Propuestas esenciales para conocer Guadalajara

sábado, 20 febrero 2016 1 Por Herrera Casado
100 Propuestas Esenciales para conocer Guadalajara

100 Propuestas Esenciales para conocer Guadalajara

El próximo lunes 22 de febrero, a las 7 de la tarde, y en convocatoria abierta y entrada libre, se va a presentar en el salón de actos del edificio de la Junta de Comunidades, en la calle Topete (antigua sede de la Caja Provincial de Ahorros), un libro que supone todo un canto y estímulo al conocimiento de nuestra provincia. Un libro, como se ha dicho, que debería tener cada provincia española. Son las “Cien propuestas esenciales para conocer Guadalajara” y va firmado por más de 50 escritores y estudiosos de nuestra tierra.

Entre esas cien propuestas aparecen paisajes, cuevas, altares, fuentes, personajes, botargas, palacios y plazas, encierros de toros y ángeles pintados… sin duda el mejor cartel que podría haberse ideado para anunciar al mundo lo que Guadalajara encierra.

No es de este lugar, ni me apetece entrar en el tema, el análisis de la situación económica de nuestra provincia, que desde hace tiempo está limitada a la superviviencia. Entretenida con fastos y fiestas, pero sin nada detrás, que la sustente y la sostenga.

Por eso, de entre las industrias que podrían abrirse, pienso que es la más importante y prometedora la del Turismo. Un turismo medido y sin avalanchas, pero un turismo permanente, que ponga en Guadalajara sus ojos, y que encuentre en el lugar que los ponga no solo una propuesta histórica, artística, o natural, sino elementos que la acompañen como son infraestructuras. Por ejemplo (y sin ser ni mucho menos la panacea ni la única alternativa) un Parador Nacional de Turismo en Molina de Aragón. No es nueva la idea, y ya se hicieron planos, maquetas y hasta inauguraciones de obras con una excavadora detrás. Pero el Parador no llega.

Y no llegan las carreteras que sirvan de conexión rápida y cómoda con la Naturaleza más espectacular, como es el Alto Tajo. Esa carretera CM-2015 por la que se tiene que circular muy despacio y a riesgo de romper los amortiguadores.

El empujón para que el Turismo llegue de una vez, y muy en serio, a Guadalajara, no pasa solamente por algún que otro anuncio en prensa, o los folletos repartidos en FITUR. Necesita de muchas manos y muchos brazos que empujen. Y poner esa fuerza en cada actuación es lo que podrá sacarnos del parón y echarnos a andar.

100 Propuestas Esenciales

Aunque fue por una cuestión interna de la editorial que dirijo, y que quería poner como número CIEN de la Colección “Tierra de Guadalajara” un título sonoro y un libro muy denso que aupara los temas que la habían nutrido, creo que esta forma de aunar en una publicación el centenar de asuntos que podrían (siempre habrá opiniones diversas) ser los más representativos de la provincia, era un reto al que no podía resistirme. En ello me puse, hace ya bastante tiempo, y conté con la colaboración de más de 50 personas (escritores, fotógrafos, viajeros, profesoras, guías y entusiastas de la tierra guadalajareña) de tal modo que ha salido una publicación llamativa, útil y con ganas de servir de referencia. El lunes próximo, y arropado por todos esos escritores y escritoras, colaboradores gratis et amore a la causa, podremos ver su contenido y empezar a usarla. Una ruta cada semana, un monumento, un museo, una fiesta, un rincón de las alturas…. 100 semanas dan para mucho, y si conseguimos que sean también muchos los que sigan ese camino, ya habremos aportado un pequeño grano de arena a esta tarea inaplazable, la de poner en marcha el Turismo de Guadalajara.

Una propuesta arqueológica

Aunque escritas por algunos amigos ya fallecidos, se proponen tres visitas arqueológicas absolutamente imprescindibles. Dimas Fernández-Galiano Ruiz nos invita a ls ciudad visigótica de Recópolis, Jesús Valiente Malla nos reclama en el acueducto romano de Zaorejas, y Andrés Acosta González apuesta por el viaje a la Cueva de los Casares.

Los templos románicos

Esencia del medievalismo, de los inicios artísticos y de unas formas de vida muy enriazadas, los monumentos románicos de Guadalajara, que son más de un centenar, aparecen en este cartel como reclamo del conjunto. No faltan entonces los grandes paneles iconográficos de la portada de Santiago, en Cifuentes, del templo de San Bartolomé en Campisábalos o de la rural magnificencia de Santa Coloma en Albendiego. Pero también están los solemnes perfiles de la iglesia de Santiago en Sigüenza, que nos describe su cronista Pilar Martínez Taboada, y la viga monstruosa de Valdeavellano, analizada por Amador Ayuso Cuevas. Las semblanzas de un hombre de la época, el Arcipreste de Hita (esbozada por García Marquina) y de un estudioso de la misma, el cronista Layna Serrano (en resumida biografía de Tomás Gismera) son el contrapunto imprescindible. 

 

Los monasterios en ruinas

La mayoría por el suelo, o en cuidada y gloriosa ruina, los monasterios cistercienses de Guadalajara son un reclamo que atrae miles de visitantes. Sin embargo, siguen estando olvidados en su mayoría, o poco apreciados y favorecidos por las administraciones. Aquí aparecen las sombras de San Antonio de Mondéjar, con su ruina recién limpiada, o el dinamismo social de Buenafuente del Sistal, siempre tan lejano. Pero también aparecen el cuidado y atrayente entorno de Monsalud junto a Sacedón, en contrapunto con la ruina salvaje y sangrante de Bonaval junto al Jarama.

Patrimonio abundantísimo

En el totum revolutum del patrimonio surgen propuestas conocidas y otras anónimas, sorprendentes. Docenas de firmas han querido hacer hincapié en estos elementos: en la conocida catedral de Sigüenza, o en el palacio ducal de Pastrana. Pero también en la cueva del moro de Pastrana, ese santuario visigodo que por milagro permanece intacto en la vega del Arlés desde siglos y siglos. O esa fuente de la Vega, en Solanillos del Extremo, que sorprende a todos, como sorprenden los retablos coloristas que cubren los muros de los mayores presbiterios en Alustante, en Balconete o en Alovera. O como asombran los pairones molineses, los ángeles virreinales de Tartanedo o la Cruz Aparecida de Albalate.

La ciudad de Guadalajara

En la ciudad de Guadalajara, que es generalmente la puerta por donde los turistas entran a nuestra tierra, hay unas –pocas- maravillosas propuestas, que aquí se ofrecen: el palacio del Infantado, en la pluma de Antonio de Velasco, o el palacio de Antonio de Mendoza, en la de Tomás Barra, más el panteón de la Condesa de la Vega del Pozo, de lo que habla Juan Pablo Mañueco, y el puente árabe sobre el Henares, con la firma sabia de Juan José Bermejo.

La Naturaleza espléndida

Nuestra provincia es el paraíso de los ruteros, de los caminantes, de los excursionistas. Hay parajes de ensueño, valles hondos, alturas con buitres. Todo es conocido, y admirado, pero hay que centrarse. En esta ocasión, entre esas “100 Propuestas Esenciales”, se proponen una docena de lugares por los que pasear, y disfrutar viendo de todo: desde los quejigares del Tajuña medio, hasta el valle del río Ungría. Y desde el paseo de Roblelacasa a las Cascadas del Aljibe, a la subida del Ocejón y la admiración del salto de Despeñalagua helado.

Fiestas y encuentros

Y en el objetivo de la diversión, de la apuesta cultural y del asombro por los ancestralismos, otra docena de propuestas se hacen imprescindibles. Pues si en la capital los atractivos están en el Maratón de Cuentos de junio o en Tenorio Mendocino de Noviembre, en los pueblos de la Campiña y Serranía serán las botargas y las mascaritas (Peñalver, Almiruete, Luzón…) los elementos que más llamen la atención. López de los Mozos por un lado, y Pedro Aguilar convocando al Festival Medieval de Hita, por otro, son algunas de las firmas que encontramos en estas páginas.

Al final, y aunque tiene la forma antigua de un libro, estas “100 Propuestas Esenciales para conocer Guadalajara” vienen a ser como una App que en la mano nos va entregando, entre sonrisas, colores y títulos, como en bandeja ese torrente de maravillas que nuestra tierra tiene, y que están esperando a que miles de personas se animen, en este imprescindible “turismo de interior”, a recorrer sus caminos.