Fuentenovilla, de piedra y agua

viernes, 3 agosto 2001 0 Por Herrera Casado

 

En la tarde del verano, los viajeros han llegado a Fuentenovilla, en cuya plaza está (sea la época que sea) la atracción principal del pueblo, para cuantos llegan viajeros de alcarrias. La plaza está animada, hay unos chiringuitos montados en los que numerosos jóvenes se apostan y charlan. Ellas remolonean alrededor, en viejo rito de parada. El aire pesa, la luz deslumbra, y en el centro se alza, toda grisácea y transparente, la picota. La más hermosa de la región, sorprendente, inesperada.

Geografías e historias

Fuentenovilla se encuentra prácticamente en la altura de la meseta alcarreña, aunque asentada sobre la pendiente suave de la ladera que un breve y poco profundo valle porta las aguas del regato que dará en el más caudaloso arroyo de Torrejón, poco antes de verter éste sus aguas en el Tajuña. Es tierra de Alcarria, con altos mesetarios, dedicados al cereal, y breves vellecicos con sus laderas cubiertos de monte bajo, tomillares u olivos. En el fondo de los barrancos, algunos huertos. También hay ganadería y caza menor. Se sitúa en lo que fue Camino real desde Cuenca y Huete hacia Alcalá y Madrid, por lo que en tiempos antiguos fue villa de paso y muy transitada.

Tras la reconquista de la Alcarria, quedó en poder de los reyes de Castilla. Alfonso VII la incluyó en el alfoz de Zorita pasando como ésta a poder de la Orden de Calatrava, que la poseyó y señoreó largo tiempo. En 1459, el maestre calatravo don Pedro Girón concedió a Fuentenovilla el privilegio de Villazgo, eximiéndola de la jurisdicción de Zorita, aunque quedaba bajo su mismo Fuero, y dependiendo señorialmente de la Orden. En 1538, la compró al emperador don Luís Hurtado de Mendoza, marqués de Mondéjar, quien adquirió al mismo tiempo todo el Común de Almoguera, con su Encomienda inclusa, cuando se puso en venta gran parte del patrimonio de las órdenes militares e instituciones eclesiásticas. Bajo el señorío de los marqueses de Mondéjar y Bélgida continuó viviendo hasta la abolición de estos privilegios en 1812. Su vida, actividad, economía e historia están (lo estuvieron siempre) muy unidas a las de Mondéjar.

Monumentos en piedra

Llegados a la plaza, donde todos paran, los viajeros no dejan de admirar la gran picota. O rollo, que también le llaman, el símbolo de la justicia propia, la esencia de una independencia, al menos judicial, de otras instancias más altas. Rodeada de edificios tradicionales, luce esta Plaza Mayor de Fuentenovilla en su centro el rollo o picota más vistosa de toda la Alcarria. Aunque el privilegio de villazgo le fue concedido en la mitad del siglo XV, esta picota es obra de la segunda mitad del XVI. A pesar de que la descripción es resumen concentrado de muchos asombros, el buril de la palabra se detiene mínimamente ante ella, y alcanza a decir esto: Sobre una serie de gradas de piedra, y encima de grueso pedestal, se levanta el fuste cilíndrico y estriado de la columna que remata en complicada estructura con capitel, del que arrancan cuatro grandes carátulas y cabezas leoninas, y encima especie de terracilla abalaustrada sobre la que se levanta moldurado pináculo cubierto de decoración de escamas, todo ello rematado con bella cruz de hierro.

Lo que sí puedo añadir, a la escueta referencia de este monumento, que es en cualquier caso merecedor de un viaje por sí mismo, que en un lado de esta bellísima plaza surge el edificio del Ayuntamiento, con torre metálica para el reloj. En otro lado se ve un caserón noble con escudo heráldico tallado en piedra sobre la puerta. Las armas de Anaya y Guevara hacen relieve sobre el amarillento alabastro. El costado norte de la plaza se protege por la mole arquitectónica de la iglesia parroquial, dedicada a la Virgen María. Es edificio del siglo XVI en sus finales, y no encierra nada notable artísticamente. No hace mucho se le reconstruyó la galería meridional, de nuevas y elegantes columnas.

De siempre existió en la villa, pero ahora remozada, limpia y adecuada a ser visitada desde un coche, una fuente que le da nombre. Es la llamada fuente de abajo, que aparece a unos 500 metros del casco urbano, en dirección al sur. Presenta una gran arca de piedra labrada, de buen sillar, mostrando en su frente, muy desgastadas, las figuras de una mujer de cuyos pechos brotaba el agua, escoltada de dos leones coronados. En un agradable entorno de nuevos árboles, juegos infantiles y barbacoas, la fuente de abajo merece otra visita de los viajeros, que hacen tal y como mandan los cánones: miran y disfrutan, pero no beben agua, eso no, aunque están muertos de sed, porque bien claro pone pintado someramente: No Potable. Se debe referir al agua que mana de los caños de la fuente.

En cualquier caso, una buena excusa para viajar por la Alcarria: llegar hasta Fuentenovilla, desde el Tajuña, y mirar para el alto en la plaza, para abajo en la fuente, y a todos lados mientras se circula por las calles del pueblo, que en esta época están animadas y bulliciosas.