos el regusto tintado en ocre de oír sus pasos…