Cubillejo de la Sierra, todo un espectáculo

viernes, 16 agosto 2002 0 Por Herrera Casado

Cuanto más pequeños son los pueblos, más valedores necesitan. El Señorío de Molina, que fue una de las comarcas castellanas de grandiosidad probada, al menos en lo poblacional, en la riqueza agrícola y ganadera, en los blasones de sus gentes y en lo principal de sus valentías, ha quedado hoy relegado a un espacio lejano y vacío, un territorio que se aúpa a sí mismo y levanta la cabeza en su lejanía de siglos y horizontes.

Con estas palabras inicio el prólogo que he dedicado al libro que sobre Cubillejo de la Sierra se presentaba antesdeayer día 14 de agosto en esa villa del Señorío molinés, y que viene a ser todo un acontecimiento cultural en medio de las fiestas veraniegas que en estos días congregan, por aquellas latitudes, a miles de molineses que partieron un día y ahora regresan. En este libro, breve y enjundioso, en el que han puesto pluma y saberes algunos escritores de allí oriundos, o profundamente conocedores de la tierra, como son Carlos Sanz Establés, F. Javier Heredia Heredia y Juan Antonio Marco Martínez, se condensa la historia completa, y se analiza al detalle cuanto de interés existe en aquella localidad al pie de la Sierra de Caldereros.

Porque aunque a muchos pueda parecer que se trata de un lugar mínimo y en todo unido (al menos en los avatares de la historia, como hoy lo es administrativamente el municipio) a la capital del Señorío, lo cierto es que Cubillejo ofrece una serie de singularidades que conviene conocer. En ello se fijan al principio del libro, analizando los autores con detenimiento los restos arqueológicos encontrados, o las vicisitudes de sus hidalgos en la Edad Media y Moderna, para luego pasar a la descripción, con todo lujo de detalles, del templo parroquial, del torreón de los  Ponce de León, de las ermitas, palomares, fraguas y demás edificios comunitarios que dan idea del dinamismo de aquélla sociedad diminuta pero viva siempre, y aún hoy latiente.

Así expreso en dicho Prólogo lo que a mi parecer aporta esta obra en cuanto a historia y arte del lugar serrano: En medio del Señorío, en las ondulaciones suaves de la paramera que bordean por el norte la Sierra de Caldereros, está Cubillejo de la Sierra, un pequeño y dinámico lugar que ha tenido la fuerza heredada de sus propios hijos de salir a la luz con su historia analizada, y su realidad bien dispuesta. Entre unos y otros, en una labor comunitaria que han dirigido Carlos Sanz Establés y Francisco Javier Heredia Heredia, han conseguido poner en pie este libro que viene a ser la mejor expresión de que, hecha con método y rigor, todo pueblo tiene -por muy pequeño que sea- su propia historia.

Cabe todo en estas páginas armónicas: cabe el análisis de la toponimia, y de la arqueología, del patrimonio artístico y del costumbrismo. El estudio del pasado más remoto, a través de los mínimos restos de sus yacimientos celtibéricos, se hace siguiendo el rastro de arqueólogos y analistas de probada capacidad. Sigue el análisis metódico de la historia antigua, media y moderna. De la más reciente se atestigua la pérdida de la autonomía municipal, y ese vértigo final que da el caer en el vacío y ver la muerte cerca, es la espoleta que hace a sus hijos que, como del ahogado en hundimiento, se aparezca en rápido flash toda la historia del pueblo en un destello.

Hablo después de esa descripción pormenorizada y como por mano de artista hecha que supone el entendimiento casi gráfico y desde luego hondamente documental, del templo cristiano que fue durante siglos el eje de la vida, su más grande y solemne expresión arquitectónica. De esta manera: A Juan Antonio Marco Martínez, investigador de probado talento en lo que se refiere al patrimonio artístico de la provincia de Guadalajara, cabe el mérito del estudio que, como si de un trabajo de orfebrería se tratara, hace de la evolución del templo parroquial de Cubillejo. De esa iglesia que parece un edificio vulgar y sin alientos, pero que él demuestra que está cuajado de sorpresas, de valiosos detalles, de finas agujas que despiertan el sentido estético de quien mira y visita. Es un estudio monumental de un monumento (valga la redundancia) y es sobre todo un aporte paradigmático, un ejemplo en sí mismo de cómo deben hacerse estas cosas.

La nueva vida de Cubillejo de la Sierra

El mismo hecho de la presentación de este libro sobre Cubillejo de  la Sierra, ha supuesto una expresión muy clarificadora de lo que en él ocurre. Que viene a ser, además, escaparate y espejo de lo que ocurre en otros lugares del Señorío molinés, al menos en los meses de agosto de cada año. Supone que allí se encuentran todos los hijos del pueblo, con sus hijos y nietos, con sus amigos, con sus familiares, alargando y engrandeciendo la familia. Aprovechando estas fechas para inaugurar el arreglo de un pairón, la recuperación de una vieja fragua, la creación de una rondalla, o la presentación de un libro. Cosa, que como es bien sabido, no suele ocurrir mas que una vez en la historia, o al menos en la historia conocida. Y esa singularidad se dio antesdeayer, y me imagino que por todo lo grande, habiendo sentido, y muy de veras, no haber podido asistir a ese acontecimiento. Porque a estos encuentros y aperturas no me siento ajeno del todo. Y ellos los saben.

Digo así, después de otras líneas, en el Prólogo que comento, y que supone la declaración de la trascendencia que arropa a esta publicación: A mí personalmente, lo que más me ha gustado de este libro en torno al ser, al ayer, al vivir y al hoy de Cubillejo de la Sierra, es el análisis de la realidad actual, de los aconteceres inmediatos y de estos últimos años, de este cambio de Milenio en el que la localidad ha sentido un escalofrío y ha cambiado de piel: porque los oficios y las rutinas desaparecidas, no han provocado la muerte del pueblo, sino su renacimiento en otras coordenadas. La población que mengua, los papeles adoptados por residentes y veraneantes, la mejora de las comunicaciones, la redimensión de las fiestas, y este mismo libro, son evidencia de un cambio de rumbo. Los pueblos, -y Cubillejo puede ser, ahora mismo, un ejemplo nítido-, han dejado de ser espacios para la vida total de las personas, y adoptan una función en la sociedad del tercer milenio: la de lugares de reencuentro, de descanso, de afianzamiento, de amistad… veo así que esta obra va más allá de una simple historia, de una recopilación simple de anécdotas, historias y datos: viene a demostrar que el cambio de la sociedad española se produce aquí, en estos mínimos lugares de la paramera molinesa, más que en otros sitios. Un cambio de talante y de formas de vida a un tiempo. Un seguro y atractivo modo de afirmar la realidad de los seres humanos, que en definitiva son el eje de cualquier historia.

Por todo ello, creo más que sobrado este motivo para haber traído hoy a esta página la memoria de un pueblo, el de Cubillejo de la Sierra,  junto a Molina de Aragón, como ejemplo vivo y a imitar por tantos otros que están ahora madurando este nuevo talante. El aplauso, sincero y muy merecido, especialmente a los autores de la idea y de la materialidad de la obra, ya mencionados más arriba. Y en general a todos los habitantes, y originarios de Cubillejo, porque han encontrado su esencia y la han dejado bien puesta en letras de molde para que otros la sepan.