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Pedro González de Mendoza, Cardenal de España

Este es el texto que sobre la vida y obra del Cardenal de España don Pedro González de Mendoza, figura en el Diccionario Biográfico Español publicado en 2013 por la Real Academia de la Historia, de la que el autor es individuo correspondiente. GONZALEZ de MENDOZA, Pedro. Gran Cardenal de España. Guadalajara, 3.V.1428 – 11.I.1495. Eclesiástico. Político. Consejero de los Reyes Católicos. Quinto hijo varón del matrimonio formado por don Iñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, y doña Catalina Suárez de Figueroa. Pasó su niñez en Guadalajara hasta 1442, en que pasó a Toledo para educarse allí junto a su tío, el entonces Arzobispo Primado, don Gutierre Álvarez de Toledo. Ya por entonces había recibido, de dicho tío y por petición de su padre, un par de importantes beneficios: el curato de Santa María en la villa de Hita, y el arcedianato de Guadalajara, que le facultaba para dirigir y cobrar rentas de unas cuarenta parroquias en torno a la ciudad. En Toledo aprendió la Retórica, la Historia y el Latín. Dato este significativo, considerando el ambiente literario y cultural que rodeaba a su padre, en el que apenas se conocía y usaba el idioma del Lacio. Por ello, a ruego del marqués su padre, el joven Pedro González traduciría para él, entre otras, la Ilíada de Homero, a partir de una traducción de Decembrio. Cuando en 1445 murió su tío y protector, el arzobispo de Toledo, regresó a Guadalajara, a la casa paterna, hasta principios de 1446, año en el que se trasladó a la Universidad de Salamanca, donde estudió, al parecer con gran aprovechamiento, Cánones y Leyes. Doctorado en ambos Derechos (el civil y el eclesiástico) y dando por finalizada esta carrera clásica, el doctorado in utrusque iure, don Pedro volvió a Guadalajara. En 1452, siempre alentado por la gloria y la influencia de su poderoso linaje, pero también amparado por su probado talento y conocimientos, entró en la corte de Juan II, donde toda ella “quería y amaba con grande estremo a don Pedro González de Mendoza, y este, al soberano, e començó a seruir en la capilla real”. Enseguida conquistó el afecto del rey y de sus cortesanos, pues sin duda don Pedro reunía ya sus dotes de inteligencia clara, exquisita cortesía, extensa cultura y ese don de gentes que tantas puertas le abrirían, además de su características de agradable conversador, magnate elegante y […]