El año pasado se celebró en Sigüenza una exposición (asentada en el patio de su Museo Diocesano de Arte Antiguo) que nos mostró juntas, estudiadas, perfectamente expuestas, todas las cruces parroquiales de pueblos de la provincia que hoy se guardan en ese museo diocesano. Hay elementos interesantes, y muy bien conservados. Están representados todos los estilos, desde el románico al barroco y neoclásico, y fueron muy bien estudiadas por don Miguel Angel Ortega Canales, director del Museo Diocesano de Arte Antiguo, de Sigüenza. en el Catálogo que de esta exposición se hizo, que además lo comenté en mi colaboración de NUEVA ALCARRIA de 12 de septiembre de 2014. Pero… lo que allí había no era, ni con mucho, lo mejor. Lo mejor de la orfebrería alcarreña y provincial se mantiene hoy guardada en sacristías, en casas particulares, en hondos baúles al resguardo de los ladrones… y de las miradas admirativas de quienes buscamos el arte por su limpio perfil, por su expresión de humana grandeza, por su belleza sin más. Cuando hace ahora 10 años, escribí la obra “El Renacimiento en Guadalajara” que tan amablemente me editó este periódico a través de su división editorial, NUEVA ALCARRIA, como suplementos coleccionables semanales, dediqué uno de los últimos capítulos a esa “herencia recibida” que es el arte en sus mil formas. Y una de ellas era la orfebrería renacentista. A lo largo de los siglos, el arte de la orfebrería ha ido dejando en las tierras de la provincia de Guadalajara un gran número de piezas que llegaron a constituir un conjunto valiosísimo, dado que por su situación en el centro de la Península Ibérica, y su proximidad a Madrid, encauzó hacia ella diversas corrientes y habilidades de artesanos y artistas de todo el territorio nacional. Raro será el pueblo, en los siglos XV, XVI y XVII, que no poseyera al menos su gran cruz parroquial, algunos cálices, una custodia y otras piezas menores que, de haberse conservado, hubieran proporcionado hoy un riquísimo acervo de materiales para el estudio de esta parcela del arte. Unas piezas fueron fundidas para fabricar otras nuevas. Otras fueron robadas; aquéllas, vendidas; las más, perdidas y destrozadas sin beneficio para nadie. Por mencionar las más espectaculares piezas que el arte de los plateros renacentistas nos han dejado, desde sus centros orfebres de Sigüenza, Guadalajara y Pastrana, debemos recordar en primer lugar la cruz procesional de Alustante, ejecutada […]