Un museo gozoso en Alcázar de San Juan

viernes, 20 mayo 2011 0 Por Herrera Casado

El pasado 30 de Abril tuvo lugar, en el Museo Municipal de Alcázar de San Juan, el décimo Congreso de Escritores de la Región. Una reunión anual que convoca la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha, y que une a un plantel numeroso y acreditado de escritores, jóvenes y no tan jóvenes, que ponen al día sus quehaceres literarios, leen comunicaciones y sobre todo charlan y discuten sobre los problemas que a los escritores les sobrevienen en esta Comunidad Autónoma, y las posibles salidas que a tanta dificultad podrían darse.

A la hora de las visitas, nos sorprendió a todos el recién inaugurado Museo “La Casa del Hidalgo”, del que quiero dar aquí noticia y aplauso, porque es una maravilla de sitio este que el Ayuntamiento de Alcázar ha levantado sobre las viejas y decrépitas paredes de una “Casa del Rey” que en realidad era un inútil inmueble condenado a la desaparición. Estudios, ganas, dineros y voluntades lo han rescatado y puesto en valor.

El patio central de la Casa Museo del Hidalgo, en Alcázar de San Juan

Una ciudad en la Mancha

Es Alcázar de San Juan un núcleo de progresivo desarrollo, cuidado y agradable para vivir en el mismo centro de La Mancha. De su historia, muy brevemente, podemos decir que hace ya 3.000 años existían gentes en su entorno, y que se han rescatado estupendos mosaicos romanos de una cercana villa. De la presencia musulmana ha quedado al menos el nombre del pueblo, “al qsar” significaba un caserío, un lugar pequeño y pasajero, frente a los “al kalat” que significaban “el castillo, la fortaleza”.

De época medieval, ya cristiana, se sabe que perteneció en un inicio al priorato de Consuegra, de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, luego de Malta, y que a finales del siglo XVI, adquirió tal importancia que pasó a ser cabeza del priorato, usando para residencia de sus priores el antiguo castillete musulmán reformado y ampliado. Hoy queda un hermoso resto visitable en su “Torreón de don Juan José de Austria”, en el enclave monumental de la ciudad.

La llegada del ferrocarril a mediados del siglo XIX cambiaría por completo la imagen de Alcázar, que pasó a ser nudo de comunicaciones y paso obligado de las líneas norte-sur, este-oeste de la península, de tal modo que ese ferrocarril dio vida a medio pueblo, en oficios, trabajos, industrias y comercios. No ha perdido aún ese aire cosmopolita, y lo ha ganado en otros, especialmente el turístico, que va a centrarse en los edificios reseñados y especialmente en este Museo del Hidalgo que comento.

El Museo del Hidalgo

El Museo que nos ha sorprendido, y que ha sido inaugurado hace un par de meses, y ya está dispuesto a su visita, es el llamado “Museo del Hidalgo”, que se ubica en una antigua casa solariega del siglo XVI, permitiéndonos descubrir, paso a paso, como sería la vida de los hidalgos que inspiraron a Miguel de Cervantes cuando creó el personaje de Don Quijote.

Es sabido que desde hace años Alcázar de San Juan se disputa con otras poblaciones, especialmente con Alcalá de Henares, ser la patria del “Príncipe de los Ingenios”. Una partida de bautismo en su parroquia, en la que un erudito del siglo XVIII anotó junto al nombre de un Miguel de Cervantes la reseña de “Este fue el autor del Quijote” ha hecho movilizar a un pueblo entero, a través de escritos, congresos, monumentos y libros, en petición de esa gloria.

La casa en que se ubica fue adquirida por el Ayuntamiento de Alcázar: era uno de los escasos elementos vivos del siglo XVI, aunque se encontraba muy alterado y en progresiva ruina. Sobre él, poniendo los medios que se deben, que es dinero en primer lugar, y sabiduría de la que gozan especialistas en museología venidos de las mejores universidades en segundo, se ha levantado un espléndido museo, distinto a todo lo conocido.

Entre las intenciones que han guiado al Ayuntamiento de Alcázar de San Juan a levantar esta interesante oferta cultural, está la de recuperar el aspecto original del edificio (la antigua Casa del Rey, palacio emblemático de la arquitectura civil de Alcázar de San Juan), facilitar la visión del patio desde el interior y recuperar parte de la historia de este edificio singular con la recreación de la vida en Castilla-La Mancha en el siglo XVI. Es fundamental poner en valor el edificio como la pieza fundamental del patrimonio material del Museo, desde el respeto y la potenciación del mismo.

En cuanto a los contenidos, lo que se busca es desarrollar el concepto del hidalgo en relación equidistante con la figura más conocida, la del Quijote, figura que nos sirve para comprender mejor el momento histórico en el que Cervantes sitúa al hidalgo manchego, y conocer mejor la Mancha de aquel momento.

La planta baja nos sorprende con una sala en la que juegan ambivalentes los valores de las armas y las letras, mostrando armas y libros, esencia de la vida del hidalgo manchego Alonso Quijano. En el mantenido patio, hoy cubierto para su mejor aprovechamiento, se ven detalles de la vida de una casa austera, y en ella el pozo, las rejas, las viejas puertas… Desde el patio se baja a la bodega, que se ha rescatado perfectamente, y que por su humedad no se dedica a funciones museísticas, sino simplemente a sesiones de cata de vino. Todavía en esa planta encontramos la cocina, tan entrañable, en la que aparece una historia virtual, proyectada sobre un fondo evanescente, que nos transmite vida auténtica. Y luego una sala muy interactiva en la que encontramos muestras de los productos del campo, olores, texturas, sonidos… realmente la composición museística de esta “Casa del Hidalgo” hecha museo en Alcázar es algo único, inolvidable.

En la planta alta, y en torno al hueco del patio que es columnado, con galería de madera y protección de almagro, se sitúan otras salas que nos muestran elementos de la vida de un hidalgo: los trajes, los adornos, los entretenimientos (lecturas, bailes, músicas, mapas…) con un apunte respecto a la religión y las creencias, en una sala que ofrece breves pero enjundiosas las piezas que revelan la mentalidad religiosa de aquellos tiempos. Una serie de medios tecnológicos nos permiten oir, tocar, sentir los movimientos de aquellas gentes. Tiene finalmente, al salir al zaguán de acceso, una pequeña tienda con recuerdos, algo que es lógico y que todos los visitantes de museos buscan siempre.

La compañía del concejal de Turismo y Patrimonio, don Angel Parreño Lizcano, y del gerente del Patronato Municipal de Cultura, don José Fernando Muñoz, nos hicieron en todo momento comprensible y atractivo el recorrido por estas salas. El Museo abre a diario de 10:30 a 13:30 por las mañanas y de 17:00 a 20:00 por las tardes, permaneciendo cerrado los domingos por la tarde y los lunes por la mañana. El precio de la visita es de 5 Euros aunque hay descuentos para colectivos como jubilados, menores de 12 años, personas con tarjeta ciudadana, etc Para grupos, la visita ha de concertarse antes en la Oficina de Turismo de Alcázar, en el 926 552 968.

Otros Museos en Alcázar

Tiene Alcázar de San Juan otros espacios museísticos que merecen ser visitados, y con ellos completar esta oferta cultural y turística que llena un día completo en aquel lugar. Los otros espacios son, de una parte, el Museo Municipal, que se ubica en una viejo palacio hidalgo de la Calle Santo Domingo, con un escudo espléndido en lo alto del portón. En ese Museo hay sobre todo colecciones arqueológicas, singularmente una colección de mosaicos romanos espléndida- y muestras de pintura de autores alcazareños o de temas de la ciudad.

Otro Museo, también de reciente tratamiento, es el llamado “Formma” o Museo de Alfarería de la Mancha, situado en la calle San Antonio (está todo muy cerca, en el conjunto antiguo de la población, en torno a la plaza mayor solemne y grandiosa).  Guiado por un sistema de carteles muy claro, el visitante irá pasando desde la zona de “Manos creadoras” a la “De todo en barro” acabando en la parte alta visitando “En casa y en el campo”. La colección, espléndida, d elo mejor que hemos visto, y muy bien presentada, ha sido cedida por Jesús María Lizcano Tejado, y nos permite conocer los viejos modos de vida manchegos, que han pervivido hasta épocas muy recientes por la amplia base rural y la tardía industrialización de este tierra manchega.

El último lugar que ha de visitar el viajero es la Torre de don Juan de Austria, el viejo torreón (muy bien remozado) de origen almohade, que fue cabeza visible de la fortaleza sanjuanista de Alcázar. En su interior se ha instalado un Museo con elementos que rememoran la presencia en estas tierras de la Orden Militar de San Juan: las insignias y atributos de los grandes priores, más la vida de la ciudad y el entorno alcazareño durante los pasados siglos. Sus festividades y actividades lúdicas, las técnicas de guerra, y la iconografía de un tiempo ido.