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Pilas bautismales románicas de Guadalajara

Es muy grande el número de pilas bautismales románicas en la provincia de Guadalajara. Tanto, que solo con su catálogo podría hacerse un libro. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los pueblos de esta tierra surgieron en la época de la Repoblación, entre finales del siglo XI y mediados el XIII. En esos momentos, todos levantaron su templo (por eso eran románicos, y aun quedan en esta tierra tantas huellas de ese estilo), y una de las primeras cosas que se colocaron en ellos fueron sus pilas bautismales, talladas en grandes rocas de tipo calizo, que se posaron en el suelo de los pies del templo, y allí se mantuvieron durante siglos, a pesar de reformas, hundimientos y cambios. Las pilas eran tan grandes, tan pesadas, tan sencillas, y tan útiles, que nadie pensó nunca en cambiarlas. Por eso si en Guadalajara hay en torno al centenar de edificios parroquiales con evidencias románicas, la cantidad de pilas del estilo y la época medieval hay que multiplicarla, al menos, por tres. Sin embargo, la mayoría de estos ejemplares son de sucinta decoración. Cuerpos lisos, con cenefas en sus bordes, gallones en la basa, arquerías en el comedio, y poco más. Ni inscripciones, ni decoración prolija. Solamente hay un par de ellas que por lo inusual de su decoración, e incluso por la curiosidad que sus temas encierran, merecen ser recordadas y estudiadas: es una de ellas la de la iglesia parroquial de Esplegares, y la otra, que estuvo en la parroquial de Canales del Ducado, fue llevada al Museo Diocesano de Arte Antiguo cuando este se creó, en los años setenta del pasado siglo. Son sin duda las masterpieces de una colección inacabable de la que hoy quiero dar, a modo de sucinto inventario para viajeros desorientados, algunos nombres. Pilas, pilas y pilas En Tartanedo, en el Señorío de Molina, queda una pila de piedra caliza, con basa cuadrada decorada en sus esquinas, un fuste corto, y una copa semiesférica que se adorna con las trazas de un cordón en el borde, entrelazado, y una gruesa cenefa de motivos vegetales en la que destacan palmetas que engloban piñas con piñones. Una delicia de decoración medieval, que podemos ver en la imagen adjunta. En Santiuste hay una pila encastrada en el muro occidental de la nave sur, y se forma de un brocal de moldura convexa con una copa […]