Salvar los Archivos

sábado, 12 febrero 1977 0 Por Herrera Casado

 

En diversas ocasiones, hemos tratado el tema de los archivos, importantes unos, minúsculos otros, que en nuestra provincia existen y atesoran la varia riqueza de nuestro pasado escrito. Relación amplia es ya hoy la de los lugares que en buenas condiciones guardan el material documental de nuestra historia: civiles unos y eclesiásticos otros, desde la sede del Archivo Histórico Provincial, en el Palacio del Infantado de Guadalajara, hasta el del Cabildo de la Catedral de Sigüenza, una rica variedad de colecciones diplomáticas en ayuntamientos, conventos e instituciones reservan todavía muchos velados secretos de nuestro pasado.

En otras ocasiones, hemos acusado, y no sin razón, el mal estado, la dificultad dé acceso, a otros archivos, ya más pequeños, aislados, pero siempre importantes, de parroquias y ayuntamientos, que mantenían sus acopiados papeles poco menos que por el suelo o desparramados sin orden en los desvencijados estantes de armarios polvorientos.

Este refresco viene a colación de una noticia que hoy podemos aportar con alegría y esperanza. En reunión pasada, y según publica el Boletín del Obispado de Sigüenza ‑ Guadalajara, correspondiente a este mes de febrero, el Consejo del Presbiterio ha aprobado las normas necesarias para llevar a cabo la operación que, bien desarrollada, puede llevar a la salvación definitiva de esta riqueza documental, de procedencia eclesiástica, que aún queda por nuestra tierra alcarreña.

Dispone la resolución dicha que, a partir de esta próxima primavera, serán trasladados al archivo central del Obispado, regido por un canónigo archivero en Sigüenza, todos los fondos documentales y bibliográficos que existan en las iglesias e instituciones religiosas, con más de cien años de antigüedad. Con el objeto de salvarlos de una probable pérdida o deterioro, y además de reunirlos en series de procedencia, clasificarlos y disponerlos para el correcto uso por investigadores y eruditos.

Esta medida acertadísima de nuestras autoridades eclesiásticas no puede por menos de alegrarnos sinceramente. Supone que tantos y tantos legajos, antiguos libros, rimeros de noticias sencillas y sin estudiar hasta ahora, que en ocasiones hemos visto abandonadas u olvidadas en los coros o las sacristías de los pueblos de Guadalajara, van a encontrar el aposento digno de su venerable antigüedad. Será el reposo para una vetustez que aún no ha dicho su palabra definitiva. Será la posibilidad de sacar a luz muchas noticias curiosas relativas a nuestros pueblos. Quizás puedan saberse nombres de autores de obras de arte hasta ahora anónimas. 0 abrir más el horizonte al conocimiento de cofradías, conventos, personajes, dinámica social, en suma, de los pequeños o grandes enclaves de esta tierra que fue eje y encrucijada de la historia hispana en los pasados siglos.

Incluso en la disposición se menciona el arreglo y acondicionamiento que ha recibido el Archivo Capitular de Sigüenza, antes en precario estado para la investigación, y donde algunos hemos tenido que aprovechar las horas de sol del verano para poder hacer investigaciones, porque ni luz ni calor había en él. El interés manifiesto que nuestro señor obispo ha manifestado siempre por los temas meramente históricos ‑ artísticos y culturales de su diócesis, ha cuajado con la comprensión y decidida ayuda del resto de las autoridades eclesiásticas, en esta realidad gozosa que ha de dar, estamos seguros, frutos magníficos en lo que debe ser permanente conocimiento de nuestro pasado; de la vida latente que los siglos ya transcurridos han tenido en esta tierra de pardas y verdes ondulaciones. No sólo los historiadores, sino toda la provincia de Guadalajara pueden sentirse feliz por esta noticia. Reciban nuestra más sincera enhorabuena sus responsables.