En la iglesia de Gárgoles de Abajo, en su portada, hay un conjunto de símbolos tallados, tan claros y diáfanos, que nos hablan de un pensamiento universal y panteísta: algo inaudito en una época, el siglo XVII en que fue tallada, en la que cualquier desviación de la ortodoxia católica era examinada con lupa por el Tribunal de la Inquisición. Al parecer, nada especial ocurrió en Gárgoles, y todos miraron para otra parte. Gárgoles nace como aldea en la repoblación de la Edad Media. Está en el camino entre Cifuentes (lugar de poder junto a un manantial importante, bajo la sombra de un viejo castillo) y la orilla del Tajo. Territorio clásicamente adscrito al Común de Atienza, y luego propiedad de los Carrillo y finalmente de los Silva. Entre Cifuentes y Trillo, los Gárgoles. El de abajo alcanzó el título de “Villa de por sí” y con jurisdicción propia en el siglo XVII. Como todos los lugares de la católica España, alzaron los vecinos un edificio para templo. Este que ahora vemos, al subir hasta la cota más alta del pueblo, es obra del siglo XVII, fabricado entero con buena piedra sillar. Su interior es de magníficas dimensiones, y en el exterior destaca su torre rematada con terraza y circuito de pináculos con bolones; una portada sencilla, con vano moldurado, en poniente, y en el del sur la entrada principal, magnífico elemento de arco semicircular escoltado por dos pilastras adosadas sobre altos pedestales. Aquí es donde el viajero empieza a preocuparse, al ver que la decoración del panel frontal de la fachada ofrece unos elementos decorativos que le hacen, en principio, dudar, y luego, al comprobar que es cierto lo que ve, y el orden en que está puesto, a asombrarse. Porque esto es lo que se ve en la portada principal de la iglesia de Gárgoles de Abajo. En la fotografía que acompaña a estas líneas puede analizarse con mayor precisión: Dos pirámides estilizadas rematan las pilastras laterales. Una cruz centra el conjunto, rematando sus brazos en sendas bolitas. Una flor de lis Un círculo perfecto del que surgen rayos: el disco solar. Una pentalfa o sello de Salomón Una piña Y a los lados, y formando cruz con lo anterior, dos cruces patadas. Todo ello es conjunto de símbolos que al viajero le dejan un poco descolocado, porque pertenecen, la mayoría de ellas, al imaginario de lo esotérico, […]
cristianismo
Diálogos de piedra: santos cristianos y héroes paganos en la Alcarria
A propósito de una visita a la localidad de Romancos, en pleno valle del Tajuña, y de ver y estudiar el edificio de su iglesia parroquial, y sobre todo de analizar y ponderar en lo que vale el conjunto escultórico de su coro renacentista, ha sido preciso continuar viaje por otros pueblos de la provincia, desde Sigüenza a Pareja, pasando por Peñalver y Budia, y deteniéndome en muchos otros de la Campiña, del Henares, para poner sobre la mesa otro tema que casi ha pasado desapercibido, pero que al analizarlo ahora, muchos lectores se darán cuenta de que cada esquina del patrimonio provincial tiene un valor, y un significado. Vamos a escuchar ahora los “diálogos en piedra entre santos y paganos”. En muchos templos de nuestra tierra, en las enjutas del arco semicircular que (sirviendo de entrada a la Gloria, a lo Sagrado) oficia de puerta principal, aparecen medallones con bustos, caras, cuerpos enteros, en parejas, en solitario. Unos son evidentemente personajes de la Biblia, normalmente del Nuevo Testamento. Y otros son personajes de la Antigüedad clásica, surgidos de leyendas, de historias, de homilías varias. La mezcla de lo santo y lo profano, de los cristiano y lo pagano, es muy propia del comedio del siglo XVI, cuando ha estallado plenamente la Reforma (Lutero, Calvino, Melachton, Erasmo, los Valdés, Lucena… de un modo u otro) y la jerarquía católica en la Península Ibérica, y en general en la Europa meridional, se prepara para una dura batalla que rematará el Concilio de Trento. Confirmando la ortodoxia romana, pero dejando puertas abiertas a la interpretación y la aceptación de las bondades éticas y morales de los no cristianos, desde los sabios griegos a los médicos islámicos. A modo de ejemplo, simplemente por dar pistas, para que mis lectores cuando viajen se fijen en detalles que tienen un significado hondo y transmiten con fuerza un debate que fue acalorado y pasional hace cinco siglos, refiero los lugares donde se pueden contemplar estos diálogos de piedra entre santos y paganos. La Sacristía de las Cabezas Quizás el más emblemático y espléndido, por arte y por contenido, de esos lugares, sea el Sagrario Mayor, o Sacristía de las Cabezas, de la catedral de Sigüenza, construida a instancias del cabildo catedralicio, y encargado al mejor artífice del momento, Alonso de Covarrubias, en 1535. Este espacio consiste en una gran estancia rectangular, en cuyos lados mayores se […]
El coro de Romancos, un discurso humanista
Veíamos la pasada semana cómo por estructura y decoración la iglesia parroquial de Romancos es un ejemplar admirable de la arquitectura religiosa en la Alcarria. Pero dejábamos para otra entrega la descripción y el intento de interpretación de su coro, mejor dicho, de las vigas que, -sacadas de enormes ejemplares de pinos serranos- fueron decoradas minuciosamente tratando de transmitir un mensaje arcano, un mensaje que hoy nos resulta misterioso, cuando a mediados del siglo XVI, cuando se hizo, estaba meridianamente claro para quienes lo veían. (El estudio de esta pieza de arte, hasta ahora no publicada ni analizada por nadie, debería hacerse en otro medio, pero la ausencia (en el momento actual) de revistas especializadas en arte en nuestra provincia y región, me condiciona para su publicación en este semanario de información general) En los pies del templo parroquial de Romancos, un coro alto ocupa la extensión de las tres naves. Se divide en tres espacios, más ancho el central que los laterales. Cada uno de ellos, muestra en su frente una viga tallada, y el central, tiene a su vez cuatro viagas con decoración, que miran al interior del espacio que marcan. La que haría de espalda de la viga central, no tiene ahora decoración. Se dice que en el pueblo que la tuvo, pero que por razones que se ignoran la perdió. En definitiva, el coro de Romancos ofrece un total de seis vigas talladas, tres al frente de la nave, y tres en el interior del tramo central. Trato de mostrar su distribución en el esquema que adjunto, y paso a describir los elementos que aparecen tallados en esos espacios de madera, en un orden que previamente he establecido como más lógico en punto a interpretar luego el contenido de esa decoración, que lógicamente tenía un orden de lectura. La viga central, el cristianismo La primera de las vigas (nº 1 del esquema) es la que soporta el coro en la nave central, y mira hacia la nave, hacia el altar: es la parte noble y capital del conjunto, la que tiene un sentido que irradia su estructura a las otras vigas, y las compromete en su significado. Muestra tres grandes medallones (uno al centro, y dos en los extremos) arropados por figuras quiméricas aladas, con un querube entre ellas, escoltado en ambos lados por parejas de cabezas que a su vez se enfrentan. Un conjunto armónico, […]