Hace pocos días, y acompañados por José Antonio Alonso Ramos, alma mater de la casona que lo alberga, visitamos el viejo enclave de la “Posada del Cordón” de Atienza, ahora nuevo “Centro de Interpretación de la Cultura Tradicional de Guadalajara”. Se le queda pequeño el nombre a lo que en realidad es un Museo con todas las de la ley, un gran espacio que nos muestra resumido lo que sobre la vida tradicional y la cultura popular debe saberse en Guadalajara. En dos pisos, un gran espacio central abierto, un patio trasero, y una oferta múltiple de ámbitos y rincones, el viajero se encuentra, y se sorprende, con este Centro de Interpretación. Después de haber sido caserón gótico al que los siglos fueron empujando hasta vencerle, luego residencia de mayores, y más adelante un espacio sin futuro, la Diputación Provincial de Guadalajara certó cuando pensó en darle un destino cultural, pues eso lo ha revitalizado, le ha hecho sacar pecho, y le ha dotado de una capacidad didáctica que tiene que ser aplaudida sin ambages. El viajero se va a encontrar en sus salas, anaqueles, cartelones y vitrinas, con piezas, reproducciones y revitalizaciones de antiguas esencias. Desde su entrada, el espacio de este Museo de la Tradición de Atienza se estructura en ocho apartados que, si los vemos por orden, nos van a dar la dimensión del vivir de ayer, guiado por las muestras que se conservan, materiales auténticos que surgen del barro, de la madera, del metal más sencillo, de los telares más primitivos. En esas ocho secciones vamos a encontrar muchas curiosidades de la vida antigua e íntima de nuestros abuelos. Son estas: 1º La identidad; 2º el Medio natural y la arquitectura típica de cada comarca; 3º el ciclo anual regido por las estaciones meteorológicas, y por las fiestas y sus ritos; 4º La espiritualidad que nace de las creencias; 5º El ciclo vital del hombre y la mujer; 6º La vida cotidiana en los hogares sencillos de los pueblos; 7º Las artes populares, y la comunicación; t 8º la actividad económica, las artesanías y las técnicas cotidianas para hacer la vida más fácil. Son en total más de 600 piezas (desde trajes completos de fiesta hasta las mínimas tabas o huesos de cordero con los que los niños jugaban en las plazuelas) las que componen este gran Museo, bien organizado, bien documentado y mejor dispuesto. Calabazas […]