Es necesario salvar la arquitectura popular
Quien no haya sentido la emoción primitiva de andar por las callejas sucias, levantadas y polvorientas de los pueblos de España, rozándose con las paredes de adobe, agarrándose a las rejas, penetrando en los frescos y oscuros portalones a preguntar por el tío Pedro, y pasando a visitar su casa, anchurosa y olorosa paja y…