Maestros montañeses en la tierra de Guadalajara

viernes, 7 octubre 2016 2 Por Herrera Casado
Claustro del monasterio de Sopetran

El claustro del monasterio de Sopetrán fue tallado por maestros montañeses de la Junta de Voto.

Muchas de las iglesias levantadas en siglos pasados por los pueblos de Guadalajara, fueron diseñadas y construidas por artistas, arquitectos y canteros venidos de Cantabria. Es sorprendente ver cuántos, y de qué calidad, fueron todos ellos. Aquí repasamos sus nombres y sus obras, porque seguro que a muchos lectores interesan estos datos.

De los numerosos estudios que se han realizado hasta ahora sobre canteros y maestros venidos de la Montaña santanderina a las mesetas castellanas, destacaría uno fundamental, la tesis de licenciatura de Begoña Alonso Ruiz, titulada “El arte de la cantería. Los maestros trasmeranos de la Junta de Voto”, publicada en 1999 por la Universidad de Cantabria.

Mucho antes, el historiador F. Sojo y Lomba, en 1935, publicó su estudio sobre “Los maestros de Trasmiera”, y ya más en concreto sobre Guadalajara la intervención de M.A. Muñoz Jiménez titulada “Maestros de obra montañeses en la provincia de Guadalajara” y publicada en la Revista “Altamira” en el número XLIV fue fundamental. También son de gran interés los datos, escuetos, pero significativos, que Pedro Ruiz Ateca aporta en sus estudios sobre el mismo tema en la página web www.juntadevoto.com. Y más recientemente, en obra capital para conocer el arte de nuestra provincia, el estudio en dos tomos titulado “La arquitectura barroca en la antigua diócesis de Sigüenza” firmada por don Juan Antonio Marco Martínez. De todos estos elementos proceden, muy resumidos, los datos que aporto a mis lectores esta semana.

La Trasmiera es una comarca de la Montaña Santanderina, que se extiende en torno al río Miera, al este de la bahía de Santander. Es un país a medias marítimo a medias continental, formado por abruptas montañas y ondulantes prados siempre verdes. Aislados de los límites del poder, en la Edad Media sus habitantes no tenían más opción que emigrar a la Castilla central, a buscarse la vida. Eso hicieron muchos canteros, especialistas de la talla de piedra que progresivamente aprendieron todas las técnicas de construcción y llegaron a ser afamados arquitectos y maestros de obra. Su escuela, la propia familia, los vecinos, el grupo muy cerrado que en forma de “cuadrillas” o de “partidas” se animaban, se ayudaban y se colocaban en todas partes. Quizás el famoso de estos cántabros arquitectos fue Juan de Herrera, a quien el rey Felipe II le nombró su arquitecto real y le encargó la construcción del monasterio de El Escorial. Pero a través de él, de sus amigos y familiares, de sus relaciones en la Trasmiera, vinieron muchos otros artesanos y canteros a Castilla, dejando su ingenio y su arte por todas partes plasmado. A Guadalajara, por supuesto, vinieron muchísimos, como luego veremos.

Los canteros de la Trasmiera venían de diversos pueblecitos cántabors. Especialmente de Ruesga, Rasines, Liendo, Guriezo y Bárcena de Cicero. Pero, sobre todo, de la Junta de Voto, uno de los cinco lugares o “juntas” que configuraron la Merindad de Trasmiera, y que se sitúa concretamente en el valle de Aras. De allí procedía Rodrigo Gil de Hontañón, quien centró su actividad en Alcalá de Henares (es el autor genial de la fachada de su Universidad), viniendo con él otros grupos familiares como los Alvarado, Naveda, Sisniega, Ribero, etc.

Los espacios en los que más se centra la tarea constructiva de los hombres de la Trasmiera es Palencia y Valladolid en la Meseta Norte, y Madrid-El Escorial-Guadalajara en la Sur. Por ir mencionando algunos nombres, debemos comenzar con Juan Sánchez del Pozo, a quien vemos en Guadalajara desde 1526, siendo nombrado en 1572 maestro mayor de la catedral de Sigüenza, pasando luego al Escorial. En torno a la figura de Gil de Hontañón, en la Universidad de Alcalá de Henares vemos a Nicolás de Ribero, personaje fundamental para entender acontecimientos posteriores y que aglutina en torno a sí a prometedoras figuras. Sabemos que compaginó tareas de cantería y escultura, desde comienzos del siglo XVI. En 1531-38 trabajan en Alcalá junto a Ribero las figuras de Pedro de Llánez, García de la Riba y Juan de Ribero.

La mayoría de las obras de cantería realizadas en Guadalajara durante los siglos XVI y XVII fueron adjudicadas a maestros canteros trasmeranos, siendo los de la Junta de Voto los que aparecen documentados en mayor número de obras tanto religiosas como civiles, según nos refiere Marco Martínez. A lo largo de esos dos siglos, llegan a ser cinco maestros trasmeranos quienes ocupan el puesto de Maestro Mayor de la Catedral de Sigüenza. Serían en concreto, los siguientes: Juan Juan Sánchez del Pozo, Juan Gutiérrez de Buega de la Sierra, Juan de Ribero Rada, Juan de Ballesteros, y Juan Ramos.

En Alcalá de Henares es mayoritaria la presencia de estos maestros canteros y arquitectos. Primero en torno a Rodrigo Gil de Hontañón, y luego en El Escorial junto a Juan de Herrera. Encontramos los nombres de Juan de Ribero y sus discípulos Ballesteros y Bocerraiz. Concretamente de Juan de Ribero es muy relevante la faceta de tracista, que se combina con la de erudito en arquitectura, intelectual y humanista, aunque debemos reconocer que su papel formador no tiene tanta relevancia como el de Nates. Sobre estos dos pilares esencuales, Nates y Ribero se sustenta la labor de los artífices de la Junta de Voto, viniendo la mayoría de sus familiares y discípulos de dos lugares cercanos: Secadura y Rada.

 

La obra de los trasmeranos en Guadalajara

 

Simplemente poniendo una relación de lugares, obras y años en los que intervinieron maestros de la Junta de Voto en tierra de Guadalajara, nos podemos hacer una idea de la potencia de su taller, de sus ideas modernizadoras y la inmensa riada de dinero que desde la iglesia y el obispado se dejó discurrir para mejorar el ámbito arquitectónico, tanto eclesiástico como civil.

 

En Algora, hacia 1573 García de la Carrera construye la iglesia parroquial de San Vicente.

En Alovera, entre 1569 y 1587, Nicolás de Ribero dirige la obra de la iglesia parroquial de San Miguel.

En Auñón, en 1526, Juan Sánchez del Pozo hizo las basas de la torre de la iglesia de San Juan Bautista.

En Atienza, en 1184, Juan Ramos de Secadura traza la iglesia de San Juan de Mercado.

En El Casar en 1597, Juan de Ballesteros contrata reparaciones de la iglesia parroquial.

En Chiloeches, en 1569, Pedro de Medinilla termina la torre de la iglesia parroquial de Santa Eulalia y en 1570 Nicolás de Ribero construye la capilla nueva de Santa Eulalia, que continúa su sobrino Juan de Ballesteros.

Incluso en los años finales de ese siglo, vuelve a aparecer con su hijo Valentín de Ballesteros haciendo reformas.

La iglesia de El Olivar es onra completa y directa de Pedro de Bocerráiz entre 1570 y 1580.

En Escariche, hacia 1559, Juan de Bocerráiz termina la construcción de su iglesia parroquial y en 1594 su hijo Pedro se encarga de la sacristía.

En Fuentelviejo, en 1572, Francisco de Navidad dirige las obras de la iglesia parroquial de San Miguel.

En Gajanejos, en 1588, Juan de Buega tenía el encargo de la iglesia de San Pedro apóstol.

Ya en Guadalajara capital vemos a diversos miembros de este grupo actuar. Así en 1566, Juan de Ballesteros renueva la fachada del desaparecido palacio de dpn Francisco Álvarez Jiménez. En 1571, Pedro de Medinilla trabaja en la reforma del palacio del Infantado. En 1573, Nicolás de Ribero y Juan de Ballesteros rematan la obra de la iglesia del convento de Nuestra Señora de los Remedios. En 1625, Gerónimo de Buelga contrata parte de la obra de las Carmelitas descalzas de San José.

Será en Horche, en el último tercio del siglo XVI, donde Pedro de Medinilla recibió el encargo de construir la picota en la plaza Mayor.

En Humanes Juan de Ballesteros intervino en la construcción de la iglesia parroquial de San Esteban.

En Imón, en 1588 Juan de Buega de la Sierra tenía obra en la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora.

Y en Lupiana, en 1601, García de Alvarado contrató la obra de cantería de las tres pandas que quedaban por hacer del claustro principal del monasterio jerónimo de San Bartolomé, obra que comparte con Pedro de Bocerraíz.

En Málaga de Fresno se atribuye a Pedro de Medinilla el inicio de la obra la cabecera de la iglesia, cuya construcción sigue Juan de Ballesteros en 1574.

En Marchamalo, en 1567, Pedro de Medinilla se hace cargo de la construcción de la iglesia parroquial. Y en 1582 es Juan de Ballesteros quien contrata la sacristía.

En Miralrío, en 1588, Juan de Buega de la Sierra trabajaba en la construcción de la iglesia de San Jorge.

En Mondéjar, en 1556, Juan de Bocerráiz construye la sacristía de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, cuya traza le atribuyen algunos.

En Pastrana, es Bartolomé de Navidad quien en 1631dirige las obras del colegio de San Buenaventura.

La obra de cantería de la iglesia campiñera de Quer la hacen en 1571, Pedro de Medinilla y Juan de Ballesteros.

En la ciudad de Sigüenza, meca de los artistas y arquitectos durante los siglos XVI y XVII, son numerosas las obras protagonizadas por los trasmeranos de Voto. En 1572, Juan Sánchez del Pozo es nombrado maestro de las obras de la catedral, y allí dirige la construcción de la girola, y en ella la portada de la sacristía mayor.

Juan Gutiérrez de Buega de la Sierra es maestro de obras de la catedral desde 1578 a 1598, realizando la girola, que luego continuaría Juan de Ballesteros. Y como obra civil mencionar que en 1587 Juan de Buega de la Sierra traza el puente sobre el río Vadillo. El patio del hospital de San Mateo es de 1588 a cargo de los hermanos Juan y Bartolomé de Buega de la Sierra, y en 1603 Juan Ramos de Secadura termina la construcción del convento e iglesia de los Carmelitas Descalzos de San José, donde anteriormente había trabajado Diego de Morote.

En Tendilla, hacia 1606, Juan Ortega de Alvarado intervino en la construcción del convento jerónimo de Santa Ana. Y a Juan García de Alvarado, su pariente, se le atribuye en esos años la construcción del renovado monasterio de la Salceda. En Torre del Burgo, en 1624, Juan de Buega de la Sierra dirige las obras del claustro del monasterio de Sopetrán, y en Uceda, entre 1553 y 1575 son Juan de Pozo y luego su hijo Fernando quienes dirigen la construcción de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Varga.

 

En la villa mendocina de Yunquera de Henares hay mucha actividad de los trasmeranos en esos siglos. Hacia 1625, Juan de Buega de la Sierra traza la capilla mayor de la iglesia.Y antes, entre 1559 y 1584, Nicolás de Ribero dirigió las obras de la gran iglesia, cuyas trazas algunos le atribuyen. En 1569, todavía, a Nicolás de Ribero se le atribuye la construcción de un molino harinero, en cuyo tema eran también muy peritos los “masones” o hermanos constructores de la Junta de Voto de la Trasmiera cántabra