Artesanía provincial de Guadalajara

domingo, 11 noviembre 1984 1 Por Herrera Casado

 

Una de las más recientes realiza­ciones de la Diputación Provincial de Guadalajara, ha sido la puesta en marcha de una «Tienda ‑ Exposición de la Artesanía Provincial», que ha sido ubicada en el inicio de la Travesía de Santo Domingo, jus­tamente en la esquina con la plazue­la del Carmen, de tan entrañable sabor arriacense. En aquel punto, de tránsito alegre y denso, de tradición ciudadana antigua nuestra primera Institución provincial ha querido entregarse, y entregarnos, una muestra amplia, generosa, de lo que hoy se está haciendo, entre muchas manos por todo el territorio de Guadalaja­ra en el campo de la artesanía y las artes populares. En este otoño del 84, una nueva pica se ha puesto en lo que es continuado quehacer de la Diputación por salvar, poco a po­co, y en muchas parcelas diversas, la cultura autóctona de nuestra tie­rra.

En las dos plantas de que consta este centro, que más que tienda es gran sala de exposiciones, se puede admirar, en gran abanico de formas y colores, lo que hoy hacen nuestros artesanos. Algunas de sus muestras son ya clásicas, antiguas realizacio­nes conocidas de hace tiempo. Otros acaban de llegar, se han sumado con espíritu nuevo y emprendedor al quehacer antiguo. Sin mencionar nombres propios, pues todos son igualmente merecedores de ser co­nocidos, y la forma más directa de serlo es obteniendo la visita del pú­blico a este Centro, recordamos aquí las múltiples vías en las que la artesanía de Guadalajara se ha manifes­tado y progresa.

Quizás una de las facetas que más abundan en la exposición es la talla en madera. Tierra ésta nuestra de bosques, de antiguo fue tradicional que las gentes se ocuparan -cuan­do la tarea agrícola era mínima y el invierno silbaba por los campos- en hacer dibujos, tallas y expresio­nes personales sobre ella. Hoy se ven grupos de muebles, comedores y alacenas, arcones y escritorios, en una tradición secular pero con la técnica actual rematados. Esa talla de madera se ofrece también por los marcos de espejos, en estatuas y re­lieves tallados, en lámparas, y múl­tiples detalles. En la artesanía del mueble hay también buenos ejem­plos con cordobanes y alabastros.

Otro aspecto de la artesanía pro­vincial que tiene abultada represen­tación en la Tienda de la Diputa­ción, es la cerámica. La obra con el barro, con la arcilla, con la tierra generosa, fue siempre abundante por nuestros pueblos. Muchos ámbi­tos de Guadalajara tuvieron desde hace siglos, fama por sus tareas de alfarería y cerámica, y así desde la misma capital (en su barrio de la alcallería o cacharrerías, todavía existente) hasta lugares como Co­golludo, Anguita, Cifuentes, Lupia­na o Almonacid, tuvieron fama por su fabricación de hermosos Objetos, además útiles, de barro. El más conocido de todos fue, sin embargo, el pueblecillo serrano de Zarzuela de Jadraque, o Zarzuela de las Ollas, donde la totalidad del vecindario se dedicó, desde tiempo inmemorial, a la fabricación de cacharros y ele­mentos de barro, a los que ponían una decoración muy peculiar y úni­ca. Pues todavía como herencia de aquellas ancestrales artesanías, son hoy varios los alfares que continúan trabajando, poniendo inspiración y gracia en sus obras, si no tan útiles para la vida diaria como las que antaño se fabricaban, sí de buen gusto y muy decorativas: Pozancos, Hita, Tamajón y otros lugares, son hoy centro de esa nueva andadura de la cerámica alcarreña, que recobrará su antiguo prestigio con estos nue­vos artesanos.

También la industria de la piel ha seguido viva: algún que otro botero, y artesanos que fabrican bolsos y otros utensilios perviven la tradi­ción de trabajar la piel de los ani­males. Lo mismo que los paños y tejidos: en esto fue siempre nuestra tierra pionera. Y desde las industrias que menciona el Fuero de Bri­huega, que ya en el siglo XII tenían su sede en la capital de la Alcarria, hasta las industrias de bayetas y te­jidos de Sigüenza en el siglo XVII, o las sedas y tapices de Pastrana, en esa misma época, e incluso las más conocidas, con repercusión interna­cional, de Brihuega y Guadalajara desde el siglo XVIII, nuestra pro­vincia ocupó durante centurias una gran cantidad de artesanos y obre­ros en estas tareas de trabajar la materia vegetal. Ahora son algunos talleres los que confeccionan pren­das, de gran calidad y gusto, o al­fombras, los que mantienen este fuego secular.

Otras artesanías modernas han venido a añadirse a tan densa relación y muestra. Del mimbre y la anea, que en épocas antiguas tam­bién tuvo su cultivo, especialmente a niveles familiares, existen en la Tienda de la Diputación bellas ma­nifestaciones. Y luego son los más recientes ensayos con «papier ma­ché», o con estaño sobre arcilla, o miga de pan finamente trabajada Y coloreada, obteniendo piezas, broches y cuadros de rara perfección y gusto.

Únicamente echamos de menos algunas de las más características artesanías que hubo en nuestra tie­rra, como por ejemplo la del vidrio: las famosas fábricas de El Recuenco, La Solana y Tamajón, que produje­ron vidrios solicitados hasta en Pa­lacio, fueron desmanteladas y abandonadas hace mucho tiempo. Nadie ha vuelto a revitalizar tan hermosa tradición. Quizás lo costoso de su puesta en marcha lo impida. Y tam­bién falta en esta Exposición ancha y solemne algunas cosas que pueden considerarse como de la más genuina popularidad y surgida de las ma­nos sencillas de la gente de pueblo, como las labores de ganchillo, de bordados, etc., o las máscaras de botargas, o incluso los propios trajes regionales, que tanta aceptación tendrían para la proyección costum­brista y la progresiva costumbre de utilizarlos en las fiestas señaladas.

De todos modos, no cabe ninguna duda que esta iniciativa de la Dipu­tación Provincial, de poner al servi­cio de los artesanos de Guadalajara y por lo tanto de la provincia entera, este local céntrico, tan bien acondicionado y atendido, ha sido un acierto y un paso más que la pri­mera institución de Guadalajara ha dado en favor de su cultura y de la recuperación de sus raíces más genuinas.