Olivier López-Merlo, Felipe María: “Guadalajara. Crónicas de la infancia (1924-1936). Edita “Tierra de Fuego”, Madrid, 1988, 224 páginas.
Un libro tan entrañable, que a veces consigue que alguna lágrima se acerque a la comisura del ojo. Desde luego, con frecuencia, arranca un doloroso contraer de los músculos faríngeos. Hay mucha vida, mucha historia, mucha emoción en estas páginas. No dudo en calificarlo de gran libro, de emocionada crónica de unos años que, -ya tan tan lejanos- parecen haber sucumbido al olvido. Pero Olivier, con esa prodigiosa memoria que tenía, siendo ya mayor consiguió revivir día a día su infancia. Allí están los amigos, las plazas, las fiestas, los actos litúrgicos, la proclamación de la república, los banquetes de bodas y los cumpleaños de amiguitos…. Paseos por la Concordia, San Roque, el Sotillo. Y el Alamín misterioso, con los monumentos medio arruinados de la ciudad.
Un libro que consigue algo raro en la literatura localista: que cada páginas tenga vida propia, sea imprescindible, y -sobre todo- emocione. Es raro de encontrar, lo editó “Tierra de Fuego” en 1988, y se vendía como churros en la Feria del Libro de Madrid, porque el autor se ponía, como un soldado en una garita, y a todo el que pasaba ante la caseta, le colocaba uno, sí o sí… Más libros así hacían falta ahora.