Memoria del Camino Real de Aragón por Molina

Memoria del Camino Real de Aragón por Molina

sábado, 23 abril 2022 0 Por Herrera Casado

Además del Camino de Santiago, que muchos hacen a través de la antigua Ruta de la Lana, por nuestra provincia corrieron otros muchos caminos de denso tránsito, por los que obligadamente habían de pasar cuantos tenían que hacer viajes a lejanas tierras. O al Sepulcro del Apóstol, o a la gran ciudad de Zaragoza, junto al Ebro. Camino de la Lana, Camino de Navarra, Camino Real de Aragón… esos eran los antecesores de nuestras actuales autopistas.

Al Camino Real de Aragón muchos lo conocieron como “senda de los aragoneses” y era un importante itinerario de tradición medieval por la España interior. Era realmente el trazado principal (no fácil, sin ciudades de relieve ni acomodos residenciales) que servía para llegar desde Madrid, la Corte, a Zaragoza primero, y de allí más tranquilamente hasta Barcelona y la vecina Francia. Buena parte de este camino se hacía a través del Señorío de Molina, donde han quedado diversas memorias de su trazado. Aunque desde Madrid subía por el Jarama, y el Henares, desde el siglo XVII cobra auge la subida de Torija, y el uso de la llanura alcarreña hasta Alcolea del Pinar, a partir de donde se utilizan los pasos de Aguilar de Anguita, Maranchón, Balbacil, Anchuela del Campo, Concha, Tartanedo, Tortuera y, Embid (donde había aduana) siguiendo por Used, Daroca, Retascón, Mainar, la Venta de San Martín, Cariñena, Longares, La Muela, la Venta de Mozota, la Venta de Botorrita, Santa Fe llegando a Zaragoza.

Utilizó este camino (está bien documentado) Felipe II y su corte, en febrero de 1585. En Maranchón ha quedado memoria de su paso, y el recuerdo de cómo tuvo que detenerse el rey unos días, por haber caído una gran nevada que paralizó cualquier posibilidad de comunicación. Volvió a nevar unos días después, con los campos de Tortuera y Embid completamente blancos: los hombres de Used salieron para ayudar a bajar los carros por la cuesta que desciende a Daroca. Por este camino pasaron, quedan memorias, los reyes Carlos II (1677), Felipe V (1701) y Carlos IV (1802). Numerosos escritores extranjeros lo describen, porque lo usaron en ocasiones, como la de 1794 en que lo transitó Camilo Borghese, príncipe de Sulmona, segundo marido de Paulina Bonaparte, o el príncipe florentino Cosme (III) de Médicis, en 1668-1669, cuando fue acompañado en su corte por Pier María Baldi que fue haciendo retratos de paisajes y pueblos por donde pasaban.

Hay una Relación de 1738, muy en detalle, de este Camino Real que unía Madrid con Zaragoza, especialmente el que pasado Maranchón se desviaba hacia el nordeste, por Daroca y Cariñena. A este camino lo cataloga como “de los más principales de España” el Itinerario español o Guía de caminos escrito por José Matías Escribano en 1767. En esa época, estaba clasificado como Camino General de Ruedas, frente al Camino de herradura que suponía el trayecto por Calatayud. 

En el Camino Real de Aragón destacaba la localidad de Concha. Y en ella, la residencia habitual, al menos en verano, del abogado de los Reales Consejos e historiador molinés, don Gregorio López de la Torre y Malo. Habitaba la gran “casona del Mayorazgo”, que tuve la fortuna de visitar, aún habitada, hace cincuenta años, cuando en el pueblo de Concha se oían risas de niños y nostalgias de abuelos. Allí encontré un documento, que ya he comentado en ocasiones anteriores, escrito de su puño y letra por el historiador molinés, en que daba cuenta de las personas de calidad que pasaban por el camino, alojándose muchas de ellas en su casa. En esa relación se comprueba, con asombro, la cantidad de gente que pasaba entonces, mediado el siglo XVIII, por este Camino Real que comunicaba Madrid con Zaragoza, y que nos permite imaginar la amabilidad con que López de la Torre recibía a todo tipo de caminantes, peregrinos, infantes de España y ministros de su gobierno… todos tenían que andar, en carrozas o a pie, sobre mulas o en tartanas desvencijadas, por aquellas sendas polvorientas de la sesma del Campo. Y entre otras presencias ilustres menciona a:

El 28 de Febrero de 1729 estuvo en este lugar de Concha el Muy Rvdo. P. Juan Matheo López, mi pariente, Provincial de los Clérigos Menores, Catedrático de Prima de Teología en Salamanca y ynsigne Predicador que pasaba acompañado de muchos vocales de su Religión al Capítulo General de Roma, Oy Obispo de Murcia. Murió en 1744.

El día 29 de Marzo de 1729 estuvo en mi casa de Concha el Rmo. P. Juan Soto, Comisario de la Orden de N.P. S. Francisco de todos los reynos de España, acompañado del Definidor General, del Secretario Gral. Del Comisario Gral. De Jerusalén, del Custodia General de Indias, del Provincial y Custodio de la Provincia de la Concepción y otros Padres graves de la Religión, pasaban al Capítulo General de su Religión en Milán.

El día 20 de Mayo estuvo en este lugar el P. García, Obispo de Sigüenza, a la visita.

El día 17 de julio el Provincial y Custodio de los Descalzos de San Francisco de la Provincia de Alentexo en Portugal, nos dieron a mi prima, a la chica y a mí tres indulgencias plenarias.

El 7 de mayo de 1731 estuvo en Concha el Cardenal Aldobrandini, nuncio de España, y el Obispo de Sigüenza, P. García, en mi casa.

Estuvo el Conde de la Gomara, el Coronel de Nápoles, el Marqués de Grazia Rl., el conde de Tagonda, el Brigadier Veyle, el Ayudante de las Guardias, el Conde de Friburg, el Brigadier Ladron de Guevara, el Capitán Aumada, y un Coronel francés.

Estuvo en casa Pignatelli, Mariscal de Campo en abril de 1734.

El 27 de febrero de 1742 estuvo en casa el Infante Don Felipe, quando pasó a la Lombardía, en la sala de arriba, acompañado de mucha comitiva y gente como si pasara el Rey, y el confesor mi amigo el P. Aller, Clérigo Menor, Catedrático de Salamanca.

La Serenísima Infanta Doña María Antonia Fernanda estuvo en mi Casa el día 20 de abril de 1750 acompañada de la Duquesa de Medina Zeli, de Solferino, del marqués de Talbares, del Marqués de la Torrecilla Ribera y innumerable acompañamiento que de orden del Rey s ele hizo, y fue un concurso muy grande y el mismo que si pasara el Rey, con su alcalde de Corte que iba delante, D. Pedro Ruiz Egea, iba a casar la Princesa de Saboya, le dieron en dote 500 mil doblillas esto es 250 mil doblas, y se gastaría en el viaje 50 mil pesos.

Viniendo del Capítulo Gral. estuvo en Casa el P. Comisario generl. de Indias, acompañado de los custodios y Probinciales de Andaluzia, eñ Rdmo. P. Velasco, Natural de Aragamasilla, hizo el hospedaje el Guardian de Medinaceli.

El Excmo. Sr. D. Pedro Abarca y Bolea, Conde de Aranda, Capitan Gral. unico de los Exercitos de España y Presidente de Castilla, estuvo en Concha yendo a Madrid en 21 de Sep. de 1769 y vino a visitarme a mi casa en dho. dia con muchas espresiones.

Algunos años después, en plena Guerra contra Napoleón, Alexandre Laborde en 1809 le considera capital en su ”Itinerario descriptivo de las provincias de España”. Todavía en 1830 el ingeniero Francisco Javier de Cabanes (que intentó hacer navegable el Tajo por el centro de España) en su “Guía general de correos”, mantiene el camino entre Alcolea, Anguita, Maranchón, Anchuelo, Tartanedo, Tortuera, Embid, Used y Daroca, como principal, aunque dice que se está usando otro que va de Molina directamente a Daroca, y que al final sería el más utilizado. Fue en la época de Pascual Madoz, mediado el siglo XIX, cuando se iniciaron los estudios para crear el Camino de Alcolea a Teruel por Monreal, lo que es hoy la carretera N-211, y estableciendo ya como definitivo el camino real de Madrid a Zaragoza por el Jalón, Calatayud y los Montes Ibéricos.