Mañana sábado, en sesión de mañana, va a continuar en el Teatro Moderno la celebración del Encuentro “Guadalajara en la novela y en la historia” que ha organizado el Excmº Ayuntamiento de la ciudad como aportación cultural al mejor conocimiento de nuestras raíces. En un maratoniano encuentro de autores, y lectores, y en las sedes de la Biblioteca Municipal “José Antonio Suárez de Puga” y Teatro Moderno, una docena de autores comunicarán con su público lector. En mi intervención de mañana, en el Ciclo o Encuentro “Guadalajara en la Novela y en la Historia” voy a poner sobre la mesa una veintena de autores que, desde la remota Edad Media a nuestros días han tenido a Guadalajara, ciudad y territorio, como base de sus operaciones literarias: bien escribiendo desde ella, bien escribiendo sobre ella. Empezaré, porque irse más atrás es imposible, recordando a Pero Abbat, quien en el siglo XII escribiera el “Cantar de Mío Cid” poniendo al héroe castellano sobre los caminos de la Sierra y el Señorío de Molina. Este autor era un letrado, sabio y comedido, que habría desarrollado su vida en torno al Duero alto y los valles nacientes de Henares y Tajuña, Seguiré con don Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, clérigo de artimañas y hermosas estrofas, que por el Henares vivió, pues era su sitio de nacimiento, el lugar donde descubrió el mundo, y donde trató de explicarlo. Y de ese descubrimiento, de las formas y de las gentes, de los antiguos escritores y los subidos tonos de poesía renaciente, es también destacado autor don Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, a quien dedicaré otro espacio -breve, como todos- que explique su figura y sus letras, siempre referidas a Guadalajara. Después del Medievo, el Renacimiento llega, y sobre él cabalgando el Barroco. De esas épocas, a las que fundimos en un Siglo de Oro bien cuajado, surgen entre nosotros dos figuras, al menos, de relieve: uno es Luis Gálvez de Montalvo, poeta y novelista que ejerció de tal en la corte mendocina a la que llamaban “la Atenas alcarreña”, y a la que se unieron otros muchos poetas, tratadistas, cronistas y dramaturgos, pero a los que Gálvez representa en su conjunto. Más la señora de Ávila, doña Teresa de Jesús, la monja renovadora, indagadora de las entrañas del corazón, y fundadora de conventos, que tanto tuvo que decir en Pastrana. El realismo del […]