Érase una vez un país… El Valle del Henares

domingo, 22 noviembre 1992 0 Por Herrera Casado

 

Nuestra ciudad de Guadalajara está siendo estos días el auténtico centro, la auténtica capital del Valle del Henares. La historia de nuestro burgo, a lo largo de siglos, como eje fundamental del desarrollo de la comarca toda, ya le da opción a ostentar por derecho propio esa capitalidad. Pero en estos días se suma otra circunstancia, y es la de ser la sede de un importantísimo acontecimiento cultural como es el «III Encuentro de Historiadores del Valle del Henares», que ha reunido en nuestra población a más de 100 investigadores españoles, dispuestos a examinar las razones, especialmente históricas, pero también geográficas y etnográficas, que hacen del Valle del Henares una auténtica unidad y que propone la posibilidad de labrar en él, con todos sus pueblos, sus recursos y sus gentes, un porvenir que sea común, ya que el pasado así lo tiene asegurado.

En el Salón de Lecturas del Centro Educacional «Príncipe Felipe» en el paseo de las Cruces, abierto a todas cuantas personas estén interesadas en estos temas, empezaron ayer a exponerse las múltiples comunicaciones, en un número superior a sesenta, que otros tantos investigadores traen en torno a la Arqueología, el Arte, la Historia y la Etnología del Valle del Henares, y de sus pueblos. Algunas son recapitulaciones de temas ya estudiados. Otras son absolutamente novedosas. En cualquier caso, durante tres días de muy denso calendario, en sesiones de mañana y tarde, se irán leyendo, proyectando diapositivas, exponiendo planos, etc, de las investigaciones más recientes acerca de temas diversos relacionados con la común historia de nuestro valle.

Hay una infinidad de razones para considerar a la cuenca del río Henares como una verdadera unidad. En Arqueología encontramos una «pétrea» razón de suficiente peso. La Vía Augusta atravesaba en los tiempos del Imperio romano nuestra comarca, subiendo desde Alcalá hacia Sigüenza, pasando por Guadalajara, por Hita, por Jadraque, por Espinosa, y creando en su torno un ámbito de cultura clásica que todavía hoy respiramos. Los hallazgos arqueológicos de esa común presencia romana, desde Complutum a Segontia, quizás sean la primera línea, el auténtico primer capítulo que fundamenta este «Encuentro» de ahora.

La historia ha sido explícita en rasgos aunados. Durante varios siglos, el río Henares sirvió de frontera de Al‑andalus en su marca Media, frente al reino castellano. Los califas cordobeses, y luego los reyes de taifas toledanos pusieron en esta frontera sus defensas en forma de castillos, que aun en mejor o peor estado los vemos desde la fortaleza de Alcalá, pasando por el alcázar de Guadalajara, hasta los castillos de Hita, de Jadraque y Sigüenza, sin olvidar la multitud de torres de defensa y vigilancia que escoltaban los pasos y vados del valle.

Y aun en historia aparecen rasgos comunes, regidos de los mismos personajes: los Mendoza serían unos, con sus posesiones a lo largo del curso del agua, en sus orillas, desde las alturas de Espinosa hasta el final del río en Mejorada. Sus fundaciones, sus patrocinios de obras de arte, de instituciones culturales, así lo prueban. La Universidad Complutense, hoy revitalizada en Alcalá, estuvo a punto de tener su sede primera en Guadalajara, ó por lo menos los duques del Infantado así lo intentaron. El Cardenal Ximénez de Cisneros, su fundador real, vivió siempre en este valle, pues desde su puesto de vicario en Sigüenza, al de arzobispo toledano fundador de la Universidad, pasando por su estancia en el monasterio franciscano de La Salceda junto a Tendilla, las aguas oscuras y susurrantes del Henares acompañaron su densa biografía.

El costumbrismo, en fin, nos muestra también que las fiestas, los decires, las canciones, los bailes y en general los modos de enfrentarse a la vida las gentes de este entorno, son absolutamente similares desde Horna a Mejorada. Y ello es lógico, pues a todas las razones apuntadas anteriormente se unen las geográficas y económicas, quizás las más fuertes. Una cuenca única, bastante cerrada en sus límites, propicia el crecimiento de una sociedad muy compacta. Ello nos lleva, finalmente, a una consideración sobre el presente y muy especialmente sobre el futuro de este valle del Henares. Y es la evidencia de una partición administrativa actual realmente absurda. El hecho de que poblaciones como Alcalá y Guadalajara, vecinas y en todo comunes, estén inscritas en dos Comunidades autónomas diferentes, es una prueba más de lo mal planteada que estuvo la partición de España, hace muy escasas fechas, en Comunidades Autónomas que solo se rigieron por las premisas previas de unas provincias ya constituidas. «Rectificar es de sabios», dice el refrán. Esperamos que un día quienes nos gobiernan se atrevan a serlo.

Hoy, y hasta el próximo domingo en que el III Encuentro de Historiadores del Valle del Henares tenga su cordial clausura con un paseo por la «Guadalajara desconocida», el valle del Henares será uno sólo, unido como nunca en la voz y el estudio de los historiadores que lo pueblan.