Noticias de los Sotomayor en Guadalajara

sábado, 16 septiembre 1978 1 Por Herrera Casado

 

Una de las familias, de hidalgos que hubo en pasados tiempos en Guadalajara y su tierra, fue la de los Sotomayor, oriundos de Galicia, y asentados en la Alcarria, dando varias ramas ilustres, una de las cuales, la que se unió a la de los Dávalos, tuvo participación en los avatares políticos de nuestra ciudad; así como en la construcción de uno de sus más importantes monumentos: el palacio de Dávalos, en la plaza de su mismo nombre. Y queriendo añadir un dato más para la historia de esta noble casona, que fue erigida para el cobijo de una encopetada familia, y hoy ha quedado como una joya en herencia de pasadas centurias, doy a continuación la relación genealógica de la familia Sotomayor, que en Guadalajara tuvo su asiento, tomada (en hallazgo afortunado repasando viejos manuscritos en la Real Academia de la Historia) de la «Tabla genealógica de la familia Sotomayor, vecina de Guadalajara», conservada al folio 164 vuelto del volumen D‑31 de la Colección Salazar, en la Biblioteca de dicha Academia.

Comenzaré recordando los versos que el poeta Luís Zapata en su Carlos famoso (Valencia, 1566, fol.140 v.) cuando señalando todos los escudos que lucían en el friso del gran artesonado morisco del salón de linajes del Palacio del Infantado, decía así de los Sotomayor:

Las tres faxas d’escaques rexes y oro, con las vandas por medio atravessadas, y son las vandas negras condecoro ygual, en campo blanco encaminadas: Son de Sotomayor, que han mucho Moro Muerto, y hecho mil cosas señaladas, y según que se tiene dello sciencia, de Galizia es su antigua descendencia.

Este escudo, tallado en piedra, se ve hoy todavía sobre la puerta principal del palacio de los Dávalos, así como en los capiteles de su patio, y en escudetes policromados que sostienen el gran artesonado del piso alto de esta casona.

Venían los Sotomayor, efectivamente, de Galicia. Salazar recuerda y rehace la línea familiar hasta los comienzos del siglo XIV. En que aparecen don Payo Gómez de Sotomayor, casado con doña Hermesenda Núñez Maldonado, y su hijo don Suero Gómez de Sotomayor, que a su vez casó con doña Aldonza Varela. De ellos nació don Payo Gómez de Sotomayor, caballero gallego, que casó con doña Juana Terruchaón. El hijo de éstos, don Juan Páez de Sotomayor, llamado «el viejo», fue el primero que se afincó en Guadalajara, y lo hizo hacia comienzos del siglo XV. Casó con doña Catalina de Orozco, y tuvieron un hijo, también llamado Juan Páez de Sotomayor, a quien en Guadalajara le conocían por «el mozo». Aquí casó con doña Catalina de Reinoso, teniendo dos hijos que darían todavía largas series de ilustres personajes. El mayor de ellos fue don Hernán Páez de Sotomayor, contemporáneo de don Iñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana. Casado con doña Teresa Arnaldez de Loaisa, tuvieron a don Pedro Páez de Sotomayor, quien, casó con doña Catalina de la Peña, y tuvieron a su vez dos hijos: el primero de ellos fue don Antonio Páez de Sotomayor, casado con doña María Carrillo de Alarcón, que casó con Bernaldo de Mata, natural de Guadalajara. El hijo de ambos tomó los apellidos, más nobles y de superior prosapia, de la línea materna: don Pedro Ruy de Alarcón y Sotomayor caballero de Santiago y Corregidor en Zamora, quien casó con doña Isabel de Salinas, teniendo a don Pedro de Alarcón y Sotomayor, militar y Caballero de Calatrava.

El segundo hijo de don Pedro Páez de Sotomayor y doña Catalina de la Peña fue don Fernando Páez de Sotomayor, quien casó en Guadalajara con doña Inés de Proaño. Tuvieron una hija, doña Catalina de Sotomayor, quien en la primera mitad del siglo XVI casó con el licenciado don Hernando Dávalos o de Avalos, constructor del palacio que aún hoy se conserva con su nombre. El hijo de ambos, y continuador en la obra arquitectónica de sus padres, fue el licenciado don Her­nando Dávalos y Sotomayor, procurador en Cortes por el estado de hijosdalgo de Guadalajara, y cuyo es el escudo nobiliario de la portada del palacio arriacense que él acabó de construir. Fue también miembro del Consejo de Castilla, y regente de la Vicaría de Nápoles. Obtuvo los títulos de marqués de Peñaflorida y señor de Archilla, orillas del Tajuña.

Continuador en títulos y excelencia fue su hijo don Alonso Dávalos y Sotomayor, segundo señor de Archilla, y aún le siguieron el hijo de éste, don Fernando Dávalos y Sotomayor, don Francisco Domingo Dávalos y Sotomayor, caballero de Calatrava, mayordomo de don Juan de Austria, y su hija doña María Dávalos, viuda del primer marqués de Villatoya, vivía aún a fines del siglo XVII. Es, pues, en esta rama de los Dávalos y Sotomayor, bien patente la ininterrumpida línea de caballeros hijosdalgo durante cuatro siglos, desde comienzos del XIV a finales del XVII. Estas últimas noticias las he tomado también de Salazar y Castro, de su obra «Casa de Lara», tomo III, fol. 281.

Para completar esta visión genealógica de los Sotomayor en Guadalajara, es preciso volver al matrimonio de don Juan Páez de Sotomayor, «el mozo», con doña Catalina de Reinoso, cuyo segun­do hijo fue don Juan Páez de Sotomayor, y casó en Alcalá de Henares con doña Francisca de Mendoza. Su hijo fue don Gaspar Páez de Sotomayor quien casó con doña Antonia de Cartagena, dando una línea primogénita, afincada en Alcalá de Henares, y otra segundona, que termina, ya en el siglo XVII, con doña Elena de Sotomayor, monja en el convento concepcionista de San Aca­cio, en la ciudad de Guadalajara.

De tanto claro varón no podemos decir que se haya borrado totalmente el recuerdo.

Queda el dato documental de su genealogía, y aún permanece en pie el palacio que en Guadalajara construyó esta familia, emparentada con los Dávalos, dejándonoslo como muestra preclara del arte renacentista.