Mañana sábado va a celebrarse, esta vez en Condemios de Arriba, un nuevo “Día de la Sierra”, que completará la docena de los celebrados. Un día de afirmación, de reivindicación, y de amistades. Un día de elaborar proyectos, de confirmar necesidades y de cantar y bailar todos juntos. Este año, con una pesada losa que se cierne, más aún, sobre todos: la de la despoblación. Mañana sábado tenemos una cita en Condemios de Arriba. Será sede del XII Día de la Serranía, y en la mañana se centrarán los actos con el pregón que este año correrá a cargo de la periodista Raquel Gamo Pascual, y la entrega del galardón “Serrano del Año” que en esta ocasión ha correspondido a don Agustín González, sacerdote de Atienza, mientras que los actos culturales se centrarán en una Exposición de fotografías con imágenes de pueblos abandonados, despoblados y desaparecidos del área serrana, así como una charla de José Antonio Ranz Yubero, autor del libro recientemente editado “Despoblados de la provincia de Guadalajara”, sobre ese mismo tema. La llegada a Condemios puede hacerse, desde Guadalajara, por Cogolludo y luego serranía arriba por Arroyo de Fraguas y Valdepinillos para bajar a Galve y Condemios, o por Tórtola/Hita/Jadraque para llegar a Atienza y desde allí hasta Condemios. Está relativamente lejos, pero es como todo en la Sierra: si te lo propones, está ahí mismo. El quid está en proponérselo. Despoblamiento y abandono En 1992 los arquitectos Tomás Nieto Taberné y Miguel Angel Embid García, publicaron un libro titulado “Matallana”, que recibió la Distinción de Honor del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha delegación de Guadalajara. Un libro muy raro de encontrar hoy, grande y hermoso, ilustrado y limpio, clarividente. Un libro que, supongo (que para eso están) podrán mis lectores consultar en cualquiera de las bibliotecas municipales de la provincia de Guadalajara. Tiene este libro muchas cosas dentro. Es un mundo (de información, de hallazgos, de denuncias y de imágenes) sonoro y declaradamente valiente. Porque en ese año (1992) se dejaba ya muy claro el grave peligro que se cernía sobre nuestra tierra. Y que no era la emigración, el despoblamiento, la ruina económica: era más duro aún, porque denunciaba el abandono: nadie se hacía cargo de lo que estaba pasando. Pasaba, sin más. En este libro hay fotografías de edificios de Matallana, de ruinas, de espacios, una fotografía aérea… también hay planos, alzados, dibujos […]