Adiós a un alcarreño insigne: García de Paz

viernes, 1 noviembre 2013 0 Por Herrera Casado

Cuesta trabajo, cuando la amistad y las vivencias son grandes y dilatadas, despedir a un amigo, a un generoso contribuidor de la cultura alcarreña, que acaba de irse de forma inesperada y brusca: José Luis García de Paz, -que desde este verano era oficialmente cronista de la villa de Tendilla, pero que en el corazón llevaba ese lugar, y la Alcarria toda, desde que nació-, nos ha dejado para siempre. Las páginas que junto a esta llenaba con su saber y su investigación, no volverán a ver su firma y su rostro. Y nosotros quedaremos un poco más huérfanos, de su magisterio, de su simpatía y, sobre todo, del hondo sentido que le dio a la amistad.

Se hace duro pensar que tras 25 años de trabajo en la enseñanza universitaria, y habiendo alcanzado la difícil meta de obtener su primer año sabático, el profesor García de Paz haya fallecido en la primera semana de esta circunstancia que para muchos es meta ansiada y feliz. La muerte es siempre absurda, y a todos nos cuesta comprender su sentido, su oportunidad y implacable puntualidad. Pero hay ocasiones en que esta comprensión se hace más difícil, cuando le llega a un amigo íntimo, en una edad de plenitud, sin aviso previo.

De José Luis García de Paz se podrían decir muchas cosas, que parecen llegar alborotadas y en tropel a la boca desde el corazón. Como me salió, directo, hace unos días, solo cabe decir que fue un ciudadano ejemplar, un ciudadano al que todos deberíamos imitar. Porque en todo fue justo, y sin excesos: quería a su familia (día a día), a su pueblo (¡por fin le nombraron Cronista Oficial de Tendilla, hace dos meses!), a su provincia, a su país, a sus amigos… nunca se le oyó hablar mal de nadie ¡que ya tiene su mérito! Y siempre colaboró en cuantas tareas se le ponían, voluntarias o encargadas, por delante.

Triste momento de recordarle como algo pasado, y más difícil aún hacerse a la idea de que no va a volver a escribirme un mail con su último hallazgo, su última ocurrencia, su última y cotidiana alegría de saber algo nuevo. Momento, entonces, de hacer balance de su vida. De alentar a su esposa, María Jesús, a su hija Marta y al resto de su familia tan querida, incluida su madre, quizás la que más sufre, a que mantengamos su memoria viva, porque la huella de los que hicieron cosas positivas, de los que marcaron un camino, es la que nos anima a seguir esos pasos, y a mantenernos dentro de los bordes de esa senda.

Promotor de la Feria de Tendilla

Una de las facetas en que se distinguió García de Paz fue en la promoción y popularización de la Feria de las Mercaderías de Tendilla, pues desde el mismo momento, en 1994, en que se puso de nuevo en marcha la ancestral Feria, él apoyó la idea y la divulgó en publicaciones provinciales y nacionales, continuamente aportando datos nuevos, documentos, anuncios, fotografías, relatos y recuerdos de los más mayores. Si existe hoy esa Feria tal como es, ya declarada de Interés Turístico Regional, se debe en buena medida a su actividad.

Sabio de Mendozas

Su aportación en Internet a la divulgación del linaje Mendoza fue incansable, y pionera. Mucha gente se ha enterado de que existieron estos personajes por sus páginas que a través de la UAM colgó en Internet desde hace casi 20 años: las consultas eran numerosísimas, y los datos, la bibliografía, los retratos y las anécdotas sobre los Mendoza estaban en ese “Planeta Mendoza” que creó en http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/depaz/mendoza/, y que esperamos que la Universidad Autónoma de Madrid mantenga activo.

Entre las aportaciones documentales a la historia de este linaje, figura el artículo que hace unos meses apareció con su firma en el Boletín de la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara, y que trataba de “Las mujeres y los hijos del Cardenal Mendoza. Su legitimación” aportando la fecha de 1468 para el nacimiento del primogénito del Cardenal, el guerrero Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, primer marqués del Cenete. Pero muchas más anécdotas y aportaciones, tanto en escritos como en conferencias, nos dejó García de Paz en torno a los Mendoza alcarreños.

Hurgador de Castillos

Una de sus pasiones, fueron los castillos. Los elementos en que se había materializado la historia de Castilla. En ese sentido, la obra más importante de nuestro amigo fue la que este periódico, “Nueva Alcarria”, le publicó (primero en fascículos y luego encuadernada) sobre los «Castillos y Fortificaciones de la Provincia de Guadalajara», en 207, un enorme libro con más de 400 fichas de castillos, atalayas, castros y cerros encastrados a los que de forma increíble García de Paz llegó y analizó. Más tarde, en 2009, nos dejó otro libro encantador y ameno, útil como apoyo al viajero, y verdadero licor concentrado de historias y patrimonios: el titulado “Castillos y Fortalezas de la Comunidad de Madrid” que íbamos a presentar en Televisión justo el día en que nuestro amigo falleció.

Denunciador de los abandonos patrimoniales

La incansable preocupación por mantener viva la llama del cuidado y la atención hacia los elementos del patrimonio histórico alcarreño, le llevó a viajar, a dar conferencias y a relacionarse con multitud de personas, profesores, colectivos e instituciones a través de las cuales trató siempre de proteger viejos edificios, colecciones de documentos y archivos mínimos.

Una de sus aportaciones más señaladas fue la elaboración de una “Lista Roja” de edificios de la Sierra Norte de Guadalajara en peligro de acabamiento. Como edición digital quedó ese libro, pero que nos consta ha servido para mantener la capacidad de la Asociación “Sierra Norte” en la defensa de sus raíces.

La más famosa de sus obras, reeditada, fue la titulada “Patrimonio Desaparecido de Guadalajara que ha tenido enorme repercusión en amplios ámbitos, y que ha ido concienciando a muchos para preservar todos los aspectos de ese legado cultural, material e inmaterial, que hemos recibido de nuestros abuelos. De ese tema pronunció José Luis conferencias y promovió seminarios, dando siempre, en los finales coloquios, datos nuevos y valiosas observaciones.

En esa búsqueda del patrimonio desaparecido, le acompañé en ocasiones. No podremos olvidar, tanto Alfonso, mi hijo, como yo mismo, las caminatas que por la Alcarria nos dimos junto a José Luis para descubrir viejas muestras de la cultura y la historia, semiescondidas por los páramos de nuestra tierra. Así el viaje que culminó en la visita a las ruinas de La Golosa, en término de Berninches, y en el que José Luis se arrastró por el suelo para observar mejor el edificio románico medieval, lamentablemente hundido, abandonado y en continuo proceso de desmoronamiento. Queda constancia de aquel trance en una foto que acompaño.

Otro de los viajes difíciles en lo que me cabe la dicha de haberle acompañado, fue el de la descubierta de la cueva/cuevas de los Hermanicos, en término de Peñalver, donde también pasó García de Paz sus apuros para explorar tan intrincados habitáculos, de los que llegó a concluir, por descubrimientos documentales posteriores, que fueron celdas ocupadas por monjes franciscanos de La Salceda para hacer vida eremítica, incluso hasta el siglo XVIII.

Son tantas las cosas que la amistad larga y honda que tuvimos con García de Paz (yo mismo y otros muchos que ahora lloran su pérdida, y que acudimos al cementerio de Tendilla la tarde del 23 de octubre a darle, al menos, el último asomo de amistad mientras le daban tierra en su pueblo) que se queda para próximo artículo el análisis de su obra escrita, de sus aportaciones al conocimiento de la Alcarria y del patrimonio, de los Mendoza y de la Guerra de la Independencia. Ese homenaje, del que estos días hablaban algunos, sería bueno que se materializara en alguna publicación final que recogiera lo más atractivo y singular de su obra.