Armas y blasones de las viejas villas
Cuando se escribe mucho, se yerra mucho. Como cuando se habla mucho. Las pruebas las tenemos a diario, y uno mismo, que escribe mucho, (un artículo a la semana, y el resumen de cuatro pueblos en un coleccionable también semanal) también se equivoca mucho. Al menos, más que quienes no escriben nunca nada. Por eso…