Un nuevo museo para Atienza: el de San Bartolomé

viernes, 19 julio 1996 0 Por Herrera Casado

 

El próximo jueves día 25, festividad de Santiago Apóstol, la castillera y castellana villa de Atienza va a ver reforzada su voz de pionera y abanderada del turismo provincial con la inauguración de un nuevo Museo de Arte: el ubicado en la iglesia de San Bartolomé, en la parte baja del pueblo, en un encantador escenario que parece sumido en el ancestralismo de la Edad Media. El silencio del entorno, la sencillez del paisaje, la abundante llamada al recuerdo histórico de sus puros elementos románicos, hacen que el espectador esté convencido de penetrar en un mundo excepcional, en un ámbito ajeno a su siglo.

La iglesia de San Bartolomé

Muchas veces he hablado de este templo románico de prodigiosa presencia, de belleza única. Es uno de los muchos elementos artísticos y monumentales con los que cuenta Atienza. La clarísima apuesta hecha por esta villa en el terreno de la promoción turística, ha pasado por la restauración de diversos elementos patrimoniales atencinos (desde el castillo a la ermita de Nuestra Señora del Val), promovidos desde el Ayuntamiento y la parroquia de la villa, y secundados siempre por la Diputación Provincial de Guadalajara y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Atienza, la gran ciudad medieval que en el siglo XIV alcanzó a tener 14 parroquias y 7.000 habitantes dedicados casi todos al comercio, conoció su plenitud en siglos pasados, pero hoy, tras tocar fondo, se recupera acertadamente de cara a esa promoción turística que, al menos desde las instancias reseñadas, se está apoyando claramente.

El entusiasmo de don Agustín González, párroco arcipreste de Atienza, es sin duda el motor principal. A nadie se le escapa ese dato. El ha sido quien ha promovido, en los últimos diez años, la restauración de cientos de obras de arte, y quien puso los cimientos de ese Museo de San Gil que ha sido unánimemente aplaudido por cuantos le han visitado. Es ahora don Agustín, ayudado por el Ayuntamiento, la Diputación, la Consejería de Cultura de la Junta, Ibercaja y la Universidad Complutense, quien va a ver coronados nuevos años de esfuerzo con la inauguración del Museo de San Bartolomé.

Un templo este que puede ponerse como ejemplo relevante del arte románico castellano, casi paradigmático y elocuente por sí sólo de lo que fue la potencia de la villa de Atienza, núcleo de arrieros y comerciantes en la Edad Media castellana. Rodeado de una valla alta de piedra, precedido de un pradillo con árboles que le confieren un encantador aspecto en su aislamiento, el templo fue construido en la primera mitad del siglo XIII, y en una piedra de la escalera que sube a la espadaña se lee la fecha exacta: ERA M.CCLXI (1223) y el nombre de Bohar que puede ser la firma del arquitecto o artífice que le levantara.

En su origen, este templo tuvo una sola nave, pero posteriormente se le añadió otra por el norte, comunicándose ambas a través de dos amplios arcos apuntados. Su ábside es de planta circular, y sobre él se alza la torre-espadaña, de indudable origen románico. De su imagen exterior destaca la galería porticada orientada al sur, con siete arcos de medio punto (los fustes de sus columnas pareadas fueron tallados y abalaustrados en el siglo XVI) que descansan sobre capiteles de muy leve talla vegetal, agrupándose seis de ellos para iluminar el atrio, y el séptimo, más a levante, permitiendo la entrada al mismo. Dentro ya del atrio, aparece la puerta de ingreso al templo, con dos arquivoltas semicirculares decoradas con roleos y finos entrelazos de sabor mudéjar, así como algunos capiteles decorados con figuras humanas. Es especialmente notable el hecho de que la arquivolta exterior se decore con un motivo de ochos sin fin, bastante utilizado en el románico guadalajareño: aquí vemos cómo surge de sendas figuras que con los brazos abiertos parecen originar ese entrelazado sin fin. De los capiteles de esta portada destaca uno con motivos de cestería y otro que muestra una figura humana rodeada de serpientes, en clara alusión a la asechanza del pecado en torno al hombre.

En el interior del templo de San Bartolomé merece destacarse el retablo barroco del presbiterio, que surge rematando con su colorido notable la cabecera del templo. También el gran arco triunfal románico que le precede, el retablo de la Virgen de la Merced, y la capilla barroca del Cristo de Atienza, decorada con profusión y exceso, debida al maestro Pedro de Villa Monchalián, quien la construyó en 1703. La gran verja que la cierra es obra del gran artista cifontino Pedro de Pastrana, obra también del siglo XVIII. En el centro de su barroquísimo retablo se ve el grupo gótico, magnífico, de Cristo en la Cruz abrazado por José de Arimatea, y San Juan y la Virgen María contemplando la escena. Obra del siglo XIV, se trata de un Descendimiento en conjunto iconográfico poco visto en el arte medieval español. Este Cristo es, además, el patrón de Atienza, y por lo tanto muy venerado por los atencinos desde hace siglos hasta hoy mismo. Sin duda se trata de una obra capital de la escultura gótica en la provincia de Guadalajara.

El Museo de San Bartolomé

Pues bien. El próximo jueves día 25 abrirá sus puertas de nuevo este viejo templo, no para iniciar ritos litúrgicos en su interior, sino para añadir a la oferta turística y cultural de Atienza esta joya cuajada a su vez de otras muebles obras artísticas restauradas con exquisitez y colocadas de forma que avaloran la visita.

Todo es impresionante en este nuevo Museo. Desde el retablo y el Cristo de Atienza, hasta los innumerables cuadros al óleo, esculturas renacentistas y barrocas, piezas de orfebrería del siglo XVI, ropas litúrgicas, muebles antiguos, y elementos arqueológicos, hasta lo que (para muchos) será el motivo principal de peregrinación hasta sus muros: la gran colección de Paleontología que por donación de un hijo de la villa (don Rafael Criado Puigdollers) se podrá admirar, constituyendo el mejor conjunto paleontológico (piezas de fósiles) que existe en España. En ella se contemplan más de 3.500 especies diferentes de fósiles de todas las Eras y Períodos del desarrollo del planeta. Desde la Rana pueyoi hasta peces, plantas, moluscos y un largo etcétera de seres que quedaron en el firme recuerdo de la piedra, harán la delicia de quienes gustan de ver y estudiar estas presencias de los viejos milenios.

No da esta página para cantar como merece la excelencia de este nuevo Museo de San Bartolomé. Para cuantos a partir del día 25 quieran contemplarlo, la Diputación Provincial ha editado un magnífico tríptico a todo color con explicación de su contenido y fotografías de las mejores piezas. Por otra parte, la inminente aparición de una gran guía del Arte en Atienza, en que se contendrá descripción detallada, pieza por pieza, de las que forman parte de este Museo, supondrá también un aliciente para quien lo visite. En él han puesto ilusión muchas personas. no sólo don Agustín González, su factotum, sino los miembros del grupo «Retejo» de Guadalajara, la restauradora artística María Campoamor, los alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense, los profesores América Jiménez y José María Quesada, estudiosos de ese arte que atesora, y las instituciones que se han volcado.

Un nuevo hito en el avance -siempre hace mejor- del turismo en Atienza y en Guadalajara toda. Una nueva meta para que cuantos, asiduos lectores de esta página de promesas, quieren admirar lo que de hermoso tenemos en Guadalajara, corran a Atienza a contemplar tanta maravilla. En San Bartolomé nos veremos, entre cuadros y estatuas…