Acaba de aparecer, en dos tomos sucesivos, publicada la Historia de Valdeavellano, una monumental y modélica obra que ha escrito tras su preparación meticulosa de años de investigación, don Juan Ramón Lozano Rojo. En ella se cuentan con todo detalle los avatares históricos de esta villa alcarreña, y se describen antiguas costumbres y monumentos que, sin ser ninguna de primera fila, sí que constituyen un patrimonio rico y llamativo. Historia e historias De las múltiples circunstancias por las que atraviesa Valdeavellano a lo largo de los siglos, quizás sea una de las más interesantes el tema de los pueblos que existieron en lo que hoy es su término. La provincia está repleta de esos “despoblados” de los que queda el nombre y, como mucho, unos desvencijados paredones o, todo lo más, una espadaña ruinosa y atenazada de las hiedras. En Valdeavellano hubo, entre otros, un despoblado que ha pasado a la historia de la literatura española con verdadera fortuna. Es el lugar de Valdevacas. Es largo y tendido lo que Lozano Rojo nos cuenta acerca de Valdevacas, ese lugar literario y arciprestal, pero que existió realmente. Hoy es un paraje del municipio de Valdeavellano, pero antiguamente, hace muchos siglos, fue un pueblo, un lugar “muy amado” para Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita. Y nos señala dos referencias muy concretas que refiero aquí para ilustración de mis lectores. En el Liber privilegiorium de la catedral toledana, y en un documento del año 1221, se dice, textualmente, al delimitar el territorio que Guadalajara cede al Arzobispado de Toledo: “…. damos a Santa María de Toledo y a don Rodrigo arzobispo de Toledo, como las aguas vierten de lo más alto del cerro, del ero de don Johan el Castellano, así como viene por el ero a la encina, y como es a la vega, a la encina de Johan Pérez de Turviesc, y derecho hacia el Tajuña, al collado y al esplegar, y a la arroyera que está entre el ero de Pedro Torzuelo de Tomellosa, y entre el ero de Domingo Remondo de Turviesc; y así como va la arroyera a los más alto del cerro de Val de Vacas, como las aguas vierten al ero de don Asensio de Val de Vacas, esto todo lo damos por término a él y a los arzobispos que vendrán después de él en Toledo, que siempre lo tengan por heredad, y hagan […]