Machaquito, un torero de Brihuega

viernes, 25 junio 1999 2 Por Herrera Casado

 

Ha muerto en la ciudad de La Paz, capital de Bolivia, el gran torero alcarreño Rafael González Villa, que fue conocido como Machaquito, y que había nacido en Brihuega, en 1921. Su muerte, ocurrida en la ciudad americana en la que se retiró a vivir hace muchos años, ha ocurrido el 24 de marzo de este año, a los 77 de su edad. Sin duda que es esta una gran pérdida, para el pueblo de Brihuega, para los aficionados a la Fiesta Española, y para cuantos sabíamos de la gran personalidad y el arte torero de Machaquito.

Una breve semblanza de Machaquito

En un rápido vistazo a su biografía, podemos recordar cómo muy pronto se decantó su afición hacia el mundo de los toros y el toreo. En 1941, recién acabada la Guerra Civil, y con solo 20 años de edad, Machaquito debutó como novillero. Ya en 1944 alcanzó su primer gran éxito, en la plaza de toros de Bilbao, donde alternó con Rendón y Alcántara. En esa tarde cortó dos orejas y la prensa especializada tuvo comentarios favorables. De esta manera continuó cosechando triunfos por las plazas de toros de toda España: Bilbao, Santander, Barcelona, Valencia, Albacete, Pamplona etc.; alternando con figuras como Rafael Martín Vázquez y Aguado de Castro.

En agosto de 1944 debutó en la  madrileña plaza de Las Ventas, junto a Parrita y Choni. Lamentablemente,  aquella tarde fue una de las más trágicas de su vida, puesto que Machaquito recibió una gran cornada, similar a la de Manolete en 1947. Sin embargo, Machaquito tuvo más suerte, gracias al quirófano de las Ventas y a la reconocida pericia del doctor Guinea, que le operó allí mismo, salvándole la vida. Machaquito llegó a torear mano a mano con Manolete, en una fiesta taurina en la finca de Don Antonio Pérez Tabernero.

En la década de los años cuarenta todavía, el torero briocense saltó «el charco» y fuese a América, siendo en el Nuevo Continente donde alcanzó de verdad fama y reconocimiento. Toreó en plazas de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, demostrando siempre un gran valor y elegancia. En esas plazas pudo alternar con figuras como Paco Lara, Alvarez, Pelayo, Morenito de Valencia (de quien fue testigo de su muerte en la plaza de toros de Guayaquil (Ecuador)), Antonio Bienvenida, Valencia III, Curro Rodríguez y Belmonteño.

En 1949, tomó la alternativa en la antigua Plaza de Toros de Colombia de manos de Paco Lara. Como testigo estuvo Alvarez Pelayo. Durante los años 40, 50, 60 y principios de los 70, Machaquito fue cosechando triunfos continuamente y conquistando a la afición americana. En 1952 llegó a La Paz, la capital de Bolivia, donde iba a quedar a vivir permanentemente. Allí toreó en la Plaza de Toros más alta del mundo (plaza de toros Olimpic). Fueron tardes inolvidables, en las que Machaquito cortó orejas, rabos y hasta piernas, y fue paseado por las calles de La

Paz. Él siempre decía que estos triunfos los quería dedicar a su familia, a la afición taurina y muy en especial a su pueblo natal, a Brihuega de España.

Ya en 1973, Machaquito abandonó las arenas, con el tradicional corte de coleta. A partir de ese momento, en su ciudad de adopción, se dedicaría a la empresa de toros y a la numismática, alcanzando a ser  Presidente de la Sociedad Numismática de Bolivia, y convirtiéndose en un personaje muy querido y admirado en el ámbito intelectual y artístico de la capital boliviana.

Estando bastante bien de salud todavía, en marzo de este mismo año padeció un agravamiento de su bronquitis crónica, falleciendo y dejando un gran vacío en la Fiesta Brava en toda América y en todo el mundo taurino en general. Una de sus frases más conocidas y que publicó en octubre de 1988 el Diario “Presencia” de La Paz, era la que decía: El toreo para mí es un arte. La Fiesta Brava es la fiesta más bella de cuantas existen. Hay alguna gente que juzga mal a los toreros. No se puede decir que el torero no tenga sentimientos por los animales. El toro de pura casta, está hecho para la lidia.

En este rápido vistazo hacia la memoria de una de las figuras más singulares que ha dado la Alcarria en este siglo, nuestro recuerdo hoy se va para Machaquito, que pregonó con su gracia torera la tierra alcarreña más allá de nuestras fronteras, y paseó su arte único por los cosos de América, en tardes triunfales que aún hoy parecen resonar ciertas y vibrantes.