El marqués de Santillana, una vida y un tiempo

viernes, 21 septiembre 2001 0 Por Herrera Casado

 

El mayor acontecimiento cultural de este verano, relacionado con Guadalajara, ha sido la Exposición que todavía permanece abierta (lo estará hasta el domingo 30 de septiembre) en Santillana del Mar (Cantabria). Un acontecimiento cultural y artístico de primera magnitud, que no debería perderse nadie que esté medianamente interesado en la historia de nuestra tierra y sus personajes, en la cultura medieval y el arte del Renacimiento. Porque en esta muestra que lleva por título «Marqués de Santillana, 1398-1458. Los albores de la España moderna» se ofrecen de forma completa y moderna todos los aspectos que permiten entrar, de forma viva y palpitante, en el mundo de don Iñigo López de Mendoza, en el mundo polimorfo de los Mendoza, de su mayorazgo amplio, de su poder generatriz de ideas, formas y caminos.

La Exposición ha sido organizada por la Consejería de Turismo de Cantabria, y su presupuesto se ha situado en 250 millones de pesetas. Más de 2.000 metros cuadrados se abren a la contemplación de 350 piezas de arte y cultura, así como otros diversos espacios en los que la música, las proyecciones, las maquetas y los mundos virtuales ofrecen de forma completa la realidad de ese momento histórico que cabalga entre la decadente Edad Media y el incipiente Renacimiento, del que López de Mendoza es el auténtico introductor y adelantado. La exposición está dirigida por Araceli Pereda, directora de la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid, y el patrocinio ha corrido a cargo de diversas firmas comerciales, entre las que mayor aportación ha tenido es la Caja Cantabria. Entrar a la exposición cuesta 500 pesetas por persona, y el horario de visita es de 10 de la mañana a 9 de la noche, de forma ininterrumpida.

La Exposición está situada en cuatro espacios distintos, cuatro edificios que son ya de por sí auténticos monumentos de una villa inigualable y maravillosa como es Santillana del Mar. En cada uno de esos cuatro edificios se ofrecen visiones complementarias de la vida del Marqués y su época. En cada una aparecen piezas de arte, libros, maquetas espléndidas, y se proyectan de forma ininterrumpida unos «mundos virtuales» que son realmente espectaculares, y entre los que destacan el gran libro en el que se va explicando los contenidos del «Trivium» y del «Cuadrivium», o la narración y detalles de un cerco y una batalla con una muralla como telón de fondo. También es espectacular el sistema audiovisual explicativo del retablo del Marqués de Santillana. Y se recrean ambientes en forma de escenarios, como los talleres de los diversos gremios, un comedor, un mercado virtual, etc.

Estos son los lugares en que se exponen las piezas, traídas hasta Santillana desde múltiples lugares: museos e instituciones españolas, museos extranjeros, colecciones privadas, etc. En principio se inicia la visita por la Torre de Don Borja, situada en la Gran Plaza de Santillana. En ella se exponen a lo largo y alto de sus pisos, las relaciones familiares del marqués: sus padres, sus parientes, sus hijos… por eso en este lugar aparecen referencias todavía más concretas y abundantes a la tierra de Guadalajara y sus personajes. Así, vemos en una sala de la torre de Don Borja el enterramiento de doña Aldonza de Mendoza, hermanastra paterna de don Iñigo (procede del Museo Provincial de Guadalajara) y el retrato pintado por Rincón de don Pedro González de Mendoza, gran cardenal de España, rodeado de sus colaboradores y «familiares» (procede de la Sala de Comisiones del Ayuntamiento de Guadalajara). Un espacio abierto en el que lucen estas piezas con mayor efectismo y belleza que en los lugares donde habitualmente permanecen.

Sigue la exposición en las Casas del Águila y de la Parra. En ellas se expone todo lo relativo al hombre de Estado, y por ende, la visión histórica de la Península Ibérica en el siglo XV, los diversos reinos (Castilla, Aragón, Navarra, Portugal y el nazarita de Granada) más las luchas por el poder en tiempos del rey Juan II y las artes de la guerra.

En el tercer recinto, el Palacio de Caja Cantabria, se expone cuanto tiene relación con el aspecto humanista de don Iñigo. Se trata fundamentalmente de una revisión de la Literatura de la época y se ofrecen piezas numerosas y bellísimas de libros miniados, muchos de ellos pertenecientes a la gran biblioteca que formó a lo largo de su vida el marqués de Santillana, y que hoy se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. En este lugar está colocado el gran retablo de Nuestra Señora de los Ángeles, pintado por Jorge Inglés, y que ha sido cedido para la exposición por su propietario el actual duque del Infantado y marqués de Santillana, don Iñigo de Arteaga y Martín. Una pieza excepcional del arte español, que durante varios años estuvo custodiado en el Palacio del Infantado de nuestra ciudad, y en el que se muestra la imagen más conocida de don Iñigo retratado en oración ante la Virgen: un sistema audiovisual muy bien montado explica detenidamente el significado de las figuras que aparecen en este retablo, al que yo cifro como eje principal de esta muestra.

Finalmente, el recorrido por esta enorme y prolija exposición acaba en las numerosas salas del Museo Diocesano. En ellas se expone lo relativo a la época del Marqués. De una parte la economía y la sociedad, con una maqueta de un mercado medieval, y ambientes inspirados en la vida cotidiana del siglo XV. Hay alusiones al comercio, las alcabalas, los cambistas, los campesinos… y también a los viajeros por el mundo, los barcos y la Iglesia, con sus universidades, monasterios, hospitales y catedrales.

En todos estos cuatro espacios expositivos, se muestran piezas de calidad como cerámicas de Manises, arquetas mudéjares, piezas de orfebrería, cuadros (como el martirio de San Lorenzo del maestro de Budapest), esculturas (como el grupo de Santa Ana, la Virgen y el Niño de Belorado), el tesorillo judío de Viviesca, el estoque del segundo conde de Tendilla, que procede del Museo Lázaro Galdiano, y el libro Ceremonial de Pedro IV el Ceremonioso, además de muchos otros «Libros de Horas», traducciones al castellano de clásicos griegos y latinos, miniaturas, etc.

Repito que para un alcarreño que conozca su historia pretérita, que aprecie el recuerdo de sus figuras señeras y las huellas artísticas de esas pasadas épocas, la exposición sobre el Marqués de Santillana en su villa marina de Cantabria es toda una deslumbrante aparición, algo que ninguno deberíamos perdernos. Ya solo quedan 10 días para poderla contemplar, así es que va siendo momento de apresurarse. El recuerdo durará, eso es seguro, toda la vida.