Este año se conmemora (o debería conmemorarse, aquí en Guadalajara donde nació) el quinto centenario de la muerte de un gran humanista, un hombre del pleno Renacimiento como fue don Iñigo López de Mendoza, el segundo de los condes de Tendilla, el primero de los marqueses de Mondéjar, el gran militar, diplomático e incluso músico. En Tendilla, de donde fue señor, sabemos que están preparando algo importante para esta celebración. Es en Mondéjar, en la Alcarria baja, donde queda vivo, casi por milagro, un edificio que patrocinó el conde tendillano, y que tuvo el cometido de ser pionera estampa del nuevo arte renacentista en Castilla. Seguro que mis lectores han ido alguna vez por Mondéjar, y, preguntando, han podido llegar hasta las ruinas del que fuera convento franciscano de San Antonio, que se alzó a finales del siglo XV en la periferia, más allá de las murallas entonces existentes, de la villa alcarreña. Hoy vamos a ocuparnos de ese edificio, de lo que queda de él, y animar a quienes esto lean a que viajen a Mondéjar y admiren sus restos. Surge y crece Aunque reducido a mínimas ruinas, este simbólico edificio fue declarado Monumento Nacional en 1921, lo cual confirma su importancia en el contexto del arte renacentista español. Lo que hoy vemos son los restos (fachada y muros del templo) de la iglesia del convento franciscano de San Antonio, que fue fundado en 1489 por don Iñigo López de Mendoza, segundo conde de Tendilla, quien en su viaje por Italia tres años antes había conseguido del Papa la Bula que autorizaba su fundación. Su idea en principio fue hacer algo pequeño, que pudiera servir de mausoleo familiar, a imitación de algunas capillas de uso privado asistidas por frailes, al estilo de la Toscana, y de ese modo en alguna carta llegó a referirse a su fundación como un «hermitoruelo». La construcción de este monasterio franciscano se desarrolló entre 1489, año de su fundación, y 1509, en que el Conde de Tendilla, al hacer un nuevo testamento, afirma tener ya totalmente terminada su fundación franciscana de Mondéjar. Esta familia, a lo largo de los siglos, permanentemente se ocupó de proteger con limosnas y atenciones a la comunidad de frailes menores, y en muchos documentos y testamentos de los sucesivos marqueses aparecen referencias al convento de San Antonio Extramuros de la villa de Mondéjar, pidiéndoles misas y donando joyas, cantidades […]