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junio, 2012:

Desde Jirueque a mil partes

La obra caminera y rutera de Carrero Eras por la Alcarria

Al caer en nuestra manos, lo primero que podemos decir de “Nuevas Rutas a pie desde Jirueque” es que se trata de un libro sencillo y entretenido, en el que el buen escribir y el buen saber está garantizado. El autor regresa a la tierra donde ha vivido sus mejores horas, y la recorre, una vez más,

a pie, un paso tras otro, por sendas y trochas, describiendo paisajes, construyendo metáforas, pensando silencios y charlando con cuantos se encuentra en estos pueblos de la Alcarria, entre el río Henares y las sierras que ensayan sus alturas, sus lejanas brumas, llevando siempre el camino adelante, desde Jirueque a cualquier lugar, y volviendo seguro.

En las páginas de este libro, que lleva por título “Nuevas Rutas a pie desde Jirueque” encontrará el lector la memoria del autor, sabio de historias y escrituras, pero sobre todo conocedor de una tierra casi virgen, por la que le guiará con paciencia, con detalle, con la palabra justa para ofrecerle emociones y atesorar recuerdos de viajes sencillos por la tierra de Guadalajara en torno al Henares. Se entretiene el escritor en la minucia del paisaje, del cielo y de las plantas. Describe los caminos con meticulosidad, casi con mimo, y pone de cada una de sus veinte andanzas un plano detallado para que el viajero que quiera hacer ese camino no se pierda.

La obra está delicadamente editada, con inicios de capítulo en los que aparece algún detalle de la Naturaleza, y con muchas fotografías realizadas por el autor en sus caminatas. Cada ruta lleva un plano detallado de los lugares por donde se pasa, y el modo seguro de ir y volver. Siempre con inicio y final en Jirueque, desde donde parte, -porque allí tiene su casa- el autor. Al final del libro, además de un curioso índice onomástico en el que aparecen todos los nombres propios del libro, y en el que son mayoría los de gentes vivas, el autor nos da una ensoñación de su entrevista con “El Dorado de Jirueque”, el clérigo que murió en el siglo XVI y quedó enterrado, bajo la talla prodigiosa del alabastro dorado, en una capilla del templo de ese pueblo. Paseos por Jadraque, por Matillas, por Villaseca de Henares, por Pinilla de Jadraque y por Pálmaces… un libro entretenido, muy bien escrito, útil para los amantes de la Alcarria.

En Jirueque se inicia el viaje

Pedro Carrero Erases profesor de Literatura Española enla Universidadde Alcalá. Desde que nació va a Jadraque en verano, y a Jirueque en invierno, y a los pueblos de alrededor (“las vecindades”) siempre que puede. Pero donde ha puesto su casa es en Jirueque, ese pueblo recio y altivo que mira con ufana suficiencia a quien pasa junto a él, por la carretera, y que sabe mostrarse tierno y sabio cuando uno se cuela en su visceramen de callejas, y hasta charla con los vecinos, o se suma a sus fiestas.

Jirueque es lugar antiguo, poblado desde muy remotas épocas, y dominado por el señorío de los Mendoza durante siglos. Pero en esta ocasión, el profesor Carrero no se entretiene a hablarnos de su pueblo, ni de sus historias mínimas, porque ya lo contó en otro anterior volumen. Tan sólo se entretiene, en los tres capítulos finales, en una disgresión, una fábula o un relato maravilloso en el que charla durante largo rato con don Alonso Fernández de la Cuesta, el cura de Jirueque que tras morir fue enterrado en una capilla de la iglesia y cubierto su sepulcro de una talla impresionante. La fábula de Carrero nos le entrega vivo y charlando con el autor de gracias, desgracias y literaturas. Un capítulo final perfecto y entretenido. (más…)

Guadalajara en el Atlas de Caminería Hispánica

Unas páginas del Atlas de Caminería Hispánica

El lunes que viene, 25 de junio, se va a inaugurar en Madrid el XI Congreso Internacional de Caminería Hispánica. Veinte largos años haciéndolos, cada dos, entre Guadalajara y el mundo, entre Madrid y Michoacán, siempre dando tribuna a quienes estudian el caminar de las gentes, los caminos que dejaron, las sorpresas que encontraron en las revueltas de sus caminos. En esa jornada se presentará la gran enciclopedia o Atlas de Caminería Hispánica, del que aquí hacemos comentario y glosa.

Será el lunes 25 de junio, por la mañana, cuando a primera hora se proceda a presentar en público una obra que condensa grandes  parcelas del saber humanístico, histórico, geográfico y patrimonial de España. La obra, en dos tomos de gran tamaño, guardados en estuche de cartón, ofrece una visión panorámica de los caminos hispánicos y todo lo que de historia y arte por ellos se extiende y atesora. Y al decir hispánicos me estoy refiriendo a la península, el Mediterráneo valenciano y catalán, y el Plus Ultra castellano de América. Y de Asia, Oceanía, Africa… parece no acabar nunca el camino que parte de España, de Toledo y la Alcarria, de Barcelona o Sevilla.

Es el “Atlas de Caminería Hispánica”. El Congreso tendrá su sede en el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos dela calle Almagro, 42, de Madrid.

Caminos de la Antigüedad

Los itinerarios que presenta esta Enciclopedia son variados, entretenidos, y anchos siempre. De la época árabe, hay dos estudios que me han entusiasmado. Uno es el de Saqya, en el emirato de Córdoba, en la época cuando este individuo fue señor independiente en Sopetrán y buena parte de la Alcarria y márgenes del Henares. Lo escribe Rosario Osorio y nos da sucinta la historia de este rebelde musulmán frente al poder de Abderramán. El otro estudio es de Ignacio Menéndez-Pidal de Navascués, y se dedica a revisar, metro a metro y día a día, el “Itinerario de las Navas de Tolosa”, la gran batalla que definió la historia del Occidente europeo, el 16 de julio de 1212, ahora va a hacer nueve siglos justos. En este trabajo analiza caminos, trayectos, posiciones, acampadas, de todos los ejércitos participantes, en un hondo estudio riguroso. (más…)

Merodeando por el castillo de Brihuega

El castillo de la Peña Bermeja de Brihuega

A la fortaleza medieval de la villa de Bri­huega llaman el castillo dela Peña Bermeja, porque tiene su basamenta sobre un roquedal de tono rojizo, muy erosionado y socavado de pequeñas grutas y anfractuosidades que acentúan su carácter legendario, en el que se sitúa la tradición piadosa de la aparición de la Virgen de la Peña, patrona de la villa, que toma su nombre de ese mismo roquedal, siendo una más de las advocaciones marianas españolas en las que lo castrense y lo religioso se entremezclan.

Algo de historia

Por centrar la historia del edificio, cabe recordar primeramente la presencia de un castro ibérico en su entorno. Ello se ha demostrado por el hallazgo de restos cerámicos de la época celtíbera, contando además con la presencia de restos romanos y monedas visigo­das encontradas en la vega del río y en las laderas del monte en que asienta la villa.

Además es seguro que los árabes tuvieron en este enclave un castillete o torreón defensivo, que en la época del reino taifa de Toledo, especialmente ya en sus últimos años, se amplió y llenó de comodidades, de tal modo que sirvió para que en él pasaran algunas temporadas el rey Almamún, y su hija la princesa Elima, más el rey de Castilla Alfonso vi cuando todavía no era sino aspirante al trono. En esa ocasión, y según refiere la Crónica de España escrita por Alfonso x el Sabio, el futuro monarca castellano recibió en donación del musulmán la villa de bryuega donde refiere que avie y buen casti­llo para contra Toledo. El historiador y arzobispo toledano, señor de la villa del Tajuña de la que aquí tratamos, la denomi­na en su De Rebus Hispaniae como “Castrum Brioca”. En la ocasión en que, tras la toma de Toledo, el año 1085, el rey castellano otorga Brihuega al arzobispo de la nueva sede, don Bernardo, le concede en señorío la villa de Brihuega, a la que se refiere como poseedora de un fuerte castillo bien situado estratégicamente. Indudablemente, los árabes fueron los constructores primeros de esta fortaleza vigilante del Tajuña, según sentencia Merlos. Y a partir de finales del siglo XI, serán los castellanos, y más concretamente los arzobis­pos toledanos, quienes aumenten y den a la fortaleza briocense el estilo y la forma en que hoy la vemos. (más…)

Primavera en la Sierra: desde el Pelagallinas a La Nava de Jadraque

A finales de mayo, el día antes de celebrarse la 850 edición de La Caballada, aprovechamos para recorrer algunos de los pueblos que dan consistencia a esta “Sierra Norte de Guadalajara” que ha recibido recientemente el calificativo de Parque Natural, en el que unos 40 pueblos se suman con sus caseríos nobles a la maravillosa presencia de una Naturaleza exuberante.

El camino desde el puerto de Pelagallinas, cerca de Condemios, y La Nava de Jadraque, está cuajado de bosquecillos, de praderas, de rebaños de cabras y acumulaciones de vacas que en algunas ocasiones se quedan con toda su tranquilidad a rumiar en medio de la carrretera. Hay que ir sin prisa por estas trochas inigualables.

En el mismo corazón del Parque Natural dela Sierra Norte, a la caída de la Sierra de La Huerce, que por su orilla izquierda escolta al valle hondo del río Sorbe, aparecen una serie de pueblos a los que es muy fácil llegar, porque ahora todas las vías de comunicación están atendidas y son capaces de llevarnos de un lugar a otro si mayor problema.

Desde Atienza hemos alcanzado Albendiego, y repasado de nuevo la magia de sus rodenas cruces absidiales. Luego subiendo siempre hacia el valle glaciar de Galve, en Condemios de Arriba nos hemos desviado por un camino de asfalto, curva tras curva, a cruzar el puerto del Pelagallinas, que nos enseña en su bajada hacia el sur los pueblos que invitamos aquí a recorrer, empezando por

Aldeanueva de Atienza

Bajando desde el alto de Pelagallinas, en un valle profundo, ahondándose entre los montes del Santo Alto Rey y la loma del Reventón, se abriga Aldeanueva de Atienza, que como su mismo nombre indica es lugar de creación moderna en el devenir de la historia, pues debió establecerse hacia finales del siglo XVII o comienzos del XVIII.

No figura su nombre entre los pueblos pertenecientes al sesmo de Bornova, en la Tierra de Jadraque, durante el siglo XVII, mientras que ya en el siguiente aparece en los libros de Ayuntamiento y parroquia de El Ordial, al cual estaba anejo en todo. Perteneció, pues, a la casa ducal del Infantado. (más…)

Los pueblos abandonados de la Sierra

Iglesia del despoblado de Santotis, en la Sierra Norte de Guadalajara

Acaba de aparecer, y ha sido  presentado públicamente en Tamajón (en el nuevo Centro Social del Ayuntamiento, el pasado sábado) un libro por muchos esperado: la guía nueva y completa de la Sierra de Guadalajara, con todos sus detalles, anécdotas, lugares donde ir y sendas que recorrer. Su título “La Sierra Norte de Guadalajara, paso a paso”. Sus autores, José Antonio Alonso Ramos, Luis Monje Arenas y quien esto firma. Los tres creemos, después de muchos meses, y aún años, de recorrer de punta a cabo a la serranía de Guadalajara, que nos ha salido un libro interesante. El público será quien dé, en definitiva, su veredicto.

La Sierra Norte de Guadalajara es, como lo era la Alcarria en los primeros años del pasado siglo, “un sitio hermoso al que la gente no quiere ir y ellos se lo pierden”. Ni está lejos ni es difícil de llegar a ella. Todo es ponerse.

En la Sierra hay montañas, bosques, ríos, puentes, pueblos, fiestas y mucho movimiento. Poco por parte de sus habitantes, porque son escasos, y mucho por el de quienes la visitan, que son cada vez más. El estímulo y la promoción del turismo rural en la Sierra de Guadalajara es una de las claves de su desarrollo, en estos momentos. Porque si no es porel turismo, y una vez declarada toda ella como “Parque Natural” apenas le queda otra posibilidad para sobrevivir que mostrarse y ofrecerse como lugar de estancia, de descanso y viajes.

De las muchas cosas quela Sierra Nortede Guadalajara ofrece, de las que he contado ya, de las que iré contando, y de las que ofrece ese libro que el otro día se presentó en Tamajón, quizás una de las más sorprendentes sea la lista de sus pueblos desaparecidos, primero abandonados, luego derruidos, a veces violentamente, y desde luego ahora sumidos en la memora única de quienes los conocieron o en ellos habitaron.

Para animar a viajar por la Sierra, a conocerla mejor, a saborearla en su total dimensión de tristeza ida y sorpresa emergente, pongo aquí la relación de algunos pueblos serranos que fueron y ya no son. O al menos solo queda de ellos la memoria, los escritos y alguna que otra vieja fotografía. (más…)