Los Poetas de Guadalajara cobran protagonismo

viernes, 9 mayo 2008 1 Por Herrera Casado

Recientemente ha acontecido un hecho que, no por sencillo, deja de tener una gran importancia en la vida cultural de Guadalajara. Es la aparición, de la mano de la Fundación “Su peso en miel” que dirige Teodoro Pérez Berninches, de un libro muy pequeño, muy sencillo, pero muy grande por su aportación, y muy importante por su proyección, que firma José Antonio Suárez de Puga y que se titula “Betleem”. Tiene tan sólo 30 páginas de texto, y ofrece una serie de poemas que suponen ser la segunda salida a prensa de este autor, ya veterano, y reconocido desde hace mucho como la mejor pluma que tiene Guadalajara en estos momentos, y así desde hace docenas de años. Suárez de Puga, quien aportó su primera obra en forma de libro en 1957, titulado entonces “Dimensión del Amor” surgido de una imprenta de Guadalajara como primer número de una Colección de Libros que promocionó un grupo entonces minoritario titulado “Doña Endrina”, nos ofrece ahora un segundo micro-volumen, que ojalá sea preludio de una salida definitiva, abundante y completa, de su obra.

Un nuevo libro de Suárez de Puga

Nada menos que cincuenta años han tenido que pasar desde su anterior libro a este. Aquí en Betleem, -que es la forma culta de llamar al pueblo hebreo donde nació Jesús de Nazaret- el poeta de Guadalajara nos entrega catalizada su esencia poética derramada en mil y un recitales, encuentros y noches poéticas. Ahora con el libro en la mano podemos no solamente oirle, disfrutar de la sonoridad y limpieza de su escritura, sino leer y releer esta profunda construcción poética.

En este breve libro, que tiene 16 poemas, monográficamente dedicados al nombre Belén y todo lo que ello significa (un lugar del mundo, un escenario de magia, el nombre de su hija, el sitio de nacimiento de Cristo, una luz y una esperanza) Suárez de Puga construye diversas formas de poemas, y nos deja maravillados con la pulcritud de su idioma. Hay en esta obra versos que podría haberlos firmado Lope de Vega. Parece contundente la frase, pero no se me ocurre otra para definir la impresión que me ha causado su lectura. Especialmente el último construido en forma de soneto es perfecto, y por sí solo definiría a un escritor cuyo destino está en las antologías, en los tratados y en las placas conmemorativas.

Porque escribir bien es algo que parece estar hoy de más, que no se necesita para nada útil, ni siquiera ya para aprobar los exámenes de las licenciaturas universitarias. Escribir y hablar bien, ¿para qué? Si escribiendo y hablando mal puede uno llegar a donde quiera, siempre que sepa colocar el codo en el sitio oportuno y en el momento adecuado… y aún más: escribir bien y decir cosas importantes, eso es el summus, la perfección, reservada a muy pocos.

El caso es que José Antonio Suárez de Puga, cronista de la ciudad de Guadalajara, miembro de las academias y grupos literarios que hubo en nuestra provincia, ha puesto por fin su mano sobre la cuartilla y ha reunido en un tomo pequeño sus dieciseis poemas referidos a Belén. Reflejan humanidad y denotan religiosidad sincera. Es una visión del alma y de su trascendencia, es un análisis del propio vivir y de su sentido. En torno a una figura, el Niño, o de un ambiente, el belén casero. Pero también cabe el cántico a su hija “A una niña que se llama Belén”, el canto obligado a un instante feliz, “Navidad en Pastrana”, o ese final soneto sin título que empieza así:

¿Por qué estando, Señor, tan alejado,
tú, creador de tanta criatura,
has querido bajar a la amargrua
de la muerte de todo lo creado?

Estas líneas son para dar la bienvenida a esa obra, a ese intento renacido de poner en la piel del papel las palabras medidas y hermosas de un poeta de cuerpo entero.. Y para hablar también, un poco, de ese renacer que la Poesía tiene en nuestra provincia, y que lo va a tener la semana próxima en torno a la celebración del Mapa de Poesías 2008, vivo en torno a la Feria del Libro que se celebrará del 14 al 18 de Mayo próximos.

Poetas de siempre

Nos dejó hace poco, porque se murió a su hora, Fernando Borlán, un animador del cotarro literario y cultural en la Guadalajara de fin de siglo. De él nacieron muchas ideas que dinamizaron la ciudad, como lo de poner en la calle la representación del Don Juan Tenorio, y por supuesto la de animar a los chicos y chicas jóvenes, sus alumnos del Instituto, en el camino de entender la poesía y las buenas palabras. De Borlán, que animó a nacer el grupo “El observatorio” y a caminar el MAPA de Poesía, se va a presentar el próximo miércoles 14 de mayo, a las 11 de la mañana, en la carpa de la Feria del Libro que también a esa hora inaugurará el alcalde Román, un libro póstumo. Su título “Aunque el alma se quiebre” y su enjundia, como siempre, la sincera voz de su autor analizando su alma, la del mundo, la del universo.

Y aún hay otros poetas que forman estos días noticia, y que apoyan con ellas esta sensación que se nos viene de estar renaciendo este quehacer tan humano. De una parte, Florencio Expósito Martínez ha terminado por fin su larga, su ambiciosa obra que titula «LA AURORA INDULTÓ SU VIDA» y que supone la transcripción de «Las Mil y Una Noches» en verso, captando en ella la picaresca, la sensualidad  y la belleza de la saga de Scherezade, ocupando 48.029 versos, que suman 192.110 palabras y ocupan una vez impresos 1.701 páginas. En esta obra, ingente y monumental, que posiblemente marque un Record Guinness, Expósito aporta toda su mejor vena poética, pasando a verso rimado uno de los más altos ejemplos de la literatura universal. Una tarea de muchos años que se ha visto, final y felizmente, cumplida ahora.

También va a ser pronto noticia la aparición, en tres gruesos tomos, de la poesía completa de José María Alonso Gamo, el poeta de Torija ya fallecido, pero que obtuvo a mediados del siglo pasado el Premio Nacional de Poesía. De él aparecieron, estos pasados años, dos importantes obras: el “Catulo” (traducción al castellano con un estudio profundo de la poética de este autor latino) y el “Santayana” (el análisis de la poética del escritor abulense al que los norteamericanos han considerado una de sus glorias literarias porque allí vivió la mayor parte de su vida).

El pasado año, también con motivo de la Feria del Libro, la Diputación Provincial sacó el primer tomo de la Obra Poética Completa de José Herrera Petere, lo cual supuso la sorpresa enorme de poder leer su arrebatado lirismo y su innovadora poética de corte surrealista. Ignoramos si este año saldrá el segundo tomo de esa Obra de Herrera Petere que se anunció con ánimos de continuidad.

De Ramón de Garciasol, el poeta humanense que decidió, al morir, que esparcieran sus cenizas sobre las aguas del Sorbe desde el puente del Sargal, no se ha vuelto a publicar nada recientemente. Y es sin duda otra de las grandes plumas de nuestra cantera provincial que bien merecería ser tenido en cuenta en este Renacimiento de las letras que auguramos. Siento un poco de envidia al pasearme por los textos de estos autores, tan sabios y tan medidos, tan dominadores del idioma, tan hondos de sentimientos. Porque me gustaría poder escribir como ellos, y lo veo imposible.

Y qué decir ya de aquellos otros que, ni siquiera nacidos en nuestra tierra, en ella pusieron sus ojos y se lanzaron a cantarla con la fuerza que da el amor, por las gentes, por los paisajes o por los latidos que da el día desde que amanece hasta que pone los árboles teñidos de oro en el ocaso. De aquellas palabras unidas, cosidas en un traje primoroso, que Rafael Alberti dedicó al Doncel de Sigüenza, y que empezaban así:

Volviendo en una oscura madrugada
por la vereda inerte, del otero,
vi la sombra de un joven caballero
junto al azarbe helado y reclinada.

Seremos siempre deudores y aprendices de bellas palabras, de justas perfecciones en el ritmo y en la rima. También García Nieto, y Luis Rosales, y Gloria Fuertes, y Camilo José Cela, y Victoriano Crémer, y tantos otros nos han dejado su impresión, su emoción al saber de esta tierra en que vivimos.

Y también de reciente factura es una obra nueva, que ha sorprendido a todos por su perfección técnica y su lirismo, de David Pérez Fernández. Se titula “Manual de Instrucciones” y en ella nos da, como una oración continua de desamor y unción amorosa, en un oleaje sin fin de sentimientos, una colección de 24 sonetos que se acompañan de otras tantas ilustraciones que ofrecen imágenes de la ciudad del poeta, en los lugares que él imaginó que suceden los asuntos poéticos.

Letras de Porfirio Paramio

Recintemente descubrí lo que escribe otro alcarreño de la diáspora, de esos que nacieron aquí y tuvieron que irse, en los años cincuenta y sesenta y aún más tarde, a otras partes donde ganarse la vida. Es Porfirio Paramio Roca, que nació en Durón, y al que su primo José María Alfaro, otro alcarreño [de Budia] que escribe y pinta y da forma a las rocas, le tiene puestos sus versos en la pizarra móvil de su blog cantarín. De Paramio Roca, al que nos gustaría conocer más a fondo, oimos estas coplas que dicen, bien dichas, las memorias que a él le vienen de su añorada tierra:

¡Qué paisaje y qué luz en mis recuerdos!
¡Qué momentos de gozo y qué tristeza!
El tiempo no renace, sólo acude
cuando el grito del alma desespera.

Y aquí, junto a la fuente, bajo el olmo,
donde vieron mis ojos las estrellas,
te escribo a ti, Durón, austera Alcarria,
tierra donde nací…, patria pequeña.

Pero al fin cada cual, y más después de leer esta apresurada memoria, se va a lo suyo, y el escribir versos, y ligar palabras que aporten rima, y al mismo tiempo dicha, y mejor aún propuestas vitales, se queda para los días de fiesta, para cuando estás malo, para cuando desesperas.