Una hora más en Canarias

viernes, 2 julio 2010 0 Por Herrera Casado

Ha sido realidad, en el mes de mayo de 2010, un nuevo Reencuentro de Periodistas y Escritores de Turismo de la FEPET con las Islas Canarias, y más concretamente con la isla de Tenerife. Organizado por el Cabildo Insular, algunos Ayuntamientos, y el saber hacer de Juanjo Iglesias, nos ha permitido conocer, vivir y apreciar la isla de Tenerife, y muy en especial su costa norte. La verde, húmeda y risueña costa norte de Tenerife, uno de los espacios más asombrosos del mundo, pos sus características geográficas y humanas.

La Catedral de La Orotava, reproducida en el Parque de Pueblo Chico.

En el Puerto de la Cruz

Las jornadas han tenido su epicentro en el Puerto de la Cruz. Un lugar mínimo, el pequeño puerto natural de La Orotava, que en los últimos 100 años ha crecido hasta alcanzar un respetable tamaño, y ser el eje turístico de la costa norte tinerfeña.

A pesar de que la crisis repercute en todo, y por supuesto en la llegada de turistas a Tenerife, el ambiente en las calles era hace unas semanas de satisfactoria plétora. La temperatura, en esos ideales 23/19 grados entre los que se mueve el aire, día y noche, mes tras mes, año tras año daba a los cuerpos las ganas de salir, de pasear, de recorrer las calles, los vericuetos, los comercios, las plazuelas…

Puerto de la Cruz es el destino ideal para quien quiera empezar a conocer las Islas Canarias. A solo 20 minutos desde el avión que te deja en Los Rodeos, la llegada se hace fácil porque ahora la isla entera está surcada de autopistas. El valor del Puerto es el conseguido maridaje entre tradición y modernidad que nos muestra, de una parte, ámbitos modernos sin haber perdido un ápice el encanto de lo tradicional del pueblo, en el que sus cuestas, sus viejas casonas, sus plazas de alzadas palmeras y antiguos templos de piedra volcánica negruzca nos dan la memoria cierta de viejos siglos.

Nadie que venga al Puerto de la Cruz ha de irse sin pasar, a visitar y a disfrutar con un buen baño, el conjunto de piscinas que César Manrique ideó y fueron construidas en la misma costa rocosa frente al paseo de Colón. Hace ya 50 años que viven esas piscinas, un conjunto de paseos, islas artificiales, cursos de agua, y piscinas nutridas con el agua oceánica, bajo el sol cálido y mirando los azules diversos que en el mar y en los artificiales estanques nos impregnan las retinas del azul de la vacación y el relax .

Es este el llamado Complejo Turístico Municipal Costa Martiánez, declarado Bien de Interés Cultural, con una extensión de 48.000 m2, en el que aparte de varias piscinas y un lago hay bares, restaurantes, zonas con tumbonas, diversas esculturas móviles, jardines, e incluso el nuevo Casino de Puerto de la Cruz, se encuentra bajo las aguas del gran lago desde el año 2006. Por una pequeña cantidad, el viajero puede estarse el día entero en sus dependencias, con derecho al uso de tumbonas y duchas. Nosotros lo paseamos vestidos de calle, porque la tarde se puso algo fresca y el tiempo no daba para mucho entretenimiento, pero mi consejo es que todos cuantos puedan, vayan a este conjunto piscinero de Puerto de la Cruz. No lo olvidarán nunca.

Además de pasear las calles, visitar la plaza del Ayuntamiento, en cuyos bordes rompe el mar con violencia, y practicar el shopping en cada esquina (Canarias sigue siendo muy barata, y con una oferta incabable de cosas) hay algunos elementos que merecen la pena verse en Puerto de la Cruz. Por ejemplo, el “Loro Parque”.

Un espectacular parque zoológico activo y orientado, en el que de forma ideal la familia entera puede pasar una (o varias) jornadas, admirando elementos de la fauna mundial en espacios muy bien acondicionados. Están, de una parte, los ámbitos donde viven los orangutanes, las panteras y los loros en libertad (cubierto el enorme recinto por una malla que los deja volar pero sin escaparse). De otra el acuarium, con un pasadizo seco que nos permite movernos bajo los tiburones y las rayas y al mismo tiempo admirar especies exóticas de peces y corales, así como el pingüinario, creado en condiciones realistas (frío y oscuridad, como es lo habitual en la Antártida) donde podemos ver y fotografiar, sobre tierra y bajo el agua, a un amplio espectro de especies de pingüinos.

Quizás lo más llamativo de este Parque sean los embalses donde a diario, varias veces, y ante unas afluencias de lleno total se dan los espectáculos de delfines y, sobre todo, de orcas. Cuatro enormes cetáceos juegan y muestran sus habilidades bajo la atenta mirada y dirección de sus cuidadores. Aquí en Loro Parque se demostró, el año pasado, lo peligrosa que es esta profesión de cuidador de orcas. Una de ellas mató a uno de sus cuidadores, quizás por exceso de amor, no se sabe, el caso es que lo aplastó totalmente.

Y aún hay otro lugar mágico en este Puerto de la Cruz que no acaba de darnos sorpresas. El “Sitio Litre” es un jardín abierto a media ladera, conformando con una gran casa la propiedad que fue, desde hace dos siglos y medio, de una familia inglesa, la de Archibald Little que finalmente, hace no muchos años, se lo vendió a un tinerfeño, que ama su tierra y lo cuida con mimo. Es este, sin duda, el jardín más antiguo de la isla de Tenerife, ya que es del siglo XVIII y se compone también de una enorme mansión que durante 44 años fue un convento. Durante años se convirtió en lugar de paso y hospedaje para muchos ilustres que viajaron al Puerto de la Cruz como Alexander Von Humboldt, Charles Piazzi Smith o Agatha Christie entre muchos otros. El jardín contiene la colección más grande de orquídeas de Tenerife , lo que le da también otro nombre al lugar: El Orquidiario del Puerto de la Cruz. Un reclamo para miles de turistas que visitan la isla todos los años. También tiene el drago más antiguo y más grande de la ciudad.

Canarias monumental

Uno de los alicientes que para mis lectores puede tener el viaje a Canarias es contemplar un patrimonio que sigue vivo y es ancestral: la arquitectura de tipo colonial, pero en realidad “canaria “ por definición, porque en ninguna otra parte del mundo se encuentra igual, que todavía pervive por los pueblos de las islas.

Aunque a Canarias se va fundamentalmente a disfrutar de su clima (entre 20 y 23 la máxima, entre 16 y 19 la mínima, ¡todo el año!), de su paisaje y del dolce far niente de las vacaciones, hay quien busca apasionadamente los elementos singulares de un patrimonio que es rico porque quinientos años de historia han dado para mucho, y hoy el bagaje monumental de Tenerife es enorme, y ofrece una variedad inaudita de caminos por los que llegar a la admiración de obras, de edificios, de detalles que harían recomendable cualquier viaje, cualquier excursión por la isla.

Pongo aquí, en rápida vistazo, algunos de los que merece la pena ver, y es que se llega sin dificultad y con el complemento siempre de un viaje previo por paisajes verdes, montañas violentas y rientes viñedos. A muchos de estos elementos patrimoniales se les agregan espacios de ocio y gastronomía, que culminan idealizando la aventura.

En El Puerto de la Cruz, por empezar allí donde hemos puesto nuestro “cuartel general”, es de admirar el gran edificio de la Casa de la Aduana, construido en 1620, y que vigilaba el pequeño puerto original, con el arenal oscuro donde varaban las barcas. Hoy restaurado alberga un espacio cultural y una gran tienda de artesanías y comestibles típicos.

La ermita de San Telmo, en el céntrico paseo junto al mar, y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Peña de Francia, que es monumental y muy de ver.

De tres naves separadas por columnas de tipo toscano romano y arquería de medio punto, muestra una cubierta interior de madera constituida por artesonados mudéjares tan típicos de la arquitectura religiosa canaria. Lo más interesante son los tres grandes retablos, del siglo XVIII, policromados y algunos lienzos de las capillas laterales, llamando la atención los lienzos de Manuel de la Cruz que adornan el púlpito en la nave central.

Hay que subir luego a La Orotava, el municipio más grande y sobre todo el que alberga detalles más valientes y curiosos de toda la costa norte tinerfeña. Así por ejemplo, el viajero admirará aquí las fachadas con escudos y tallas barrocas del antiguo convento de San Agustín, que preside el recoleto jardín donde se alza un clásico kiosco de la música. Más adelante, llegará a la plaza mayor, con su enorme edificio concejil, y el recuerdo de los espectaculares dibujos que para el Corpus se pintan en sus suelos y escaleras. Finalmente, por callejuelas empinadas y estrechas, se llega a la Casa de los Balcones, que recomiendo personalmente no perderse. Es este un edificio grandioso, con su fachada orientada a poniente cuajada de puertas, ventanas, escudos y balcones de maderas talladas. En su interior aparece un patio espectacular, con galerías de madera tallada, intocables desde su construcción hace dos siglos y medio, salones y detalles geniales, en cuyo interior se muestra hoy el mejor conjunto de artesanía de todas las Islas Canarias. Una visita obligada, y más si se cuenta con la compañía y guía de su director, don Cristóbal González, que nos mostró palmo a palmo todo el conjunto. El entorno de la calle de San Francisco, en La Orotava, con sus palacios viejos, conventos y dragos, es un lugar al que obligadamente debe acudir el viajero por la costa norte.

Todavía en la capital de Tenerife, en Santa Cruz, ciudad moderna que sin embargo ha sabido mantener antiguas tradiciones, debe visitarse al menos la iglesia de la Nuestra Señora de la Concepción, la más antigua del archipiélago, pues fue fundada en el momento mismo del desembarco de los castellanos en estas lejanas tierras. La llaman “la catedral” sin serlo, y es allí donde tuvo su sede (virtual, pues nunca llegó a viajar tan lejos) el hermano del Doncel de Sigüenza, don Fernando Vázquez de Arce, primer Obispo de Canarias por nombramiento de los Reyes Católicos.

El templo es una exquisita muestra del barroco canario. De estilo toscano, destaca sobre todo su alta torre en la que se encuentra resguardada la cruz que clavó Alonso Fernández de Lugo tras desembarcar en la antigua playa cercana a la posterior iglesia. Dicha cruz se encuentra en un lateral del altar mayor de la iglesia, enmarcada en una urna de cristal en forma de cruz. En esta iglesia se encuentra la imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena de Santa Cruz de Tenerife. Además podemos ver muchas lápidas y tumbas pertenecientes a hombres con influencia en la historia de esta ciudad. Yo destacaría el gran altar barroco de la sacristía, los artesonados de estilo mudéjar de las capillas del crucero, y el gran púlpito de mármoles de colores. Junto al retablo de Santiago el Mayor se encuentra un icono de la Virgen del Perpetuo Socorro. Todo ello compone un templo cuajado de verdaderas obras de arte que a los buscadores de patrimonio y riquezas artísticas no les va a defraudar

Más arte en Tenerife

Por supuesto que hay mucho más arte en la isla tinerfeña. ¿Cómo no hablar, y recomendar la visita detenida, de La Laguna? Es esta la ciudad señera, sede de la Universidad, del Obispado y de las memorias más nobles del territorio insular. Está declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad, y sus construcciones, todas de los siglos XVI al XVIII, se ofrecen en material oscuro de la roca volcánica que constituye al cien por cien la sustancia de Tenerife. Otro día haremos un recorrido detenido por sus calles, plazas y monumentos asombrosos.

Y no deberá irse el viajero de esta isla sin dar un vistazo a las pirámides de Güimar, a los controvertidos “majanos de Chacona” en el municipio de Güimar, en la parte de su costa sureste. Una serie de pirámides aterrazadas mantienen en polémica a los defensores de su origen guanche, y de la sabiduría ancestral que las llevó a construirlas, frente a los que dicen que son simplemente montones ordenados de piedras que los agricultores en el siglo XIX fueron retirando de sus campos para poder labrarlos. Una curiosidad que alimenta la imaginación.