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Lecturas de Patrimonio: Monasterios de Guadalajara (I)

Tiene Guadalajara muchos caminos, y muchos lectores están deseando conocerlos: llenarlos de imágenes y emociones. Todos los caminos muestran algún retazo de nuestro viejo patrimonio, Y muchos de esos caminos llegan hasta las ruinas, completas o exangües, de los viejos monasterios que cuajaron esta tierra. Vamos a recorrer esos caminos. Si nos acercamos (por decir alguno) al monasterio de Monsalud en Córcoles, -entre Sacedón y Alcócer, por la carretera de Cuenca, y nos quedamos allí cuando el silencio del paisaje se haga total, nos parecerá ver, entre las sombras del amanecer, o aún en la noche, seres que caminan en fila y en silencio por los pasillos, los claustros, las naves de los templos que rezuman humedad, o están sentados en vetustos sitiales de madera, a la luz pálida de los velones, y allí entonan monótonos los sones de maitines, las oraciones primeras de un día que así, cada tres horas, volverá a unirlos en la alabanza a Dios, al Señor que todo lo gobierna y de ellos se deja cantar, complacido de oír, día tras día, siglo tras siglo, promesas de fidelidad, hechos de renuncia. Son los monjes. Unidos en grupos, bajo la advocación de un santo, con el fervor homogéneo de una empresa, desde hace muchos siglos han existido los monjes y han habitado los monasterios. Tras la muerte de Cristo y la implantación de su mensaje por buena parte del mundo, el monaquismo cristiano ha prendido y se ha extendido desde Oriente hasta Occidente. Unos se han dedicado a la oración pura, a la contemplación divina. Otros se han lanzado a las calles y caminos, a socorrer a los necesitados, y a intentar cambiar el mundo. Todavía otros grupos han mezclado, ya en el espíritu medieval más puro, la fuerza de las armas con la justificación de la Fe para emprender tareas de reconquista, de guerra santa, de defensa de los Santos Lugares. De ahí que muchas ramas, muchas facetas, haya protagonizado la historia del monaquismo occidental, aunque en puridad tres estilos finalmente han cuajado y llenado enciclopedias: los contemplativos del Ora et Labora, los mendicantes de infinita presencia y alter-ego de los ONG actuales, y los caballeros‑monjes de las Ordenes Militares. El desarrollo pleno del cenobitismo, como sociedad pequeña y multiplicada con acción en los medios urbanos y rurales, y participante plenamente del sentido religioso teocéntrico, y del político‑social del feudalismo, ocurre en la Edad Media. […]

Bonaval recupera la esperanza

El pasado sábado 25 de marzo, viajó hasta las ruinas del monasterio cisterciense de Retiendas, en la profundidad de la Sierra norte escondidas, el presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, señor García-Page, acompañado de mumerosas autoridades regionales y provinciales. Es la primera vez que un presidente regional (y van ya siete en nómina) dedica un día a viajar hasta aquel enclave, que es una parte fundamental de nuestro patrimonio histórico-artístico. Sustancial para conocer nuestra historia. En la visita planteó una actuación de defensa y recuperación, con dinero público, de aquel enclave monumental. Mantengo viva la esperanza, y espero por ella que sea realidad lo prometido. Por ello quiero hoy dedicar mis páginas de Nueva Alcarria al recuerdo de este lugar, de estas ruinas, de la historia que las hicieron vivas hace muchos siglos. Porque solo manteniendo vivos, palpitantes, los testigos del pasado, podremos intentar avanzar hacia el futuro La presencia La imagen, un tanto idealizada, que todos tenemos de los antiguos monasterios, románticamente derruidos, silenciosamente apartados del mundo, con unas enredaderas escalando los muros de celdas y capillas, sólo nos la ofrece en Guadalajara el abandonado cenobio cisterciense de Bonaval, escondido en un profundo y solitario vallejo de la serranía de Tamajón, entre altas y rocosas montañas, espesos bosques de encinas y argentíferos arroyos. Desde Retiendas es fácil llegar. Se comienza a andar por un camino que, a 200 metros del cementerio del pueblo, en la carretera que de dicho lugar va hacia el pantano del Vado, surge a la izquierda. Sólo se escuchan los pájaros, que los hay a millares, y el rumor suave y lejano del arroyo que corre paralelo. El camino es umbrío, parece que de un momento a otro saldrá de algún recodo un monje cabalgando un pollino, o que si no andamos vivos y despiertos, nos puede ocurrir lo que a San Virila en Leire, que por saber lo que era la Eternidad, pasó 300 años escuchando el canto de un jilguero. Al abrirse el vallejo después de dos quilómetros de andadura, aparece la mole pálida y grisácea del monasterio. Es su estructura muy característica del construir del Cister en el siglo XII o comienzos del XIII. El templo, tal como aparece hoy, es casi tan ancho como largo. De sus tres naves, sólo queda una, la de la epístola, cubierta. Las otras no tienen otra techumbre que el Sol y las estrellas. […]

Claroscuros en la cultura provincial

A fin de año, cuando suenan las doce campanadas del último de sus días, la gente se suele plantear ideas de acerca de lo que ha hecho, de lo que ha dejado de hacer, y de lo que deberá en un futuro hacer o cambiar. En esta hora de recapitulación, me parece oportuno hacer un poco resumen del año y propuesta de enfrentar el nuevo, especialmente en el capítulo del Patrimonio cultural, artístico e histórico de nuestra tierra. Allá van algunas reflexiones, preocupaciones y propuestas por si a alguien le parece que en ellas puede haber algo de provecho. En el año que acaba estos días, el 2012 que fue un fin de ciclo de la cultura maya, y por lo tanto puerta de otro nuevo, las cosas anduvieron revueltas por España y por Castilla la Mancha. Revueltas y confundidas, que es peor. Fruto sin duda de tiempos demasiado alegres y despreocupados, de tiempos llenos de un ingenuo optimismo. No puedo evitar recordar (todos la conocéis) la fábula de Esopo de “La cigarra y la hormiga”. Se acabó el verano de cantares vanos, y llega el invierno de conformarse con lo que se allegó de veras. En el tema cultural, y hablando de basamentos, este ha sido un año de convulsiones: por un lado, los presupuestos para las bibliotecas públicas (laprovincial, lasmunicipales…) se dejaron reducidos a un mínimo con lo que de peligro ha supuesto, -sigue suponiendo- para la función social que cumplen estos centros, que es el del estímulo de la lectura por parte dela población. Solouna población que lee, que es un poco más culta y educada cada día, puede aspirar a protagonizar algo serio e importante en la historia del mundo. Las cabalgatas y los torneos de paddle pueden hacernos más felices en algún momento, pero el calado de futuro de los libros no puede desdeñarse. Por una parte, elAyuntamiento de Guadalajaraconcluyó y abrió (sin inauguración oficial siquiera)el nuevoArchivo Histórico Municipal. Y la Junta terminó la construcción, y a punto está de ponerlo en marcha, del Archivo Histórico Provincial. En este sentido, las sombras y las luces de la cultura de los papeles están ahí, dinámicas y ojalá que avanzando.   En el aspecto de las artes escénicas, también hubo claroscuros. La semana pasada, un extraordinario recital de Ainhoa Arteta conmemoraba el 10º Aniversario de la existencia del Auditorio Municipal “Buero Vallejo” que durante los 10 años […]

Una ruta por el románico rural de la Serranía de Guadalajara

Mañana sábado 13 de octubre va a celebrarse, esta vez en Jadraque, junto al Henares, el quinto Día de la Serranía de Guadalajara. Un encuentro de las gentes que pueblan, y aman, la Sierra Norte, la sierra de Ayllón, los pueblos que entornan al Ocejón, al Santo Alto Rey, a la Sierra Pela. Unas villas remotas que aún tienen vida, que singularizan a Sigüenza, y a Atienza, y a Cogolludo… y que están llenas, todavía, y con la está cayendo, de ilusión y ganas de hacer cosas nuevas. Estaré allí con ellos, porque el pregón lo va a dar García Marquina, y porque van a denotar de algún modo a García de Paz, y aún más: porque allí me encontraré con amigos, que son los que se cuentan cosas entre sí mismos, cosas de su tierra, y se animan siempre unos a otros. El románico serrano Para la ocasión de esta fiesta serrana, creo que merece la pena proponer, una vez más, hacer la Ruta del Románico Rural a través de sus caminos y pueblos. Porque si hubiera que elegir un estilo artístico, de los varios que ha tenido el occidente europeo, a lo largo de los últimos veinte siglos, como más representativo de la serranía de Guadalajara, este sería sin lugar a duda el románico rural, pues no solo por ser el más numeroso, sino por presentar unas ciertas características de peculiaridad en todo el ámbito castellano. Pueden hallarse todavía, mejor o peor conservados en su totalidad o en parte, un centenar de iglesias de estilo románico por los pueblos de la provincia de Guadalajara. Algunas muestran el influ­jo directo de la arquitectura medieval castellana de en torno al Duero, y otras presentan unos caracteres propios muy singulares. En muchas de ellas surge la gran galería porticada adosada al muro meri­dional del templo, con capiteles, canecillos y otros detalles icono­gráficos de gran relieve. En otras, sencillamente, es la simple porta­da de arcos semicirculares, o el simple ábside orientado a levante, lo que tienen de común con el estilo románico pleno. En todos los edifi­cios de esta tierra, sin embargo, luce con fuerza el carácter puro, la seña cierta del Medievo. La época de construcción de estas iglesias es general­mente el siglo XII, pues en esa centuria tiene lugar la repoblación del territorio, poco antes conquistado a los árabes, por parte del reino de Castilla. Los yermos campos se pueblan […]